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Calidad Educativa y Profesionalización Docente

Antropos

El que se siente maestro ve con ojo claro el camino que ha de seguir y, además de eso, elige cuerdamente los elementos indispensables.
Doctor Juan José Arévalo Bermejo

Hasta hoy no se ha logrado entender a cabalidad que la educación es un derecho humano y debe ser la espina dorsal que guíe a nuestro país, tal y como lo indica la Constitución Política de la República, en el artículo setenta y cuatro en la que afirma “los habitantes tienen el derecho a recibir educación inicial, preprimaria, primaria y básica” destacándose la obligatoriedad del Estado para garantizar no sólo el derecho, sino también el acceso a la educación de sus habitantes sin discriminación de ningún tipo, de manera gratuita con una cobertura de calidad, pertinencia y equidad, en sus diversas modalidades y niveles educativos.

La niñez, adolescencia y juventud exigen un esfuerzo institucional por la delicadeza en la formación de los ciudadanos desde la prescolar hasta los estudios básicos. Su desarrollo físico, intelectual, espiritual, emocional requiere atención sistemática y comprometida con un ideal de vida digna. En consecuencia, es necesario priorizar la inversión en programas en los que se privilegie la cultura, el arte, el deporte, tecnologías de la información y comunicación, recreación, así como educación formal y no formal en torno a cultivar competencias, relanzando la potencialidad de la inteligencia y la creatividad. 

En el ámbito escolar de la educación preprimaria, el fin último es garantizar el legítimo derecho que cada niño o niña tienen para promover un nivel de vida digna en su desarrollo físico, mental, espiritual moral y social. Significa el cumplimiento de los derechos fundamentales como es la prevención integral de la violencia, el derecho a la nutrición adecuada y al deporte.  En cuanto a la adolescencia y la juventud se debe asegurar el dar cumplimiento a su seguridad y a una educación con calidad.

Paralelamente en cuanto a la formación de los maestros se debería de volver a las Escuelas Normales instituciones centenarias que lograron perfilar un ideal de docente orientado a la enseñanza del sector parvulario, primaria, rural y técnico, lo cual creaba las condiciones de la calidad educativa. Sin embargo, las normales desaparecieron y esperamos que vuelvan. En su lugar las autoridades educativas en su momento crearon los bachilleratos en educación y posteriormente se abrieron las puertas universitarias para que concluyan sus estudios como maestros, a nivel de la educación superior. Esta experiencia, parece ser, que no ha traído los frutos que se esperaban y ha caído este programa pedagógico, en franca decadencia. 

Obviamente no todo se “ha perdido en Dinamarca”, y existe felizmente el Programa Académico de Desarrollo Profesional Docente a través de la Escuela de Formación de Profesores de Enseñanza Media, de la Universidad de San Carlos, que apertura una oportunidad para avanzar con una mejor formación de los docentes, en donde se privilegia la calidad educativa.

Habrá que tomar en cuenta que uno de los factores más importantes a considerar, tanto en la formación inicial como en la profesionalización y la formación continua, es la consideración que el cuerpo docente es determinante y fundamental para encausar la calidad de la educación. El maestro es quien coloca en el centro del aula el currículo y quien articula la escuela con la comunidad, o sea, es la persona que incrementa las posibilidades de formar conciencia ciudadana en la niñez, adolescencia y juventud. En el fondo la profesión docente es portadora del futuro, de ahí la necesidad de incorporar a los educadores al cambio educacional, que se convierte en un elemento fundamental del consenso educativo y obliga a fortalecer la profesión docente elevando sus responsabilidades y evaluación de mérito. Además, interesa destacar el compromiso con la educación guatemalteca. 

Se debe resaltar que el nivel de la profesionalización docente, deben considerarse aspectos centrales como la preparación específica que tiene que ver con el ámbito de un conocimiento pedagógico y formación de determinadas competencias como la comunicación en lengua materna, matemáticas, ciencia y tecnología, competencias de las tecnologías digitales las que ahora ya se está avanzado con la inteligencia artificial; aprender a aprender; conciencia y expresión cultural; compromiso de actualización permanente; consideración de ciertos derechos sociales, en cuanto el docente ha de ganarse el reconocimiento social; autonomía en la acción; compromiso ético. Finalmente lograr armonizar el trabajo conjunto de los docentes, las familias y la comunidad en torno a la escuela y a las posibilidades de éxito, lo que se traduciría en formar redes de colaboradores que involucren a los padres en las tareas educativas. De ahí que sería importante trabajar en torno a programas de formación de formadores, círculos de lectura, mejoramiento del modelo de educación bilingüe intercultural, investigación y acompañamiento técnico. 

No se puede olvidar que se impone a su vez, la prioridad de realizar una profunda reforma en el nivel de la post primaria, en el marco de una gran reforma educativa nacional, que permita efectivamente a los jóvenes desarrollar las competencias básicas que faciliten superar lo qué hasta el día de hoy, está presente con el fracaso escolar.  Se debería considerar lo relacionado con el limitado número de docentes especializados en las diversas áreas de este nivel lo cual experimenta, una reducida participación del sector oficial con la oferta educativa que exigen los nuevos tiempos. Así mismo existe una escasa vinculación entre los programas universitarios de formación docente con el currículo de básico/diversificado y las necesidades del país.  Hace falta también la puesta en marcha de programas de post primaria en las áreas rurales y semi rurales.  

Desde esta perspectiva, no se puede olvidar la existencia de un problema central y de fondo, que es, el relacionado con los jóvenes graduados de post primaria debido al fracaso que tienen en las evaluaciones para ingresar a la universidad y a su vez, la opinión generalizada de los empleadores sobre la deficiente formación de competencias de los graduados. En ese sentido, se deberían de implementar acciones pedagógicas orientadas a fortalecer, entre otras, los programas universitarios de formación de profesores de enseñanza media, así como elaboración y producción de materiales educativos apropiados para este nivel educativo.

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