¡Nunca Olvidemos a Nuestros Héroes! (Tercera Parte)
La Otra Cara
Como recordaran mis lectores en la segunda parte de la serie “Nunca Olvidemos a nuestros Héroes” hice un brevísimo resumen de cómo la organización terrorista EGP fue avanzando en sus objetivos de presencia territorial basada en la planificación y objetivos emanados de la Dirección Nacional –DN-. Durante el año 1979 (trascurridos 7 años desde su ingreso al País desde territorio mexicano) realizaron una campaña de ocupaciones de diferentes poblaciones del altiplano quichelense, pues en el Ixcán región selvática en donde se instalaron inicialmente, estaba muy avanzada pues contaban con el apoyo de curas marxistas como Ricardo Falla Sánchez y sus estructuras de control de población (Comités Clandestinos Locales –CCL-).
A esta actividad el EGP le denomino “Campaña de Propaganda Armada” aunque en realidad fue una demostración de fuerza destinada a efectuar cientos de asesinatos selectivos en contra de los líderes locales que se negaban a apoyarlos. Durante el año 1980 presionados por los cubanos que exigían una respuesta exitosa proporcional a su apoyo (entrenamiento, armamento y logística), decidió la DN conformar una unidad de combate del tamaño y fuerza similar a una compañía de infantería, a la cual denominaron “19 de Enero” en honor a la fecha en que habían reingresado al país en 1972.
Esta unidad tuvo una efímera vida como tal. Transcurrieron 6 meses desde su fundación en octubre de 1980 hasta que fue desactivada en mayo de 1981. Al evaluar el resultado de sus actividades podemos concluir que su desaparición fue consecuencia de la improvisación con que fue formada pues en esa época reinaba en el EGP una borrachera de júbilo y triunfalismo que padecía la dirigencia como consecuencia del triunfo Sandinista (1979) y la muy cacaraqueada ofensiva final planificada por los terroristas salvadoreños para diciembre de 1980, que finalmente se concretó en enero de 1981 con desastrosos resultados pues el Ejército salvadoreño salió airoso (aunque sufriendo gran cantidad de bajas y pérdida de equipos).
El contexto regional había creado esa mentalidad triunfalista y la frase “Ayer Nicaragua, hoy El Salvador, mañana Guatemala” que gritaban durante los combates en contra de nuestras fuerzas, terminaron por creerla y cometieron crasos errores en planificación estratégica quemando etapas y pretendiendo dar saltos cualitativos para los que no estaban preparados.
Formar esta primera unidad que sería la base para el “Ejército Guerrillero” que según ellos enfrentaría a las unidades regulares del Ejército de Guatemala fue una concepción utópica pues obviaron a propósito (por convenir a sus interés propagandísticos) que carecían de suficientes cuadros con experiencia (oficiales y clases) y carecían de experiencia en el empleo de armas de acompañamiento (morteros, fusiles sin retroceso, ametralladoras pesadas, etc.) sin las cuales atacar posiciones fijas que contaran con preparación para la defensa los obligaría a descansar todo el esfuerzo en las armas de infantería con que contaban, que si bien es cierto podían causar estragos el resultado de los combates dependería del esfuerzo para “pegarse a los atacados”.
La euforia surgida del posible triunfo de los marxistas salvadoreños y la presión ejercida por estosa la URNG para que intentaran fijar al terreno a las unidades de Ejército guatemalteco para evitar una posible intervención o apoyo al Ejército salvadoreño durante su ofensiva final, los hacía omitir que ni la ORPA ni las FAR y mucho menos el PGT tenían la capacidad para crear unidades a nivel compañía pues solo contaban con pelotones en sus diferentes frentes guerrilleros.
Viviendo su propia parafernalia convertida en show fueron invitados delegados de los países socialistas y de la región (como si se tratara celebrar la toma del poder) y obviaron aspectos vitales para la organización de una estructura de ese tipo. En primer lugar le quitaron combatientes a los frentes guerrilleros más o menos consolidados debilitando su capacidad operativa e integraron pelotones con combatientes de diferentes etnias -con los problemas inherentes para hacerse entender- enviando a operar a las selvas del Ixcán a combatientes que jamás habían visto ríos tan caudalosos, y mucho menos iban a poder nadar para cruzarlos, y no se proporcionó a los mandos el tiempo necesario para entrenarlos conjuntamente en el terreno en donde deberían operar, ni integrarse como un equipo táctico desde su inicio, debiendo hacerlo sobre la marcha. En los viejos militantes de la DN nuevamente prevaleció la improvisación que tanto daño le había causado a los marxistas guatemaltecos desde el combate de Concuá, 20 años antes.
Además, ninguno de los mandos del EGP había conducido maniobras de una unidad de este tamaño (160 hombres, más fuerzas irregulares de sus bases de apoyo) por la sierra, mucho menos en la selva en donde desplazar una unidad de ese tamaño se hace muy difícil sin que sea detectada facilitando su neutralización. La experiencia de los egipcios como les denominaban las urracas (URNG) se resumía a hostigamientos contra patrullas militares en movimiento, sorpresivos ataques a destacamentos y emboscadas en las cuales ellos habían seleccionado el terreno, y contaban con la sorpresa a su favor.
La logística para conducir operaciones militares durante un tiempo relativamente prolongado es difícil de implementar de la noche a la mañana. Teóricamente los egipcios imaginaban una marcha triunfal en donde comunidades enteras se irían sumando a su esfuerzo de guerra, elucubrando que el Ejército permanecería pasivo y desorganizado además de desmoralizado y esperaría a que ellos llegaran a quitarle las armas necesarias para la conformación del Ejército Guerrillero.
Las unidades terroristas estaban equipadas con moderno armamento, en algunos casos con características superiores a las de nuestro Ejército pero la escasa experiencia de sus mandos, necesaria para dar un salto cualitativo que les permitiera conducir operaciones ofensivas importantes, más su logística dependiente del Frente Urbano y del corredor logístico que funcionaba desde México, les debería haber obligado a ser cautos en cuanto a los objetivos trazados y los tiempos necesarios para lograrlos. La tarea impuesta a los mandos y los pésimos resultados obtenidos fueron fruto de la improvisación y falta de capacidad de la DN.
Sin embargo en noviembre de 1980 inició su marcha la compañía, acompañada por el periodista mexicano Mario Menéndez de la revista “Por Esto” quien grabó sus primeros desplazamientos y actividades realizando a la vez entrevistas tras la salida de la unidad desde el campamento “El Yuro” ubicado al noroeste de San Gaspar Chajul. Durante algún tiempo efectuaron ejercicios tácticos y luego continuaron su marcha hacia la selva de Ixcán en donde tiempo después se reunieron con el grupo enviado a explorar la ruta convenida. El calor imperante, la acción de los zancudos, jenjenes, colmoyotes y toda clase de bichos hicieron su efecto sobre los terroristas llegados desde tierra fría, que nunca habían operado en la selva.
También las enfermedades propias de esas regiones (diarreas, malaria, etc.) y la dificultad creciente para desplazarse tácticamente integrados por la selva los obligó a maniobrar por pelotones en forma paralela pero los rumbos (azimuts) ordenados a cada uno de los pelotones se entrecruzaban en la práctica por la cerrada vegetación. La impericia demostrada los obligo adirigirse hacia los campamentos ubicados del lado mexicano que eran utilizados como retaguardia, en donde estaba ubicada la Escuela de Entrenamiento del futuro Ejército Guerrillero.
Desde la comodidad que representaba una retaguardia de esas características convertida en su centro de operaciones estuvieron enviando grupos de reconocimiento hacia los lugares en donde se encontraban los destacamentos militares; tales como Playa Grande (El Playón), Los Ángeles, Mayaland, La 20, La 15, Cuarto Pueblo, San Luis Ixcán, etc.; con la intención de levantar croquis y recabar información sobre las actividades militares y las capacidades defensivas de cada instalación para desatar una campaña de hostigamientos contra San Juan la 15, LaResurrección (3er Pueblo), Los Ángeles (24 de diciembre de ése año), San José la 20, Xacbal (26 de diciembre), Santa María Copón y San Luis Ixcán (31 de diciembre) para demostrar que el EGP poseía el control del terreno y de la población dada la dispersión de los destacamentos militares en tan extensa zona selvática y su desventaja numérica de acuerdo a su planificación ofensiva, máxime cuando los terroristas concentraban a las Fuerzas Irregulares Locales –FIL- (guerrilleros de medio tiempo que permanecían en las comunidades) para cambiar rápidamente la correlación de fuerzas y efectuar ataques masivos sobre los pequeños y aislados destacamentos.
Mientras esto sucedía, simultáneamente en otras regiones del país otros frentes guerrilleros realizaban emboscadas, hostigamientos, y tomas de poblaciones. Pero en realidad la esperanza de la DN estaba centrada en la capacidad y posibles acciones de esta unidad que llevaba el esfuerzo principal en la actividad ofensiva y ninguna operación de mayor envergadura fue realizada durante los primeros meses de 1981. Sin embargo, el 19 de enero de 1981 las FIL de la Región de Indochina del Frente Guerrillero Ernesto Guevara asestaron un golpe de suerte que impactó a la familia militar.
Informaron al Sub Comandante Lacho responsable de la Compañía 19 de Enero que habían escuchado la constante actividad de un helicóptero militar que visitaba los destacamentos cercanos a Resurrección (3er Pueblo) e inmediatamente movieron un pelotón de la compañía 19 de Enero reforzado por Fuerzas Irregulares hacia el área señalada con órdenes de montar una emboscada en los alrededores de ese destacamento, pues aún no había sido visitado por la nave. Al filo del mediodía escucharon los terroristas que la nave que estaba haciendo relevo de oficiales se acercaba haciendo su aproche (aproximación final) hacia el destacamento militar, y los equipos de fusilería y los responsables de las ametralladoras M60 de fabricación estadounidense cuando estaba a baja altura hicieron fuego de barrera desde varias posiciones. Un rocket de lanzacohetes RPG-2 impacto en la cola de la nave, sin derribarla, pero los dos pilotos fueron impactados por la lluvia de proyectiles utilizados como barrera de fuego por los terroristas.
Fallecieron los pilotos y la nave cayó sin control incendiándose inmediatamente al chocar contra el suelo. Todos los ocupantes fallecieron, siendo ellos: el Capitán Carlos Rolando González Calderón (piloto de la nave), Teniente Jorge Manuel Salazar López (copiloto), Teniente Francisco Javier Cojulum Pac, Teniente Jaime Rolando Nitsch Molina, Teniente José Ángel Pedroza Miranda, Teniente Servio Plinio Reyes Sandoval, Teniente Luis Marroquín García,Teniente Petronio Flores Nájera, y aerotécnicos José Alfonzo Arenas, y Víctor Hugo Ávila Rodríguez. Todos ellos aguerridos compañeros de armas que tenían meses de estar destacados al frente de sus unidades en la selva y murieron gloriosamente luchando por la Patria. ¡Sea este un postrer homenaje en su memoria!
Continuará….

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