La Bancarrota del Sistema Financiero Internacional: La Señal de Una Nueva Era o Síntomas del Fracaso
Sueños…
El liderazgo de Trump
La forma disruptiva en que el presidente de Yanquilandia viene manejando la política internacional tiene perplejo a todo el mundo. El no concentrarse en pocos objetivos, el plantear como una cadena el conjunto de decisiones deja sin respiro a los enemigos y peor a los amigos tradicionales del hasta ahora líder mundial de la economía y la guerra.
Su historia será la imagen de un mundo fraccionado, con liderazgos gerenciales sobre la visión política tradicional, o será el fin de un proyecto de cambio acelerado poderoso y sin rumbo.
La regulación del sistema financiero internacional
Al finalizar la segunda guerra mundial los países ganadores del conflicto se mostraron persuadidos de construir un sistema político y económico internacional regulado. Aparecieron las Naciones Unidas como el cónclave donde se negociarían colectivamente los conflictos con el fin de eliminar la guerra de la tierra y que apareciera un mundo de paz y armonía.
Al mismo tiempo, en la localidad de Bretton Woods, New Hampshire en 1948, nació un sistema de tipo de cambio fijo para evitar las guerras monetarias entre los países y generar un sistema financiero internacional que permitiera el flujo de capitales por todo el mundo, bajo el control paternal del Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. La regulación permitiría la asignación eficiente de capitales y la reducción de riesgos y malos manejos del capital financiero.
Todo sería paz y armonía a partir de estos acontecimientos.
El sistema trabajo con leves sobresaltos durante varias décadas. Hasta que se produjo la quiebra generalizada del sistema industrial en los años 80. Lo que permitió a los países industrializados pasar de la era de la industria a la era de la de la informática, las telecomunicaciones y el control genético. Al ser más competitiva la economía capitalista inició un frenético crecimiento que llevó a la quiebra a la URSS y sus aliados. Se derrumbó el socialismo en una figura tan expresiva como la caída del muro de Berlín. El sistema de mercado emergió como triunfante, y embriagado de triunfo proclamó la necesidad de reducir las funciones del gobierno, eliminar los controles del Estado en la economía y dar rienda suelta a la competencia.
¿Quién se lo iba a imaginar? Ese fue su peor error. Eliminar controles y trabas fue positivo para el aumento de la producción industrial y los servicios. La aplanadora financiera se engulló a los satélites de Rusia, abarcó toda el Asia y se olvidó de América latina.
Sin controles y con libertad de especular sin freno los capitales crecieron más rápido que la economía real, acumulando una burbuja financiera que se maneja con cifras estratosféricas. La burbuja por fin estalló, la quiebra financiera se aceleró a partir de agosto del año 2007. Aunque había mostrado sus graves consecuencias desde las crisis asiáticas de 1987, el efecto tequila y el corralito argentino.
Al entrar en crisis el sistema financiero especulador las autoridades de Estados Unidos se dieron a la tarea de encontrar un antídoto. Cada medida del gobierno de Estados Unidos, desde marzo del 2008, no hace más que agravar la crisis. El enorme déficit fiscal que acumula el gobierno de Estados Unidos echa leña en el fuego y prepara a ese país y a todo el mundo para una gran crisis social.
Algunos datos oficiales indican que el déficit bajará levemente, a 1,687 miles de millones de dólares, o el 5,2% del PIB, en el año fiscal 2027, antes de aumentar gradualmente a 2,637 miles de millones de dólares, o el 6,5% del PIB, en 2033. El déficit acumulado para 2026-2035 se estima en 21,758 mil millones de dólares.
El FMI está desesperado
Los más connotados dirigentes de la economía mundial han indicado que la coordinación económica del G-7 se volvió obsoleta y que es necesario construir un mecanismo nuevo de coordinación y gestión del sistema financiero internacional. El cual no logra aparecer nunca en el horizonte como una propuesta razonable. Trump ha decidido poner de cabeza el sistema, llevarlo a la bancarrota y que del desempleo, la inflación y el hambre emerja un nuevo mundo lleno de felicidad y productividad para todo el mundo.
La idea parece simple. Los acontecimientos disruptivos podrían ser un punto crítico para muchos países en desarrollo. Una disminución de las exportaciones, así como de las entradas de capital, provocará la caída de las inversiones. La desaceleración del crecimiento y el deterioro de las condiciones financieras, junto con la restricción monetaria, ocasionarán quiebras de empresas y, posiblemente, emergencias bancarias. Algunos países entrarán en crisis de balanza de pagos. Como suele suceder, los más pobres son los más indefensos. Es una alerta para que todos los países de la región se preparen para eventuales problemas. Tal vez no pase nada, pero es mejor crear una agenda de emergencia económica nacional y no quedarse paralizados.
¿Qué hacer en Centroamérica?
Los gobiernos, solo si tienen el respaldo de los pueblos, tienen que levantar la bandera de una reforma democrática del sistema de regulación del sistema financiero internacional. Se tiene que construir un sistema en donde todos los países tengan oportunidad de expresar sus necesidades, objetivos estratégicos y visiones de un mundo de paz, cooperación y tranquilidad.
Viene una etapa de terremotos sociales
La última semana de marzo, ha sido desastrosa, nos muestra que un viernes negro, que la prensa internacional no se atrevió a calificar, llevó a que las acciones en EE.UU. una segunda caída poderosa del año. El solo nombre aranceles ponen de cabeza a los inversionistas más poderosos del mundo. Sin confianza el índice S&P 500 cayó un -2,0%, una caída que paraliza grandes empresas, que recuerda el -2,7% del 10 de marzo[1].
El oro, el dinero eterno, subió por encima de los US$3.110 la onza. El miedo se apodera de los mercados, especialmente ante el anuncio de que la peor guerra comercial conocida empieza la primer semana de abril. Se espera que Trump inicie una oleada salvaje de aranceles que avivarán la inflación, mientras que Bloomberg y otros analistas indican que la confianza de consumidores, inversores e intelectuales se derrumba.
La principal preocupación es la caída de los gigantes de alta tecnología, que hasta hoy se exhibían como los argonautas del futuro, pero que su participación política hacen perder la fe de un mundo mejor.
Pasó la época de confianza, las pérdidas se acumulan, como nos informa en el gráfico la empresa Bloomberg

Los humanos somos, en mayoría, adversos al riesgo. Nos gusta lo fácil, tranquilo y luminoso. En entornos de incertidumbre, la gente espera que pase lo peor, como diría Greenhaus, orientándose a reducir el riesgo, lo cual provoca estancamiento.
Preocupaciones generales
- Si Trump cumple sus ofrecimientos de aranceles, provocará un alud de respuestas desde México, Canadá, Europa, China, etc.
- El impacto en México repercutirá en Centroamérica.
- La recesión de la economía mexicana elevará la línea de confrontación, justificando falsamente golpes militares al territorio de varios países de la región dejándolos ante una disyuntiva sin respuesta positiva.
- Los carteles de México, Colombia, Ecuador, etc. Buscarán refugio en países con débiles sistemas represivos.
- Debilitado internamente por la recesión, el desempleo, la inflación y un pago de deuda inmanejable, el presidente-gerente podría buscar confrontaciones más abiertas para justifica el uso generalizado de la fuerza.
- ¿Podrían cerrarse las instituciones legales de Yanquilandia, para dar paso a la autocracia?
- Hay muchas incógnitas, todos esperamos que los valores, la democracia, la estabilidad no sean sacrificadas ante el altar de la discriminación y el racismo.
[1] https://www.bloomberglinea.com/mercados/las-acciones-sufren-su-segundo-peor-dia-del-ano-el-temor-por-aranceles-afectan-la-confianza/?utm_source=piano-newsletter-la&utm_medium=email&utm_campaign=news-ruta-del-dinero&pnespid=u6duWD1XJroEivbe_zSwSo.c4wOtT4NuM_egzud49gJmabmSZBNZspmVmChQsjrJAQX6wwW8
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