OpiniónColumnas

El Homo Religiosus

Barataria

Hoy domingo alrededor del mundo se celebra la resurrección de Cristo que conmemora que Jesús venció a la muerte y con ello redimió a la raza humana de sus pecados y con ese sacrifico salvador en la cruz del calvario y la tumba vacía que significó para la cristiandad la redención eterna a todo aquel que cree en ese sacrificio perfecto y expiatorio. 

Guatemala es un país mayoritariamente cristiano cuya población profesa la fe cristiana entre protestantes evangélicos y católicos romanos vertientes estas que pretenden formar el Homo Religiosuscon valores cuyo origen divino establece de origen divino que establecen una relación correcta con Dios como prioridad y con la humanidad.  Así los mandamientos que son pilares en el cristianismo como “Amarás a Dios con todo tu corazón, con toda tu mente y con todas tus fuerzas” y “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”, establecen la forma de proceder, la forma de actuar y sobre todo la ética en la conducta que deberán tener los cristianos en todos sus actos, sea en un trabajo ordinario, como empresarios o bien como políticos y funcionarios públicos. 

Se calcula que en Guatemala el porcentaje de cristianos es muy alto con un índice de 45% de católicos romanos y 42% de protestantes evangélicos que todos los domingos van a un servicio religioso, culto o a una misa y que profesan su fe en Cristo, la serie de altos valores y por, sobre todo, públicamente manifiestan una fe que debería ir acorde a los valores de fe cristiana que profesa.  Esto debería de implicar que el actuar ético de todos los creyentes en una fe que exalta valores absolutos contra actos como mentir, robar, defraudar, engañar o corromper.  Lo que resulta sumamente penoso es que en un país en dónde mayoritariamente hay cristianos profesando su fe en las enseñanzas de Cristo es uno de los países con los índices de corrupción más altos de Latinoamérica.  

En Guatemala, el alto índice de corrupción resulta ser paradójico en relación con el alto índice de creyentes en Cristo que hay en el país. En realidad no debería ser que en un país, cuyos habitantes se decantan con la devoción a Cristo especialmente en estos días de semana santa y luego regresan a sus labores a seguir haciendo las cosas de una manera tal que, en el caso de los funcionarios y políticos en su mayoría ya han “normalizado” la corrupción.  Es tal, que la corrupción es tanto normal para la mayoría, como tolerable, de manera que al escuchar noticias sobre casos de corrupción ya no nos asombra que exista, sino el monto de lo robado; así si son 2, 5, 10 millones lo robado, no nos sorprende pero si son 17 o 20 millones nos da un poco de rabia.  De igual manera resulta con los corruptos quienes acusados de corrupción van campantes en la vida, como si no pasa nada, porque saben que el sistema judicial y el Ministerio Público no hacen casi nada por procesar, porque la persecución penal y la administración de justicia están parcializados.

Cabe preguntarnos:  ¿Qué clase de creyentes cristianos hay en Guatemala que son una cosa en el gobierno, en las cortes, en el Congreso, en las municipalidades, en las instituciones gubernamentales y en general en todos los ámbitos de la sociedad que todos los domingos van a la iglesia pero que viven sus vidas en un divorcio entre fe y práctica?  La ética cristiana debería ser tal que esté presente en todos los ámbitos de la sociedad, sin embargo esto parece ser utópico cuando se trata de la función pública puesto que no se ve por ningún lado, los actos de corrupción son tantos y tan comunes en toda la administración pública que el cristianismo no se refleja.

Así las cosas, en este tiempo en que se celebra la semana santa un buen ejercicio sobre fe y practica debería hacernos ver hasta donde podemos continuar como sociedad actuando hipócritamente gritando a los cuatro vientos que somos cristianos cuando en todos los actos de nuestra existencia la ética cristiana brilla por su ausencia. Aunque muchos digan que no se puede ser funcionario público o político sin ser cristiano esto es solo una excusa para continuar disculpando los actos de corrupción y resulta ser una verdadera vergüenza ver, por ejemplo como en el Congreso de la República invocan a Dios hasta con oraciones pero las conductas de los diputados distan mucho de ser aquellas conductas cristianas que marca la ética.  No digamos de los otros organismos del Estado, o de las Municipalidades en donde muchos Alcaldes profesan la fe evangélica pero viven saqueando las arcas municipales en beneficio propio.

Hay que entender que la fe no es solo práctica en el templo, sino que en la sociedad misma debe existir esta forma de vida capaz de cambiar el mundo, cambiar la sociedad y hacer un buen gobierno.  Pero creernos religiosos o andar invocando a Dios, cuando afirmativamente no pensamos tener una conducta ética y acorde a las enseñanzas de Cristo, nos acerca cada día más a ser un país fariseo con funcionarios fariseos que profesan la fe cristiana y sus valores pero con sus hechos niegan la eficacia de estas enseñanzas.

Area de Opinión
Libre emisión del pensamiento.

Le invitamos a leer más del autor:

Emilio Estrada

El Doctor Emilio Estrada, es abogado egresado de la Universidad de San Carlos de Guatemala, obtuvo su PhD en Sociología en la Universidad de Salamanca, España, es abogado litigante.