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¿Es Posible una Revolución Educativa?

Reflexiones

“Nos encontramos ante un punto de inflexión en nuestra manera de enseñar y aprender que solo se da una vez cada mil años. El aula tradicional sencillamente no se ajusta a nuestras necesidades cambiantes. Es en esencia un método de aprendizaje pasivo, cuando el mundo requiere procesar la información de una manera cada vez másactiva”.
Salman Khan

Revolución es un término que se utiliza en las ciencias sociales para hablar de un proceso político, económico y social que genera cambios estructurales en una sociedad. La revolución puede ser un proceso de corta, mediana o larga duración. Lo fundamental es que genera una transformación en la sociedad.

Una revolución educativa implica un cambio profundo en el sistema educativo nacional, que busca el mejoramiento continuo de la calidad educativa y la relevancia de los procesos de aprendizaje, pensando prospectivamente en la preparación de los estudiantes a mediano y largo plazo. ¿Están dadas las condiciones sociales, políticas y económicas para una revolución educativa en Guatemala? ¿Qué implica una revolución educativa y cómo se puede planificar e implementar?

Obviamente la educación en Guatemala está en crisis, suficiente es con observar los indicadores de calidad (resultado de evaluaciones de diagnóstico, resultado de la participación en las pruebas PISA, la forma de expresarse de los maestros evidencia un insuficiente acervo cultural y pedagógico, la poca fluidez en la lectura de los estudiantes de sexto grado, la poca comprensión de lectura de los graduandos) así como, el déficit de escuelas (la infame escasez de tecnología y mobiliario en el aula, la maltrecha infraestructura escolar) por mencionar algunos. Esto nos lleva a inferir, que sí están dadas las condiciones para una revolución educativa en Guatemala.

La revolución educativa significa transformar la totalidad del sistema educativo en magnitud y pertinencia, en términos más simplificados, es el cambio de paradigma que sufre el modelo de gestión educativa en sus dos grandes vertientes: a) administrativo y b) pedagógico.

El modelo de gestión educativa en el aspecto administrativo es un sistema que guía la forma en que el Ministerio de Educación planifica, organiza, dirige, controla, articula y evalúa sus procesos y procedimientos internos para alcanzar los objetivos trazados.  Es imperativo incorporar a su filosofía como fundamento para su articulación, el pensamiento complejo y la teoría general de sistemas.

El modelo de gestión educativa en el aspecto pedagógico es un sistema orientado a construir la arquitectura didáctica a través de un flujograma en el que aparecen los sujetos curriculares en sus dimensiones naturales y la articulación del proceso educativo en sus dos grandes campos: a) enseñanza y b) aprendizaje, en un ambiente de innovación metodológica continua.

Una revolución educativa implica un cambio en la forma en que se enseña y se aprende, pasando de un enfoque centrado en la transmisión de conocimientos a un enfoque centrado en el aprendizaje activo, la creación de conocimiento a partir de conocimiento previamente adquirido y la resolución de problemas relacionados a la vida diaria. Es importante la implementación de teorías como: a) inteligencias múltiples, b) tipos de aprendizaje, c) aula invertida, d) aprendizaje ubicuo, e) aprender a investigar, todas ellas de acuerdo a los intereses, necesidades y problemas de los estudiantes.

La incorporación de tecnologías de información y comunicación en el aula, así como de la inteligencia artificial, la realidad virtual y la gamificación para motivar, involucrar y facilitar la adquisición de conocimientos. Otro aspecto relevante a considerar en una revolución educativa son las habilidades blandas, relacionadas a una comunicación efectiva, inteligencia emocional, trabajo en equipo, pensamiento crítico, liderazgo, resiliencia y capacidad de adaptarse a nuevos entornos.

¿Cómo planificar e implementar una revolución educativa en el país?

Es necesario realizar una actualización de los diagnósticos elaborados sobre el sistema educativo nacional para identificar las áreas prioritarias que requieren de transformación inmediata. Se debe estructurar una prospectiva clara y objetiva de lo que se quiere lograr a corto, mediano y largo plazo con la revolución educativa.

En este contexto es fundamental la participación activa de los actores sociales, económicos y políticos que tienen responsabilidad cívica en lograr una educación de calidad para todos en Guatemala, por esa razón en una revolución educativa toman especial relevancia las políticas educativas desde su viabilidad normativa, financiera y técnica-pedagógica.

Se debe tomar en cuenta que existirán grandes desafíos en la realización de una revolución educativa. La resistencia al cambio o parálisis paradigmática de algunos de los actores sociales, económicos y políticos que se sientan de una u otra forma afectados por las mutaciones que sufrirá el sistema. Otro gran desafío será la limitación de recursos financieros, actualmente Guatemala es el país que menos invierte en educación en la región Centroamericana, con un 2.9% del PIB, si no hay aumento sustancial en la inversión, no habrá revolución educativa. Todos los estudios indican que a mayor nivel educativo mayor el ingreso, por lo tanto, invertir en educación significa una mayor movilidad social y reducir la brecha de pobreza.

Una revolución educativa implica un cambio significativo en el sistema educativo nacional, que busca mejorar la calidad de la educación para preparar a los estudiantes a un futuro jamás imaginado en los cinco milenios de civilización. La revolución educativa requiere un enfoque integral y participativo, que involucre a todos los actores y se centre en una educación para el año 2050. La educación es la base del desarrollo. Apostemos por ella.

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