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Inmerecidos Privilegios para Minorías Ancestralmente Miserables

Quod Pertinet

Las características y rasgos no excluyentes entre sí y propios de personas sumidas en la miseria, es decir de miserables, pueden ser de tipo emocional cuando albergan sentimientos tales como la desdicha y la infelicidad. También hay rasgos en los miserables con respecto a actitudes en la vida tales como la avaricia y la mezquindad. De igual forma, los miserables reflejan en sus comportamientos para con los demás esta condición cuando prueban ser malvados y perversos. Por último, ser miserable también tiene que ver con la percepción que el menesteroso tiene de sí mismo al considerarse poca cosa, indigno, de poco valor y sin importancia. Infortunadamente esta autopercepción que tienen los miserables de ellos mismos muchas veces coincide con como los demás les vemos dadas sus inocultables y ancestrales limitaciones de todo tipo para mostrar logros, avances, o algún tipo de evolución positiva.  

Adicionalmente, los miserables no sienten empatía por nada ni por nadie, siempre están quejándose, y son infelices por cuanto su actitud hacia la vida es siempre negativa, nociva, y destructiva. Así han probado ser los indígenas de Guatemala y de Colombia, de ahí que, sin importar cuántos privilegios se les concedan, que no derechos, nunca nada será suficiente para ellos. Si algo prueba lo limitados y poco capaces que saben son, así como las evidentes desventajas cognitivas que reconocen padecer, es el hecho de no indignarles ser tratados de manera “especial” y “diferente” incluso en la Constitución Política de nuestras naciones. En Guatemala, con el pretexto de “respetar y promover las formas de vida, costumbres, tradiciones y sistemas jurídicos de los pueblos indígenas”, los Artículos 66, 67, 68, 69 y 70 de la Sección Tercera de la Carta Magna se ocupan de “proteger” a sus limitaditos. En Colombia, el Artículo 246 es el que se ocupa de tales menesteres para con los menguaditos de nuestra nación.    

Claro, los siempre oportunistas, abusivos, racistas y esclavistas políticos, juristas, “académicos” y burócratas de izquierda responsables de la creación, implementación y defensa de las tales Jurisdicciones Indígenas les han metido el cuento a estos ignorantes ancestrales que es para protegerles y para garantizarles unos derechos, lo cual es mentira. Lo cierto es que esa jauría de desalmados y codiciosos zurdos creen y consideran tan tarados, tan estúpidos, tan limitados, tan incompetentes, y tan incapaces de sobrevivir, de destacarse, y de progresar por sus propios medios y en igualdad de condiciones a los indígenas, que mejor les inventan una burbujita jurídica donde no dependan de ellos mismos para nada pues morirían de hambre… Lo peor es que en su idiotez ancestral, agradecen se les trate con tanto desprecio. Los resultados de estas iniciativas zurdas saltan a la vista, ¿o acaso cuánto han progresado los mantenidos ancestrales en nuestras naciones?    

Lo único que si han logrado esas tales Jurisdicciones Indígenas en nuestras naciones, es proporcionar a nuestras insaciablemente corruptas y criminales clases política, judicial y burócrata de izquierda, una cantidad finita de ignorantes, improductivos y violentos miembros de etnias indígenas que vienen siendo fácilmente instrumentalizados para atentar contra la integridad territorial y contra la seguridad de nuestras naciones. El instinto autodestructivo de estos ancestrales no tiene nada de sabio, de respetable, ni de rescatable. Para la muestra el siguiente ejemplo.  

En Colombia el pasado día jueves 29 de mayo, se viralizó en cuestión de minutos por todas las redes sociales, un macabro video que ilustra el nivel de salvajismo ancestral que las Constituciones Políticas de Guatemala y Colombia se han asegurado de proteger y de salvaguardar a efectos se garantice que no desaparezca. Este impresionante video de violencia indígena dura tortuosos 3 minutos y medio, y muy seguramente fue grabado y orgullosamente difundido por los familiares de la víctima, todos unos degenerados ancestrales. Grave que se haya cometido semejante barbaridad, pero de extrema gravedad saber que de no haberlo grabado y difundido los mismos salvajes que lo perpetraron, de esta brutal muestra de “sabiduría ancestral” no se habría enterado nadie… ¿Cuántas más de estas salvajadas se cometen a diario sin que la civilización se entere ni pueda hacer nada para castigar a los responsables e impedir vuelva a suceder?    

En este atroz registro audiovisual, se puede apreciar como dos (2) infames adultos ancestrales de la “comunidad” Embera Chamí, comunidad que afortunadamente no supera en número los 78,000 salvajes, tras colgar del techo atada de manos a una niña indígena con 13 años de edad, proceden a darle una brutal paliza con macabramente seleccionados tallos herbáceos (troncos de caña de azúcar) en estado biche para que aguanten más por estar más duros y así poder fracturar huesos del cuerpo de la niña. Durante los 210 segundos que duró este ancestral intento de homicidio, aunque la niña indígena perdió el conocimiento en varias oportunidades debido al intenso dolor al que estaba siendo sometida, igual la feroz paliza no se detuvo hasta dejar inservibles las 10 armas disponibles y previstas para asesinarla a golpes. ¿Difícil de creer? El link de este perturbador video es el siguiente:

https://cdn.jwplayer.com/previews/7uPWXylp

Una de las mayores claridades que ha arrojado el Terrorismo de Estado del que ahora está siendo víctima Colombia, que pareciera estar próximo a padecer también Guatemala, es acerca de lo mucho que tienen en común los infames homicidas ancestrales del video, con sus más cercanos aliados y cómplices, los también inútiles, codiciosos, descastados y criminales miembros de las clases política, judicial y burócrata. El histórico y continuado proceder de los más emblemáticos y visibles representantes de este par de criminales e infinitamente codiciosas progenies es tan similar, que no es posible determinar cuál es el tonto útil del otro porque entre ellos se turnan estos roles en perfecta sincronía punible. Lo que sí está claramente determinado es quienes somos las víctimas de la coordinada criminalidad entre este par de despreciables raleas: Los ciudadanos de bien (ni criminales ni cómplices de criminales) de nuestras naciones.

Tanto los indígenas poseedores de una desconocida e inútil “sabiduría ancestral”, como los miembros de las clases política, judicial y burócrata de nuestras naciones, suelen presentarse como víctimas de todo y de todos, ellos nunca tienen la culpa de nada de lo que sucede. Su percepción de la violenta, corrupta, caótica y destructiva realidad que ellos intencionalmente crean en nuestras naciones, es responsabilidad de otros, es culpa de otros, no de ellos. Aunque quienes se victimizan parecen enfermos mentales, no lo son; Lo que padecen son trastornos y traumas emocionales muy seguramente producto de vivencias que les han probado vulnerables, al tiempo que son aquejados por problemas de autoestima y de falta de confianza en sí mismos. En la esfera de lo personal, padecer esto puede merecer respeto y solidaridad, pero cuando la victimización es una estrategia de manipulación, ahí sí cambia el asunto. 

Con el propósito de no incurrir en aseveraciones, ni en señalamientos, ni mucho menos en conclusiones propias de quienes creen tener la última palabra, apelaré al método socrático para que el lector pueda sacar sus propias conclusiones con respecto a si se cumple o no con algunas de las razones por las que estoy convencido que tanto los siempre quejosos indígenas como los siempre en lamentación miembros de las clases política, judicial y burócrata de Colombia y de Guatemala, están inmersos en el más costoso y destructivo victimismo manipulador jamás visto. 

Las interrogantes que invito al lector responder son las siguientes:

  1. ¿Es cierto, sí o no, que los indígenas que habitan en nuestras naciones hermanas y sus cómplices zurdos, muchos de ellos sin que sus tribus sean siquiera nativas de los territorios en los que se encuentran actualmente, buscan despertar lástima autoproclamándose víctimas de sucesos acaecidos hace poco más de 500 años cuando ni siquiera estaban vivos, y pretenden hacernos sentir culpa para que les “reparemos” económicamente por unos inexistentes daños causados, quienes tampoco estábamos vivos para el momento de los hechos?
  2. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones se mantienen en un constante y hasta desesperado deseo por llamar la atención, y que para lograrlo engañan y manipulan cuanto pueden?
  3. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones se presentan como los sabios más grandes, como los poseedores de las únicas verdades, y como las únicas autoridades morales expertas en los temas públicos, no obstante y a duras penas ser capaces de articular frases coherentes o de hilar de manera coherente y contundente sus argumentos? 
  4. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones unen esfuerzos, concentran recursos y abusan del poder y del erario para erigir como supuestas autoridades en una materia de su interés a militantes de sus enfermizas y delirantes causas?
  5. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones unen esfuerzos, concentran recursos y abusan del poder y del erario para adelantar campañas y estrategias de desprestigio, de difamación, de calumnia y de ataques a la honra y buen nombre de todo aquel que ose enfrentarles y ponerles en evidencia como los criminales que son?
  6. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones siempre están ofreciéndose entre si recompensas o alguna manera de pago por apoyarse los unos a los otros, tanto a manera de votos, de acompañamiento en manifestaciones públicas, de asignación de partidas presupuestales, y/o de entrega de territorio?
  7. ¿Es cierto, sí o no, que tanto los indígenas como las cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones constantemente incurren en la estrategia de afirmar algo que posteriormente cuando expuestos por mentirosos, por tramposos, por incongruentes, por falsos, y/o por equivocados en el tema, a conveniencia salen a decir que fueron mal interpretados, que los sacaron de contexto, y/o que eso no fue lo que ellos quisieron decir? 

En caso que las respuestas a cuatro o más de estas siete interrogantes sea afirmativa, ha podido corroborar el lector la esencia de victimismo manipulador que tienen en común estas minorías ancestrales constituidas por los indígenas y por sus cómplices y zurdas clases políticas, judiciales y burócratas de nuestras naciones… ¿Qué, acaso creía el lector que en el título de esta columna de opinión me refería exclusivamente a los indígenas y a sus privilegios? Ojalá no haya sido así, porque la verdad es que también me refiero a esa otra despreciable y muy parasitaria minoría conformada por los miembros de las clases políticas, judicial y burócrata de nuestras naciones. 

El comportamiento siempre deshonesto, tramposo, fraudulento, criminal, degenerado e inmoral de estos miserables, que afortunadamente han sido y son despreciable y dispensable minoría, les condena a la desdicha y a la infelicidad por la culpa que arrastrarán durante lo que les quede de vida… Esas avaricia y mezquindad que les caracterizan resultaron en que fuesen malvados y perversos con sus semejantes, y aunque pase el tiempo mientras son descubiertos, juzgados y condenados, igual cada vez que se miren al espejo se sabrán poca cosa, indignos, y de sin valor para esa inmensa mayoría de gente buena.    

Para terminar y por simple curiosidad pregunto: ¿Qué puede tener de excelso, de invaluable, y de respetable un intento de homicidio argumentado como justicia según una inexistente “sabiduría ancestral”, cuya lograda finalidad era la de causar la muerte infligiendo fracturas en el cuerpo de una inocente e indefensa niña de 13 años de edad colgada de manos, mediante el azote con los endurecidos tallos biches de una planta no originaria del continente ni conocida por los “sabios ancestrales” antes del descubrimiento de América el día 12 de octubre de 1492? Lo pregunto porque fue gracias a nuestros hermanos mayores los españoles que la caña de azúcar fue plantada por primera vez en Colombia en 1510 en Santa María La Antigua del Darién, una ahora inexistente población colombiana cuyos restos están ubicados en la costa occidental del golfo de Urabá, específicamente en el departamento de Chocó, dentro del municipio de Ungía, cerca de la frontera con Panamá.

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Francois Cavard

Soy un comprometido promotor de las libertades y de los derechos humanos de la gente de bien, con estudios profesionales en Administración de Empresas Agropecuarias, Periodismo - Comunicación Social, y Derecho.

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