Aristóteles y su concepción de la educación
Reflexiones
“Educar la mente sin educar el corazón no es educación en absoluto”.
Aristóteles
Aristóteles consideraba la educación como una herramienta esencial para el desarrollo personal y la creación de ciudadanos virtuosos. Algunas de sus frases sobre la educación resaltan la importancia de la práctica pedagógica, la formación del carácter y el aprendizaje continuo. Consideraba que la educación era el único camino para vivir una vida plena y convertirse en un ser humano satisfecho. Creía que los educadores debían poseer una clara filosofía de vida y enfatizar profundamente en lo ético y lo político. Aristóteles formuló un enfoque dualista para la educación que contiene: a) la dedicación a través de la razón y b) la educación a través del hábito.
Es importante reconocer los aportes a la educación desde la aplicación del método deductivo, en esencia, implica partir de afirmaciones o principios generales (premisas) para inferir conclusiones específicas o particulares. Aristóteles explicaba que el pensamiento condiciona la acción, la acción determina el comportamiento, el comportamiento repetido crea hábitos, los hábitos estructuran el carácter, el carácter marca el destino o sea la forma de pensar, de decir, de actuar y de sentir de la persona, siendo esto igual al individuo holístico.
Aristóteles enfatizaba la importancia de la práctica para la adquisición de virtudes y la formación de hábitos. Aprender haciendo, a través de la práctica y la reflexión, es crucial para el desarrollo integral. Consideraba la educación como un deber del Estado, ya que es esencial para el desarrollo de una sociedad justa y próspera. La educación debe estar orientada a la formación de ciudadanos virtuosos y responsables.
Para Aristóteles la educación es un proceso que facilita el aprendizaje y la adquisición de conocimientos, habilidades, valores y hábitos en un grupo humano determinado. Es un derecho humano fundamental que contribuye al desarrollo psicoemocional, social, político y económico. La educación contribuye a la formación integral de la persona, incluyendo su desarrollo cognitivo, conductual, emocional y ético. La educación promueve la igualdad de oportunidades, la cohesión social y la participación ciudadana.
Aristóteles señalaba que, la calidad de la educación reside en su capacidad para formar individuos virtuosos, capaces de vivir bien y alcanzar la eudaimonía (florecimiento humano). La educación debe fomentar tanto la formación del carácter moral como el desarrollo de habilidades prácticas, preparando a las personas para contribuir positivamente a la sociedad.
Según Aristóteles, la calidad no es algo que haces de vez en cuando, no es una actividad esporádica, sino una práctica constante (hábito), una disposición que se cultiva día a día. Aristóteles privilegia el análisis del razonamiento deductivo categórico o silogismo. El conocimiento científico se alcanza deduciendo lo particular de lo general, es decir, mediante el conocimiento de las causas.
El filósofo griego dividía la educación en dos grandes esferas: a) la educación moral y b) la educación intelectual, ambas igual de importantes. El concepto de educación podría definirse como un proceso de socialización. Al educarnos somos capaces de asimilar y aprender conocimientos. Se materializa en una serie de valores y habilidades que producen cambios tanto intelectuales como emocionales o conductuales en el individuo.
Para Aristóteles la educación era infinita, más concretamente decía: “la educación nunca termina, pues es un proceso de perfeccionamiento y por tanto ese proceso nunca termina. El ser humano no es perfecto, pero es perfectible. La educación dura tanto como dura la vida de la persona, es una educación continua”.
La educación debe ser un proceso continuo de perfeccionamiento, que abarque la formación académica, moral y física. La paideia aristotélica busca desarrollar individuos equilibrados y capaces de vivir en armonía con la sociedad. La paideia no era solo instrucción formal, sino un proceso de crecimiento y transformación que abarcaba la cultura, el arte, la filosofía, la política y la vida cívica.
El objetivo marcado para la educación era el de preparar a los jóvenes, despertando en cada uno de ellos su inteligencia, para asumir a largo plazo posiciones de liderazgo en las tareas de Estado y de la sociedad. Es decir, creía en la posibilidad de formar a “buenos ciudadanos”, “buenos gobernantes”.
Fue capaz de plantear que la educación, la genética y los hábitos son factores que influyen en la formación durante el desarrollo personal. Además de la formación moral, la educación debe proporcionar a las personas los conocimientos y habilidades prácticas necesarias para afrontar los desafíos de la vida. Esto incluye el pensamiento crítico, la resolución de problemas y la comunicación efectiva.
Para Aristóteles, el fin último de la educación es la felicidad, pero para alcanzarla es necesario aprender previamente a vivir bien; a actuar conforme a la naturaleza humana, conforme a su propio modo de ser (ético, académico, cívico). En esto consiste la virtud (areté), que garantiza la felicidad, buscando que los individuos desarrollen sus capacidades para alcanzar la excelencia en su función social.

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