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La Justicia debe ser Equilibrada

UNA GUATEMALA DIFERENTE ES POSIBLE

Vivimos tiempos en los que la confusión entre justicia y permisividad puede ser peligrosa, quienes creemos sinceramente en la justicia, entendemos que esta debe de castigar a quien comete un delito, respetando su derecho al debido proceso y a la vida, pero sin caer en excesos que terminen protegiendo mas al agresor que a la sociedad; los derechos humanos surgieron como una barrera frente a los abusos de poder, y como una garantía de dignidad para todas las personas, sin embargo en los últimos años hemos visto como algunas organizaciones, amparadas en esa bandera, terminan volcándose en la defensa ciega de quienes han cometido delitos, en muchos casos ignorando o minimizando el sufrimiento de las víctimas y el impacto en comunidades trabajadoras que viven bajo el asedio del crimen.

Esto no es una critica a los derechos humanos en sí, sino a la forma en que se interpretan y aplican en ciertos casos, los derechos humanos deben proteger primero al ciudadanos honrado, al trabajador que cumple con la ley, al joven que estudia y quiere superarse, a la madre que cuida a sus hijos en medio de la incertidumbre, al comerciante que vive con miedo por las extorsiones o a ser asesinado, no puede ser que mientras estas personas sufren, algunas voces se levantan para defender a quienes violentan su paz, su tranquilidad, sus derechos.

Una justicia sana debe ser equilibrada, castigar el delito con firmeza, pero también garantizar que nadie sea juzgado sin pruebas o condenado sin defensa, este es un principio que todos debemos de respetar, pero una cosa es exigir un juicio justo y otra muy distinta es convertir al criminal en una especie de víctima social permanente, mientras las verdaderas víctimas quedan en el olvido. Cuando se protege al criminal más allá de lo razonable, se termina desnaturalizando el sentido mismo de los derechos humanos, porque estos deben de estar al servicio de la construcción de una sociedad mas justa, no al servicio de la impunidad.

Las organizaciones que creen verdaderamente en la justicia, deberían tener como prioridad la mayoría silenciosa, esa que madruga, que trabaja, que lucha por salir adelante a pesar del miedo y la inseguridad, no se trata de pedir mano dura sin criterio, ni de justificar abusos por parte del Estado, se trata de recuperar el equilibrio moral y jurídico que permita diferenciar entre quien cumple la ley y quien la rompe, entre quien construye y quien destruye, la justicia no puede funcionar si se invierte el orden de prioridades, los derechos humanos deben proteger a todos, si, pero sin dejar de lado a quienes representan el lado  honesto de nuestra sociedad, defender al ciudadano honrado no es populismo punitivo, es una necesidad ética y democrática.

Guatemala necesita reencontrarse con una justicia verdadera, una que no confunda derechos con privilegios, ni olvide a quienes sostienen este país con esfuerzo y honestidad, es momento de reconocer que proteger a la ciudadanía trabajadora, respetuosa de la ley, no es ir en contra de los derechos humanos, sino hacerlos valer en su sentido mas profundo, si queremos construir una nación mas justa, mas segura y con oportunidades reales debemos de dejar de premiar al que viola la ley y empezar a valorar a quien la respeta, solo recuperando el equilibrio entre justicia, legalidad y dignidad podemos aspirar a un futuro en donde vivir en paz no sea un privilegio, sino un derecho para todos, el destino de Guatemala no puede seguir en manos de los que la destruyen, debe volver a estar en manos de quienes cada día la construyen con esfuerzo, integridad y esperanza.

AL RESCATE DE GUATEMALA.

GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES Y MUJERES.

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