
SEGURIDAD NACIONAL, LA ULTIMA FRONTERA CONTRA EL CRIMEN ORGANIZADO
Una Guatemala Diferente Es Posible
Mientras el Estado ha sido debilitado por la corrupción y la cooptación institucional, el crimen organizado ha fortalecido sus estructuras expandiendo sus operaciones y diversificando sus fuentes de financiamiento, hoy mas que nunca, el problema ya no se limita a los carteles tradicionales, las redes criminales son múltiples, sofisticadas y se han infiltrado profundamente en la vida política, económica e institucional del país, Guatemala se ha consolidado en el ámbito internacional, como un corredor estratégico para el trafico de drogas hacia Estados Unidos, convirtiéndose este en uno de los principales desafíos para las autoridades guatemaltecas y de otros países como México y los Estados Unidos de Norteamérica. En 2024, las autoridades incautaron 18.2 toneladas de cocaína, valorada en mas de 243 millones de dólares, esta cifra refleja tanto el crecimiento de las rutas ilegales como los esfuerzos de las fuerzas de seguridad por contener estos hechos, sin embargo, la capacidad del Estado para enfrentar esta amenaza sigue limitada por la corrupción y la debilidad institucional.
Otro fenómeno persistente es el de las maras, estructuras criminales como la MS-13 y barrio 18, siguen sembrando terror en barrios urbanos y comunidades rurales, su actividad criminal no se reduce a la extorsión, también están involucrados en el sicariato, narcomenudeo, seguridad en ruta a narcotraficantes, tráfico de armas, etc.; en 2024 la Policía Nacional Civil reportó la captura de 2,707 extorsionistas de los cuales 405 fueron detenidos en flagrancia pero, a pesar de estos esfuerzos, las estructuras siguen operando con fuerza aprovechando la falta de presencia del Estado en muchas regiones; a estas amenazas hay que sumar el contrabando y el tráfico de armas, los que han proliferado a través de redes logísticas bien organizadas ya que, sólo en 2024 se decomisaron 3,751 armas de fuego, muchas de las cuáles fueron usadas en crímenes violentos o entregadas a otras estructuras criminales; la porosidad de las fronteras, la debilidad de los controles aduaneros y la complicidad de funcionarios públicos permiten que estas operaciones criminales sigan expandiéndose.
Es importante señalar que la infiltración institucional del crimen organizado es más evidente, solamente en el año 2024 se capturaron 36 personas, entre ellas 26 policías activos, por su implicación en el tráfico de migrantes, este caso es un pequeño ejemplo de como las redes han penetrado organismos responsables de hacer cumplir la ley; no menos peligrosas son las expresiones menos visibles del crimen organizado, como el tráfico de recursos naturales, la extracción ilícita de oro, plata, jade, y el tráfico de especies silvestres, actividades que no solo dañan el medio ambiente y el patrimonio cultural, sino que también financian otras actividades ilícitas.
Ante este panorama, la Seguridad Nacional debe de convertirse en una prioridad en Guatemala, concepto que no puede verse limitado a una visión militarizada, sino debe de entenderse como la capacidad del Estado para proteger su soberanía, su institucionalidad y el bienestar de sus ciudadanos frente a amenazas internas y externas, esto implica articular esfuerzos entre políticas de seguridad pública, justicia penal, inteligencia estratégica y cooperación internacional, por lo que entre los objetivos de una política de Seguridad Nacional debieran estar:
1.-Desarticular las redes del narcotráfico;
2.- Confrontar el fenómeno criminal de las maras;
3.- Combatir el delito cibernético, que está afectando empresas, bancos y ciudadanos;
4.- Perseguir todas las expresiones del crimen organizado, incluyendo las más sofisticadas y silenciosas;
5.- Fortalecer el estado de derecho y a las instituciones responsables de la justicia.
La Seguridad Nacional, no es un concepto lejano o teórico, es la base sobre la cual se construye el desarrollo porque sin seguridad no hay estabilidad, sin estabilidad no hay inversión y sin inversión no hay empleo ni bienestar; la captura del Estado solo puede revertirse con instituciones fuertes, justicia imparcial y una ciudadanía consciente y activa, en definitiva, la Seguridad Nacional no es un lujo ni una opción, es una condición indispensable para el futuro de Guatemala, y es hoy, más que nunca, cuando debemos asumirla como una responsabilidad colectiva urgente.
AL RESCATE DE GUATEMALA.
GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES Y MUJERES.

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