La nuestra de hoy es una sociedad vista por muchos como eminentemente escéptica. Y, sin embargo, siempre, por eso mismo, emocionalmente muy vulnerable en sus estados anímicos a la inseguridad y a la duda angustiosa.

Posts published by “Armando De La Torre”
Nacido en Nueva York, de padres cubanos, el 9 de julio de 1926. Unidos en matrimonio en la misma ciudad con Marta Buonafina Aguilar, el 11 de marzo de 1967, con la cual tuvo dos hijos, Virginia e Ignacio.
Hizo su escuela primaria y secundaria en La Habana, en el Colegio de los Hermanos De La Salle.
Estudió tres años en la Escuela de Periodismo, simultáneamente con los estudios de Derecho en la Universidad de La Habana.
Ingresó en la Compañía de Jesús e hizo los estudios de Lenguas Clásicas, Filosofía y Teología propios de esa Institución, en diversos centros y universidades europeas (Comillas, España; Frankfurt, Alemania; Saint Martin d´Ablois, Francia).
Hoy, ya no es Napoleón sino los dueños de las tecnologías digitales los emperadores de nuestras mentes y de nuestros logros.
Un programa político ejemplar con el cual me identifico al cien por ciento.
Ya nos llegó de nuevo, algo mucho peor que los monopolios ya conocidos por su perfil despótico tales como los de Twitter y Facebook.
Con tanta incertidumbre en nuestro derredor, a todos se nos hace cuesta arriba anticipar, planear y hasta protegernos.
La homosexualidad no fue problema alguno para las sociedades paganas, incluidos aquellos tiempos que le fueron contemporáneos a Jesús de Nazaret.
El mundo tal como se nos ofrece a la vista hoy, parece progresivamente enderezado a querer borrar las para mí inevitables diferencias genéticas entre hombres y mujeres, lo cual me resulta una deformación axiológica del todo incomprensible.
Las próximas elecciones presidenciales en los Estados Unidos de América el próximo tres de noviembre, se han convertido en un evento de tanta trascendencia mundial.
El anterior fin de semana nuestra imperfecta humanidad de meros sobrevivientes sufrió la pérdida de dos bellos ángeles en Guatemala: la de doña Isabel Gutiérrez de Bosch y la de doña Bertha de Permuth.
Nos resulta muy lamentablemente una experiencia cotidiana, tanto en la vida social como en la política: el embuste en cuanto arma muy efectiva en las contiendas políticas entre los éticamente iletrados, que hoy sospecho constituyen una mayoría callejera.
Fue por tal razón que la decisión de unos años atrás del presidente Serrano en reconocer por motivos supuestamente “prácticos” la independencia de Belice la consideré, y así lo mantengo hoy, un error descomunal de juicio.
Lo impensable parece darse en estos momentos en los Estados Unidos: un asalto de las masas frontal y violento contra el imperio universal de la ley.
Ojalá lo entendiéramos de una vez por todas: la libertad reside en poder escoger.
“Democracia” denotaba según sus raíces helénicas “gobierno por la mayoría”. “República”, en cambio, era la manera romana de entender un sistema de gobierno equilibrado entre pesos y contrapesos del poder. En lo personal, prefiero por eso una “república” a una “democracia”, porque esta última puede sucumbir y así ha pasado muchas veces por el arte embustero de los demagogos.
Fue el genio analítico de nadie menos que José Ortega y Gasset quien nos obsequió a todos el descubrimiento de este nuevo fenómeno sociológico que él dio en llamar “La rebelión de las masas”, allá a principios de la década de los treinta del siglo pasado.
El tal fenómeno Trump, pues, también ha servido para identificar y subrayar por contraste la decadencia moral de las élites intelectuales del Occidente.