Ni Bartlett, ni Pio, ni Josefina ni José Ramón su hijo habrán dañado su popularidad. Un porcentaje encerrará tanta aprobación o mensaje como se indique. Pero ese resultado no nos entrega lo importante del objetivo. ¿cuál es?
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Nada parece funcionar en Guatemala, cuando de obras de desarrollo se trate y es por demás que se proyectan “mega obras” porque al parecer los tentáculos de la corrupción están a la orden de día y la avidez para robar los dineros públicos cobran las formas jurídicas más inusitadas.
Después de la ley de vacunas, las deudas multimillonarias que nos han dejado, tanta ley sobre ley que en vez de ordenar y facilitar la vida ciudadana la han venido a complicar, nos damos cuenta de que ser Diputado debiera ser una noble profesión digna de gente que realmente sepa para qué existe el Congreso.
Al perder el pueblo el sentimiento del nacionalismo también se ha ido perdiendo la verdad, los principios, los valores, la confianza y la responsabilidad de los políticos y de los funcionarios públicos.
Para arreglar la Nación debe ser con un nuevo gobierno que trabaje sin el apoyo de parásitos de la política y desde el inicio se deben cambiar a los funcionarios, empleados públicos y sindicatos estatales que de nada han servido.
Reflexionar que la gordura de don Santa, nos debiera de ofender por ostentosa y la felicidad inocente de los niños lastimar… frente a la triste realidad de un país que no los cuida.
Con el tiempo será más eficaz usar inteligencia artificial en lugar de invertir en diputados en Guatemala.
Calculemos una hipotética cifra modestísima, pero excesivamente modestísima, de corrupción: 5% del presupuesto general del Estado o 5,300 millones. Guatemala podría tener, entonces, por ejemplo, en el final del próximo año, 500 nuevos millonarios, cada uno de los cuales, poseería, en promedio, 11 millones de quetzales.
Eliot Engel prestó su nombre para que otros hicieran un listado que después sería conocido como la “Lista Engel”. En este listado, de la mayor ignominia.
Se sabe que casi todos los políticos son capaces de hacer cualquier cosa para alcanzar o retener el poder. Nadie espera de ellos una actitud diferente. Sus escrúpulos no tienen límite alguno y los matices son muy sutiles como para intentar separar las escasas excepciones a la regla.
A principios de este mes el Ministerio de Finanzas remitió al Congreso de la República la propuesta de presupuesto para el año 2022 por Q103,992,500,000. Lo dejo en números para que aprecie la voracidad de éste, como de cualquier otro gobierno, para esquilmar a la población productiva, como siempre.
Se está muriendo el sentimiento del nacionalismo y el orgullo de ser guatemalteco.
En estos días en que el tema del abastecimiento a la red hospitalaria no sólo por Covid sino por muchos otros males se hizo más visible, también saltó a la luz una serie de datos sobre insumos que la población considera un abuso.
La voracidad de los gobernantes, el deseo de enriquecerse del poder público para “ya no trabajar más” ha hecho que poco a poco se hayan creado redes de corrupción al más alto nivel.