Los que detestan a las empresas alcanzaron su meta
Esta ya no será jamás la sede de esos crápulas explotadores e individualistas. Aquí sólo reinará la decadencia y la mediocridad mientras los indigentes se multiplican. Después de todo, la pobreza no radica en la escasez de bienes, sino en la mirada miope de académicos e intelectuales, pero también en la cruel actitud de una clase política miserable.
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