La normalidad anormal
El evangelio relata que, tras su resurrección, Jesús se presentó ante María Magdalena. Cuando ella le reconoce y seguramente corrió a él, Jesucristo le detuvo diciendo: “No me toques”, esa frase hoy resuena y aunque en su momento se refería a un proceso de santidad ahora se usa en un fenómeno de sanidad.
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