OpiniónColumnas

¿Puede Guatemala Tocar Fondo? La tormenta Perfecta que se Avecina 

Una Guatemala Diferente Es Posible

Guatemala atraviesa uno de los momentos mas complejos de su vida democrática desde la firma de la paz, la confrontación político ideológica, la falta estructural de empleo, la creciente penetración del crimen organizado en el Estado y la ausencia de decisiones firmes por parte del liderazgo nacional han colocado al país en una situación de profunda incertidumbre, no hablamos únicamente de temas abstractos o debates parlamentarios estériles; hablamos del impacto directo en la vida diaria de millones de guatemaltecos que ya sienten que la cuerda está por reventarse.

Vivimos un tiempo en que la política dejo de ser un espacio de deliberación y se convirtió en un campo de batalla personal, los líderes políticos no solo se atacan, sino que se desnudan mutuamente, revelando con sus propios señalamientos la degradación institucional que ellos mismos han permitido y, en algunos casos, construido. La confrontación entre bancadas, la parálisis legislativa y la incapacidad de construir acuerdos mínimos para sacar adelante políticas públicas urgentes están llevando al país hacia una espiral de desgobierno suave, pero constante, cada conflicto, cada bloqueo, cada acusación deja a la población más cansada, más frustrada y sola.

A esta crisis política se suma un fenómeno aun más peligroso, la consolidación del crimen organizado como actor de poder real, lainfiltración no es nueva, pero hoy se exhibe con mayor descaro, estructuras criminales vinculadas al narcotráfico, a la corrupción aduanera, a la extorsión y a redes político-económicas ilícitas han encontrado en la debilidad estatal un terreno perfecto para expandir su influencia, no se limitan a actuar desde las sombras, participan, financian, presionan, negocian y deciden, y lo hacen porque saben que un Estado dividido es un Estado útil para sus intereses.

Mientras esto ocurre, la situación económica presiona aun mas a la gente, el endeudamiento público particularmente profundizado en este gobierno, esta llegando a niveles que comprometen las finanzas futuras sin reflejarse en mejoras visibles para la población, la deuda crece, pero la infraestructura sigue deteriorada, la salud pública continúa colapsando, la educación no avanza y la inversión productiva se frena, es el peor de los escenarios para un país.

Lo que si es real y cada día mas visible, es la acumulación de tensiones sociales que, de no ser atendidas, pueden desembocar en grandes desordenes sociales, el aumento del costo de la vida, la falta de oportunidades, la frustración con los servicios públicos y el hartazgo con la clase política están gestando una mezcla inflamable, la gente puede aguantar mucho, pero no aguanta para siempre y cuando la población percibe que la institucionalidad no responde, que el sistema está cooptado y que la corrupción se normaliza, el descontento puede transformarse en protesta, la protesta en conflicto y el conflicto en violencia.

Estamos pues, ante la posibilidad de una tormenta perfecta, no porque el país esté destinado a colapsar, sino porque los factores que históricamente hemos ignorado, crimen organizado, corrupción, desigualdad, polarización y falta de liderazgo, finalmente están convergiendo, Guatemala si puede tocar fondo si no se produce un cambio profundo en la forma de gobernar y en la responsabilidad que asumen quienes tienen en sus manos la conducción del Estado.

El momento exige liderazgo, no protagonismo, exige decisiones valientes, no discursos huecos, exige que la política vuelva a pensar en la gente y no en el cálculo partidario y exige, sobre todo, reconocer que la democracia no se sostiene sola, necesita instituciones fuertes, necesita justicia independiente, necesita seguridad confiable y necesita un Estado que no se arrodille ante el crimen organizado.

No es tarde, pero cada día que pasa sin decisiones firmes, sin consensos básicos y sin claridad de rumbo, el país se acerca un poco más al borde del precipicio, tal vez no veamos un colapso inmediato, pero sí el deterioro acelerado de la cohesión social, el aumento de la violencia y la normalización del caos, y cuando el caos se normaliza, es cuando un país realmente toca fondo.

AL RESCATE DE GUATEMALA.

GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES Y MUJERES.

Area de Opinión
Libre emisión del pensamiento.

Le invitamos a leer más del autor:


Descubre más desde El Siglo

Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.

Descubre más desde El Siglo

Suscríbete ahora para seguir leyendo y obtener acceso al archivo completo.

Seguir leyendo