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La inseguridad campea, gracias semilla

Del Escritorio del General

Entre temblores y sicarios, la ciudadanía guatemalteca vive en permanente zozobra ante la falta de acción de un gobierno que, para muchos, se muestra irresoluto. Resulta alarmante escuchar los comentarios de los ciudadanos sobre la inseguridad y la inestabilidad que enfrentamos día a día: ataques a diputados, suspensión de proyectos estratégicos como el petrolero que podría beneficiar al país, motines en los presidios y un sinfín de hechos que enlutan a las familias guatemaltecas.

La función principal del Presidente de la República es proteger a la población, garantizar la gobernabilidad y promover el desarrollo económico mediante infraestructura productiva. Sin embargo, lo que recibimos son promesas vacías, discursos interminables y una ausencia preocupante de resultados concretos. Un período presidencial de cuatro años —ya de por sí breve— debería aprovecharse con agilidad y eficacia para atender prioridades nacionales: seguridad ciudadana, infraestructura y fortalecimiento de la economía.

En vez de ello, acudimos a Estados Unidos para que reconstruya nuestros puertos y permita la viabilidad comercial, mientras la red vial —carreteras, autopistas, puentes— permanece atrapada entre trámites, corrupción y desorden financiero. Esta parálisis condena a nuestro país, hermoso y vasto, a vivir con un déficit estructural que golpea los pilares esenciales: comercio, productividad, educación y salud.

A lo largo de nuestra historia reciente, demasiados líderes nefastos han llegado al poder con un único objetivo: enriquecerse. Han despreciado al pueblo, creyendo que este no se da cuenta. Pero la población cada vez está más consciente de las mentiras reiteradas y del abandono en que la dejan.

Por ello, es hora de que los guatemaltecos seamos mucho más exigentes al escoger a quienes aspiren a la Presidencia. Las redes sociales y los medios inflan figuras políticas sin considerar su origen, trayectoria o visión de país. La propaganda —comprada con millones de quetzales— manipula a un electorado que muchas veces, por falta de información, cae en ese vaivén.

Entramos en un momento crucial de reflexión: ¿a quién vamos a confiar el futuro de Guatemala en las próximas elecciones? Nuestra historia electoral reciente demuestra que hemos pasado de un mal gobierno a otro peor, acumulando errores que nos colocan al borde de un récord indeseable. Y lo más preocupante es que hoy las elecciones de cortes y otras instancias para el próximo año ya están siendo manipuladas para garantizar más control político.

Debemos volcar nuestra atención hacia personas con verdadera trayectoria, que hayan demostrado con acciones —y no solo palabras— su compromiso con el país. Es imprescindible respaldar a líderes capaces y con visión, aunque no dispongan de los millonarios recursos que otros utilizan para comprar voluntades.

La decisión final es ciudadana. Todos los que pensamos en el futuro de nuestros hijos, nietos y bisnietos tenemos el deber de poner un alto al descaro político que vivimos. No basta con indignarse: hay que participar en política para tomar las decisiones correctas en beneficio de nuestras familias y de la nación.

Adelante, con espíritu de vencedores.

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Francisco Bermudez Amado

General de División ex Ministro de la Defensa, Analista político.

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