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Cómo la tecnología ha cambiado los trabajos más tradicionales en Guatemala

En los últimos años, el cambio tecnológico no solo ha transformado la industria y las comunicaciones: también ha modificado la forma en que se trabaja en los oficios más tradicionales. En las últimas dos décadas, Internet se ha convertido en una herramienta presente en todos los sectores, desde la agricultura hasta el trabajo sexual. Y lo que antes dependía exclusivamente de la destreza manual o la presencia física, hoy combina pantallas, plataformas y algoritmos.

Según datos de la Superintendencia de Telecomunicaciones (SIT), el país superó los 13 millones de usuarios de Internet en 2024, lo que equivale a más del 70 % de la población.

Sin ir más lejos, en nuestro país esta transformación es visible. Agricultores que utilizan aplicaciones móviles para conocer el precio del maíz antes de venderlo, o artesanos que ofrecen sus productos en Facebook Marketplace o WhatsApp Business. También, pequeños comerciantes que usan billeteras electrónicas para recibir pagos sin efectivo o escorts que promocionan sus servicios en plataformas como SimpleEscort Guatemala. Sin duda, el mundo laboral se mueve ahora en línea, incluso en oficios donde antes era impensable.

Internet, el nuevo mercado laboral global

Con Internet, se eliminan fronteras y se modifica la idea tradicional del empleo. En la actualidad, una persona en Quetzaltenango puede ofrecer sus servicios de diseño a una empresa en Nicaragua o trabajar en remoto para una startup en Ciudad de México. Este fenómeno, conocido como economía digital o trabajo en red, ha generado tanto oportunidades como precarización.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que cerca del 25 % de los trabajadores latinoamericanos realizan alguna actividad económica digital, ya sea formal o informal.

En Guatemala, esto incluye desde repartidores en aplicaciones de delivery hasta community managers o programadores freelance. Pero lo cierto es que Internet, aunque abrió un mercado global, también multiplicó la competencia y la necesidad de adaptación constante.

El trabajo más antiguo del mundo, también digital

La influencia tecnológica llega incluso al oficio más antiguo del mundo, es decir, el trabajo sexual. Las redes sociales, las webs de contenido por suscripción y las plataformas de anuncios clasificados adultos han transformado la manera en que muchas personas ejercen esta profesión. Porque, en lugar de depender exclusivamente del contacto físico, ahora pueden combinar el trabajo presencial junto a servicios o contenidos eróticos en línea.

Este cambio se sitúa durante la pandemia, cuando muchas trabajadoras sexuales en Latinoamérica recurrieron a medios digitales para sostener sus ingresos, ya que ejercer en la calle era muy difícil. En ese contexto, Simple Escort se convirtió en un referente en el país, conectado a trabajadoras y clientes en un entorno seguro y consolidando un nuevo modelo dentro del sector. Concretamente, esta nueva herramienta ilustra cómo la tecnología puede profesionalizar y transparentar un sector históricamente marginado, ofreciendo un espacio de promoción más controlado frente a los canales tradicionales.

En definitiva, el trabajo también se vuelve virtual

La revolución digital no eliminó los oficios antiguos: los transformó. La esencia del trabajo sigue siendo la misma: ofrecer valor, tiempo y creatividad. La única diferencia es que cambió el escenario.

Sin embargo, esta transformación no llegó de manera equitativa. En Guatemala, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) estima que más del 40 % de la población rural carece de acceso estable a Internet, lo que deja fuera de la economía digital a miles de trabajadores en comunidades agrícolas, talleres o servicios básicos. Lo que demuestra que la alfabetización tecnológica es tan importante como saber leer o escribir, y adaptarse al nuevo entorno digital, se ha convertido en una condición para no quedar al margen. Por lo tanto, la tecnología representa tanto una oportunidad como un espejo de desigualdad. Sin embargo, en la era de los algoritmos, Internet no inventó nuevos oficios: redefinió todos los que ya existían, siendo un claro referente SimpleEscort.


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