Diálogo, tolerancia y consenso, una necesidad

Una Guatemala Diferente es Posible

Construir nuestra democracia, aunque débil, ha costado años de sacrificios para todos los guatemaltecos; el país atraviesa una situación muy complicada en lo económico, en lo social, pero sobre sobre todo en lo político, ya que  no hemos podido ponernos de acuerdo, políticamente hablando, en la búsqueda de un proyecto de país que genere mejores condiciones de vida y oportunidades para una gran mayoría de la población; los distintos gobiernos que hemos tenido han trabajado en la coyuntura del día a día y muchos de ellos han sido sobrepasados por la corrupción, la ineficiencia y la ineficacia gubernamental, actividades que en muchos de los casos están directamente relacionadas con presidentes sin claridad ni rumbo político, para llevar al país a puerto seguro, además de ser nocivos.

Por lo que, el gran objetivo de quien resulte electo como Presidente de la República, debería ser reconstruir la economía para los grandes sectores de la población que han sido afectados de una manera inimaginable, así como, garantizar la seguridad pública, para que los ciudadanos puedan trabajar y vivir en paz; de aquí la demanda y la importancia para que los diversos sectores de la sociedad propongan soluciones estables y de largo plazo para desarrollar el país,  si logramos  superar esta crisis política, los guatemaltecos debemos de trabajar para  forjar una alianza y lograr superar los problemas de tipo económico, y social que no nos dejan avanzar como país.

De allí la importancia  de mantener un diálogo abierto en una época tan cambiante, hoy los cambios se producen de manera rápida y profunda en  nuestra sociedad,  cambios que generan tensiones, lo que obliga a  potenciar el diálogo para articular de forma democrática las múltiples demandas  existentes, por lo que, este mecanismo de la democracia  para evitar que las tensiones que generan esos repentinos cambios tengan como resultado la exclusión, la fragmentación y la violencia; el diálogo se debe  constituir en una práctica útil y necesaria para la convivencia democrática con el fin  de encontrar puntos de acuerdo básicos entre el consenso y disenso de actores políticos.

De igual forma, la tolerancia se presenta como un componente fundamental de la política, ya que esta contribuye a encontrar soluciones a los conflictos a través del dialogo y es, mediante este, que se  generan los espacios en los cuales se construyen los acuerdos políticos, por lo que  la ausencia de diálogo y de tolerancia  entraña un problema de indiferencia y de  falta de conocimiento de la realidad del país y de respeto a las opiniones diversas, superar estas actitudes es un desafío que tiene que ver fundamentalmente con el mantenimiento y el fortalecimiento de la democracia.

Como dicen Laura Baca Olamendi, el monólogo y la indiferencia son prácticas que se contraponen al diálogo y a la tolerancia en democracia y, desgraciadamente, éstas se han convertido en una actitud recurrente entre algunos políticos especialmente en campaña, y funcionarios de gobierno, y es, precisamente este tipo de comportamiento, la base de la cual se nutre la intolerancia, así, mientras que el tolerante reconoce el derecho de quienes mantienen  puntos de vista diferentes a los suyos, el intolerante representa la voluntad autoritaria que no reconoce otro interlocutor que no sea él mismo o el que él designe, el tolerante es representativo de la democracia mientras que el intolerante lo es del autoritarismo.

Hay cultura política cuando las relaciones entre gobernantes y gobernados, organizaciones y Estado están sustentadas en valores como la igualdad política, la libertad, la participación, el pluralismo, la legalidad, la tolerancia,  y, por supuesto, el diálogo; estos conceptos fortalecen la cultura política democrática y permiten, entre otras cosas, consolidar el ejercicio del diálogo como forma de hacer política.(Norberto Bobbio).

GUATEMALA NECESITA DE SUS MEJORES HOMBRES.

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