La coraza de la indiferencia hay que desterrarla de nuestro abecedario de sentimientos.
Posts published by “Víctor Corcoba Herrero”
Escritor Español
La apuesta por otro tipo de sociedad más equitativa debe regularse por el derecho, la justicia, la razón, los tratados internacionales, y jamás por la fuerza, la arrogancia, o las inútiles contiendas, tampoco por el miedo o el engaño.
La hazaña de rescate del planeta demanda del esfuerzo colectivo, de la responsabilidad de cada ciudadano.
Nadie puede, en su caminar por la vida, disgregarse del oleaje de esta crisis de ánimo que nos está dejando sin verbo para poder soñar y, además, sin nervio para poder resistir.
Nos hemos distanciado de lo auténtico. Se nos llena la boca de propósitos y no pasamos de la hipocresía, de avivar el bien común y no hacemos nada por los demás, de cultivar la ética y alimentamos la corrupción.
Todo ha de hacerse corazón a corazón, será como encender una luz en la noche, sembrando sosiego por todas partes.
Ya está bien de inútiles batallas entre sí, ¡no más guerras!, sembremos la reconciliación.
Cualquier ser humano en su sano juicio, sueña cada amanecer por un mundo más justo y solidario, en la que sus moradores posean un trabajo digno y decente, que hagan armoniosas las relaciones entre las culturas y los pueblos.
Somos una generación que hemos perdido actitudes de decoro y compromiso; nuestro comportamiento como especie pensante muestra una imagen desastrosa, sin autenticidad ni principios en la mayoría de las ocasiones.
“Volvamos a ser personas de sueños. Movilicémonos a la acción, a la cooperación y al compromiso. La cuestión es de voluntad”.
“El origen de la ciencia fue la caída del ocultismo”
Hay que salir de esta visión del mundo siniestra que nos lleva al derrumbe.
Los pedestales hay que saberlos utilizar para servir al bien colectivo, no para servirnos egoístamente.
La ausencia de coraje transforma nuestra existencia en una necrópolis.
La ciudadanía no puede continuar pasiva, ha de ejercitar desde la tolerancia otro diálogo social más auténtico.
Caminar en antítesis, con nuestro particular raciocinio, es el estado moral más intolerable.