
No tomarás el nombre de Dios en vano
Relatividades Perspectivas
Y a muchos que se hacen llamar siervos de Dios, les vale innumerable cantidad de firmamentos de lo que sea elevada a la enésima potencia en sistemas de infinitos.
Utilizan a Dios como recurso para aliviar la incertidumbre, en asuntos en los que ni siquiera definen bases lógicas o fundamentos para que Dios intervenga.
«Dios protegerá a este arriero y lo guiará hacia la victoria. Sus enemigos no tienen oportunidad contra el, porque Dios ya lo eligió y los derrotará porque está con él, porque él lucha por el bien y la justicia».
Ni siquiera conocen realmente a los arrieros sobre los que afirman eso. No saben, si Dios los eligio. No saben si realmente buscan lograr bienestar y justicia. Es simplemente un intento de búsqueda de salvación mediante el mesías, ni siquiera confían en Dios. Buscan salvadores entre humanos y utilizan a Dios como impulso para autocomplacerse en sus creencias y fe hacia sus mesías. Utilizan afirmaciones sobre Dios y su voluntad, para afianzar sus deseos propios. Afirman que Dios quiere y apoya lo que ellos quieren, sin siquiera analizar si es algo bueno y algo importante como para que Dios intervenga, para sentir que serán complacidos.
«Dios no permitirá lo que no nos gusta y permitirá lo que si nos gusta».
Y ya todos sabemos que muchos creen que la autocomplacencia es sinónimo de asertividad o bondad. La ignorancia es atrevida.
Un problema existe durante largo tiempo o durante corto tiempo sin representar dificultades: el problema es tratado de manera normal. El problema se torna complejo o difícil de resolver, e inicia la utilización de Dios como alivio ante la impotencia: «Dios resolverá esto», «nosotros somos pueblo de Dios, asi que el nos bendecirá y evitará que el mal proceda» (y una vez más, muchos ni siquiera analizan para definir lo bueno y justo. Asignan la definición de bondad y justicia, a lo que les representa complacencia.
Sintetizando: son religiosos cuando necesitan que una fuerza externa los complazca. Y son religiosos para buscar satisfacer sus complacencias y no lo que es bueno, justo y lógico.
«El ateo es no – creyente hasta que el avión inicia a caer», sin interesarle si es lo que deba suceder o si merece salvación (muchos suplican salvación y bienestar sin pretender dejar de ser malos o injustos o causantes de la decadencia).
Y muchos ni siquiera intentan disimular que cuando las situaciones son poco tensas, ni siquiera piensan en Dios o en ser buenos y merecer y cuando las situaciones se tornan difíciles o adversas en alta intensidad, se convierten en suplicantes y afirman implícitamente, ser merecedores de lo que suplican.

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