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No Te Olvido Don Edmundo

Mirilla Indiscreta

Cargar con don Edmundo todo el día, no es cosa fácil, es él un observador crítico, que anota todo lo que ve y trasciende, y yo, fíjense ustedes, pensando en el Jardinero.

Don Ovidio, un hombre sabio, renaciendo cotidianamente con la vida, escabulléndosele a la muerte y ofrendando energía. Sustituyendo a quienes conviven en amasiato criminal y concertado con la muerte.

Con su desmontadora al hombro, tallando la silueta de los árboles del jardín, tratándolos con el amor, con el qué, las plantas le devuelven las caricias de sus mágicas manos.

Con Heráclito de Éfeso buscando la causa primera de la creación del mundo, coincidiendo con el cambio como base de sustentación de la vida.

Nadie se puede bañar dos veces en el mismo río, porque sus elementos cambian y en consecuencia, todo cambia, todo fluye.

Pero a cada movimiento de don Ovidio, el jardinero, el ambiente se enrarece, y a su armonía, se contrapone la perfidia, la inercia de lo ético, la contradicción de lo esencial, lo básico, lo fundamental.

¡No ares la tierra!… ¡escúpela!… es el eco, que resuena en patético lamento, en medio, de las risas burlonas, que se solazan en aquel remedo del infierno.

Por cada noble tijeretazo podador, del jardinero, el conciliábulo de la picardía, en medio de una tierra que no les pertenece… ¡pero es de ellos!

Se la robaron a Dios, o pretenden titularla supletoriamente a nombre del demonio.

Legiones de ellos, atormentando el paraje de la candidez y la nobleza que custodia el jardinero.

Por cada risa mefistofélica, un machetazo de esperanza labra el podador lastimando el tímpano de los sinvergüenzas, qué, cuerudos y sordos al bien, continúan el jolgorio.

Ladrones, matones, asesinos, delincuentes, pícaros, mareros, sicarios, confundiendo sexos con profesiones de meretrices, cantineras y prostitutas.

¡Todos dispuestos a cumplir las órdenes del jefe¡

Un matón heredero del mando de otro delincuente de la peor calaña, peón de otros de mayor jerarquía, que tienen aterrorizados a quienes caen en la siniestra telaraña succionadora de sus maquinaciones.

Entre tanto, en este mar de iniquidades, nuestra tierra, las hordas gubernamentales, del recién nombrado interventor, con un poder desconocido para un aprendiz de usurpador, con un apellido ilustre mancillado, detentando el poder, que canjeó, por una calzoneta y calcetinetas talladas, con colores coloniales.

Esperando quién rescate a la patria, del festín de los traidores, cuenta dólares, a cambio de la soberanía y la libertad.

Se hicieron burócratas profesionales, pegados al presupuesto nacional y al de organismos internacionales… ¡Nunca aprendieron a trabajar!

¡Las naciones unidas, se especializaron en descalabrar las fronteras nacionales!

¡Imponiendo un supuesto gobierno universal, que danza a sustos, con la geopolítica!

En un universo, donde manda y dispone menos que el aborto de un mono protegido en nombre de la biodiversidad.

Desorientados, en un planeta donde odian a la raza humana que se acuesta para cohabitar con amor reproductivo.

Por esa razón, el eje de control geopolítico debe de cambiar de soporte geofísico desconocido por las nuevas generaciones.

Una geopolítica multilateral, con nuevos actores marcando el rumbo de las relaciones internacionales.

Es una tragedia que no haya un solo organismo nacional, perversamente burocratizado y neocolonialista, que no haya fomentado empleados, vividores.

Parásitos de agendas internacionales, al servicio de un imperio decadente en proceso de extinción inevitable.

Es por esa razón qué, en esta etapa final, de crisis colonial, las sanguijuelas internacionalistas, succionan al imperio en nombre de la “Democracia Intervenida” hasta la última gota de plasma contaminado.

Es inocultable la incultura de sus dirigentes, que creen que pueden disfrutar, el gobierno de su estupidez formativa, a base de regímenes sometidos, a un imperio que está dejando de existir por ineficacia teórica.

Es suficiente escuchar a la desfasada dirigencia del mal llamado Departamento de Estado Profundo, para buscarle explicación a la terquedad de pretender el dominio de una ideología sin sustentación contemporánea.

En nuestro mediocre mundillo político nacional los caballeros del cabildeo oportunista, están pescando, situados en el esquema palio-político, a la caza de la oportunidad que los haga útiles en el caos… y es increíble… ¡Lo están logrando!

En la fila india, no indígena, ellos ya están contratados en la administración pública, como ha sido en todos los tiempos, auspiciados por los interventores extranjeros.

¡Todos ellos han sido hijos de Washington!

Los afiebrados pescadores nacionales, reivindicando su presencia polémica y cuestionada, empujaron la balsa de los arribistas.

Acostumbrados a apostar con la decisión del imperio, se dieron a la tarea de jugar, con tahúres profesionales, que saben cuánto cuestan los votos y quienes los subastan.

Y con el “pisto” ajeno, se han dado a la tarea de apostar.

Y los gringos tienen el límite de don Donald Trump y su anunciado triunfo electoral, frenando a doña Kamala, que carga con todos los pecados de Biden.

El Señor Elon Musk, Coordinador del gabinete del señor Trump seguramente custodiará las urnas y los votos demócratas, para evitar la consumación de un nuevo fraude electoral.

Ay nuestra Guatemala, fue el escenario para la práctica de ese modelo ilegal que marcó las reglas de un nuevo juego mundial. Antidemocrático imperial intervencionista.

Los demócratas se transformaron en republicanos, procurando el dominio del capital corporativo, como el tirano de las finanzas del mundo.

Republicanos amarxizados enterraron al propio Marx que está extrañado que los demócratas salieran tan buenos republicanos.

Y los republicanos cambiaron su partida de nacimiento por la de Marx y Engels prometiendo falsificar la de Lenin por ser tan consecuente.

Pero en medio de la confusión, yo me olvidé del jardinero, y en medio de su trabajo, recordé la película de Peter Sellers donde encarnando un jardinero puede en su inocencia, sacudir las cuerdas del poder real del imperio.

Y así de súbito recordé a don Ovidio, el jardinero de la casa, y me asomé al balcón para cerciorarme que estaba allí y allí estaba.

Yo quejándome del dolor de mis rodillas, me acobardé ante la fortaleza de aquel hombre, que machete en mano seguía retando al infinito.

Quise ponerme a su lado, pero me avergoncé, yo caminando como pato agarrándome de las escaleras, él asido a su machete sin titubear ni lamentarse.

Le pedí a mi hija, que se acercara de manera respetuosa y le preguntara con discreción.

Anota sus datos, pídele permiso para tomarle una fotografía trabajando y pregúntale si es comunista.

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Don Ovidio

Ni comunista, tampoco manifestante, respondió, solo soy trabajador, cuando bajo al monte, me ofrecen tierras, pero si le pego fuego a la finca y les pago aparte la luz … ay seño, ese trabajo es de ellos.

Iba para el trabajo y me amenazaron si no paraba los carros en el centro… cuatro pelones hicieron averías frente al Ministerio Público, y les dio risa cuando les dije que los iba a denunciar por delincuentes.

Agarré valor seño… y me fui al MP y sabe que me pasó… allí estaban los mafiosos que dicen que son abogados, me tomaron fotos y se rieron a quijada batiente.

Puse la denuncia y me atendieron, me ofrecieron protección y que hiciera la denuncia para hacer el proceso.

Yo soy el jardinero de la casa, me gusta mi trabajo y pienso hacerlo hasta que me abandonen las fuerzas… que creo, no será pronto seño.

Me llamo Ovidio, no estoy seguro, pero creo que tengo 83 años, vivo por la Roosvelt.

Tómeme la foto seño, y guárdela o enséñela… como usted disponga.

Así terminó aquel encuentro… un hombre que nació para vivir… y unos pícaros que nacieron para morirse… de la risa y el crimen.

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Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.