Lo Ofensivo del Castigo
Desde México
La campaña contra los migrantes emprendida por el gobierno de Estados Unidos continua su marcha, recientemente empezó a circular un anuncio en el territorio nacional, pero mediante las plataformas digitales en el que se pide a quienes cruzaron ilegalmente al país americano a “autodeportarse”. Esta difusion masiva se suma a la que se realizó en televisión abierta y que abrió paso a una serie de discusiones sobre la censura y el control de los medios para difusión de propaganda extranjera.
Los tiempos van conformando un entorno mas nacional y menos global. Estas campañas son un claro ejemplo de la rigidez de las fronteras, y una campaña que busca cumplir con lo que propuso Trump en su campaña, dar un remedio a la pesada crisis social que Estados Unidos está viviendo.
En México las redes sociales, el internet y sus plataformas aun son tierra ajena. No buscamos sancionar igual que al espectro público en materia de telecomunicaciones, al igual que las aplicaciones de servicio sobre las conseciones de transporte que se tienen. La modernidad parece un terreno diferente aunque el objetivo y finalidad sea el mismo. El silencio ante el anuncio, que seguramente tendrá el mismo impacto en difusión que el anterior, comprueba que en la red el terreno aun es de quien lo pisa.
La migración es uno de los mayores desafios de nuestros tiempos. Los paises han dejado de ofrecer las oportunidades de desarrollo que se pueden suponer en otras latitudes. La mayor cantidad de opciones y las diversas revoluciones en la forma de pensar han hecho que miles de personas se desplacen, de manera legal o ilegal buscando un nuevo espacio para construir la vida. El fenómeno no se contendrá por un anuncio, pero los motivos si se enfrentan disponiendo esos mensajes culturales que buscan disuadir. Las acciones para contener la migración estaban escondidas entre muchos límites políticos, en un tiempo en que se hablaba de derechos humanos y nunca de obligaciones humanas era muy retador que alguien con cualquier poder político se levantara y dijera un “no”. Lo mismo con todos los límites que se borran y que hoy empiezan, en un mundo cambiante, a dibujarse aun y cuando se tilde de autoritarismo.
Independientemente de la afrenta cultural, de la discriminación existente y la revictimización del migrante, ¿será malvada esta publicidad?, seguramente veremos más expresiones que buscan disuadir un comportamiento. El propio tio Sam, con su pose amenazadora expresa esta política. La disuasión por presencia impide seguir comportamientos temiendo el castigo aun y cuando este no se advierta de inmediato. En nuestro entorno la impunidad es una realidad, el castigo no llega si no se sabe del comportamiento e incluso sabiendose se puede esquivar el dolor de la pena. De ahí que nos parezca ofensivo aunque no lo sea. La sensación de ser medido nos vuelve iguales pero también merecedores de una evaluación, la antesala de un castigo. En esas fronteras nos sentimos vulnerables si el éxito significa la ausencia de un castigo y no la presencia de un mérito. Hay quienes afirman que el poder termina cuando la existencia de una sanción nace.

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