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De Marchas Históricas y Silenciosas

Quod Pertinet

Por favor presten atención hermanos guatemaltecos a las lecciones que Colombia está dándoles con respecto a lo que se logra con las tan justificadas como multitudinarias marchas y manifestaciones silenciosas que adelanta la ciudadanía de bien (ni criminales ni cómplices de criminales) en contra del terrorismo y de la criminalidad. 

En Colombia se marcha debido a la creciente violencia ejercida contra opositores al gobierno, contra militantes de partidos diferentes a aquel en el poder, y por los muertos que dejan los enfrentamientos entre facciones criminales en diferentes regiones y poblaciones de la nación. Aunque la ciudad del país en la que se puede apreciar la mayor cantidad de manifestantes es su ciudad capital, Bogotá, millares de ciudadanos de las restantes 31 ciudades capitales de la nación salen a participar, incluyendo a aquellos de la ciudad de Riohacha ubicada en el Departamento de la Guajira en el extremo norte de Colombia, pasando por los habitantes de la ciudad de Leticia ubicada al sur del país en el Departamento Amazonas, así como aquellos pobladores de las ciudades ubicadas en los extremos occidental y oriental de la nación, a saber Cali y Puerto Carreño, capitales de los Departamentos del Valle y Vichada respectivamente. En Colombia se marcha porque a los cabecillas de las organizaciones criminales nunca les pasa nada. 

En Colombia se marcha para que tanto las luchas políticas como las diferencias ideológicas se discutan y se resuelvan respetando las vías institucionales y las posibilidades constitucionales que ofrece nuestra estructura como nación. En Colombia se manifiesta para que no se confunda la tranquilidad y la tolerancia de una mayoría trabajadora, honesta, emprendedora y alegre, con cobardía. La Colombia de bien se moviliza para reclamar la vigencia y la prevalencia de los inalienables derechos humanos fundamentales a la vida y a poder vivir en libertad y en paz. En Colombia también se marcha para exigir a la clase política, a los burócratas, y a los operadores de justicia que no cumplen con sus deberes ni obligaciones constitucionales, que renuncien y asuman sus responsabilidades. En Colombia se marcha porque los niveles de impunidad son asfixiantes y por eso la criminalidad campea por toda la nación.

En Colombia se marcha porque se está harto de tanta violencia, hay hastío de ver a tanto menor de edad quedar huérfano, de ver a tanto infante ser víctima de unos terroristas que cuando no les están raptando con fines extorsivos, les están reclutando a la fuerza para violarles, para esclavizarles, para instrumentalizarles como arma terrorista, y para asesinarles. En Colombia se marcha para que se respeten los derechos humanos fundamentales de todos los ciudadanos, especialmente el derecho humano a la vida. En Colombia se marcha porque los sentimientos de indignación y de impotencia son cada vez mayores entre los ciudadanos de bien (ni criminales ni cómplices de criminales) que ven como ni sus líderes ni sus instituciones parecen estar cumpliendo con sus obligaciones y deberes. En Colombia se marcha para suplicar a los políticos que se cumpla con la Ley y que se haga justicia. 

Muy seguramente hasta este punto de la columna, el lector está convencido que yo me estaba refiriendo a la respetable y multitudinaria marcha realizada en las principales ciudades de Colombia el día domingo 15 de junio con motivo del fratricida atentado cometido contra el joven congresista colombiano Miguel Uribe Turbay y denominada “la marcha del silencio”. Pero no es así. Me estaba refiriendo puntualmente a dos marchas, también históricas y silenciosas, en las que de manera digna y pacifista los ciudadanos de bien (ni criminales ni cómplices de criminales) decidieron marchar por las calles para manifestar su repudio para con la violencia, la muerte, la destrucción y el sufrimiento a que estaba siendo sometida la nación. Infortunadamente en Colombia se marcha mucho de manera multitudinaria, y desde 1948, pero al igual que lo sucedido en la ahora colonia cubana de Venezuela donde desde el año 2002 se han realizado más de 100,000 marchas, manifestaciones, plantones, mítines, y demás ejercicios ciudadanos, en Colombia todo sigue igual y los únicos que sacan algún tipo de rédito a estas actividades son los políticos tradicionales. Esto no es una opinión, es otra certeza histórica.

Primera marcha a la que me estaba refiriendo: El día sábado 07 de febrero de 1948 Jorge Eliécer Gaitán, político miembro del partido liberal colombiano, promovió y lideró una marcha en la ciudad de Bogotá denominada, oh casualidad, la marcha del silencio”. El propósito de la marcha era el de protestar contra el gobierno del presidente Mariano Ospina Pérez, político del partido conservador colombiano quien ya llevaba poco menos de dos años en el poder y a quien culpaba por la violencia y la criminalidad “política” que imperaba en la nación. Se estima que a esta manifestación pública liderada por Gaitán asistió poco menos del 25% de los habitantes de la ciudad capital, es decir, aproximadamente 90,000 mil personas. Los convocados debían guardar absoluto silencio como manifestación de solidaridad y de duelo para con unas recientes víctimas “políticas” que había dejado la criminalidad en diferentes regiones de la nación. 

Algunos de los resultados de esta manifestación, considerada por los historiadores como la de mayor envergadura jamás realizada en Colombia, fueron los siguientes: Primero, el político liberal organizador de esta marcha “rompió” vínculos con su partido liberal para exigir la renuncia de los ministros liberales que hacían parte del gobierno conservador. Segundo, el gobierno veta a Gaitán como líder del partido liberal y no le permite participar en la Novena (IX) Conferencia Panamericana que desarrollaríaen la ciudad de Bogotá a partir del día 30 de marzo de 1948 y que resultó creando la Organización de Estados Americanos (OEA). Tercero, Jorge Eliécer Gaitán es asesinado una semana después, el día viernes 09 de abril, lo que desata una oleada de disturbios, de vandalismo y de criminalidad en la ciudad capital denominada el bogotazo, y marca el inicio de una oleada de violencia política en Colombia sin precedentes… ¿Habrá que profundizar en a quienes sirvió de algo esta marcha? No sirvió a los ciudadanos.             

​Segunda marcha a la que me estaba refiriendo: El día lunes 04 de febrero del 2008, como resultado de una iniciativa ciudadana liderada por el Señor Oscar Morales, ingeniero civil de profesión, se realizó a nivel nacional e internacional una marcha contra una de las pandillas de narcoparamilitares de la izquierda colombiana, esta marcha se llamó un millón de voces contra las FARC. El detonante de la profunda ola de indignación ciudadana que de manera muy comprometida y desinteresada supo canalizar el Señor Morales, fue lo sucedido en torno a un menor de edad que fue concebido y nació el 16 de abril del 2004 mientras su Señora Madre, Clara Rojas, estuvo secuestrada por las FARC. De esta otra aún impune atrocidad cometida por los narcoparamilitares de la izquierda colombiana FARC contra infantes, solo tuvo conocimiento la ciudadanía colombiana cuando una vez libre, la madre y el hijo pudieron reunirse.

En la medida que se fueron haciendo de público conocimiento detalles acerca de las atrocidades a las que fueron sometidos la Madre secuestrada y el niño nacido en cautiverio por parte de las FARC, se fue gestando la indignación y el repudio que se vería reflejado en la marcha del 04 de febrero del 2008 contra las FARC. El punto de partida de todo este infierno es el secuestro que el día 22 de Enero del 2002 hiciera las FARC de la candidato a la presidencia de Colombia Ingrid Betancur y de sus asistente en la campaña presidencial, la también joven militante del partido político liberal colombiano Clara Rojas. Mientras fue rehén de las FARC, Clara Rojas tuvo un hijo a quien puso por nombre Emmanuel. A las pocas horas de nacido, los narcoparamilitares de la izquierda colombiana FARC separa al bebé de la mamá y lo entregan a unos campesinos para que se hagan cargo de él. Los campesinos, asustados por la fractura que en un brazo tenía el niño, así como por las comprometidas condiciones de salud en las que se encontraba, deciden, sin dar mayores detalles, entregar el niño a una oficina del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) ubicado en San José del Guaviare, capital del Departamento de Guaviare. 

Cuando Clara Rojas recupera su libertad el día 10 de enero del 2008, a los tres días puede finalmente volver a ver a su hijo Emmanuel, de quien había sido separada cuatro años atrás al poco rato de haberle traído a la vida. Fue tal la indignación que despertó semejante atrocidad cometida por las FARC contra este menor de edad y contra esta Madre, que en menos de un mes se realizaría la referida marcha ciudadana que por su dimensión y alcances, tanto nacionales como internacionales, pasaría a ocupar el primer puesto de todas las realizadas en Colombia. La ciudadanía indignada marchó ese lunes 04 de febrero del 2008, tanto en todo el territorio de la República de Colombia, como en ciudades de cuarenta (40) naciones del planeta. La gente dejó muy en claro su hartazgo para con los supuestos “diálogos de paz” con grupos narcoparamilitares de la izquierda colombiana que seguían secuestrando y cometiendo todo tipo de infracciones graves contra el Derecho Internacional Humanitario (DIH).      

Algunos de los resultados de esta marcha contra la violencia y contra la criminalidad en Colombia realizada el día lunes 04 de febrero del 2008, que pasó a ocupar el primer puesto como la más grande relegando a un segundo lugar aquella realizada sesenta (60) años antes por iguales motivos y liderada por Jorge Eliécer Gaitán, fueron los siguientes: Primero, que en el año 2016, no obstante y que el constituyente primario lo rechazó en las urnas, el presidente del partido político liberal colombiano, Juan Manuel Santos Calderón, impusiera un “acuerdo de paz” para favorecer con absoluta impunidad a las FARC, infames reclutadores, violadores y asesinos de infantes, así como para legalizarles su criminal fortuna. Segundo, que en el año 2018 los aún impunes criminales de lesa humanidad de las FARC tuviesen derecho directo a ocupar cinco curules en la cámara alta del Congreso de la República durante los siguientes ocho (8) años, y a ocupar otras cinco curules en la cámara baja del Congreso de la República hasta el año 2026. Tercero, que Colombia haya pasado de tener a aún impunes genocidas de las FARC en la clandestinidad o refugiados en la colonia cubana de Venezuela, a tener a diez (10) de ellos en el Congreso de la República, y a tener a más del doble de los sicarios que tuvieron hasta el 2016 en sus filas, ahora divididos en cuatro supuestas “disidencias” de las FARC controlando amplias regiones del territorio nacional. ¿Se necesitará decir algo más para saber a quienes sirvió de algo esta otra marcha a comienzos del 2008? Tampoco sirvió a los ciudadanos, ¿o sí?          

Ciudadanos de bien de Guatemala, por favor presten atención a estas lecciones que les está dando Colombia, una nación con el doble de habitantes y 10.5 veces más extensión territorial que ustedes: No se desgasten en actividades que si bien prueban la bondad y la vocación de respeto, de paz y de rechazo a la violencia de la inmensa mayoría, no sirven para nada a la hora de combatir a la criminalidad y al terrorismo. Mientras sigan los mismos en el poder, como por ejemplo en Colombia la izquierda por intermedio de las diferentes sucursales que ha abierto el partido liberal colombiano, estarán condenados a la violencia, a la destrucción y a la miseria propias de esa destructiva y criminal ideología.

Cuando un mensaje que es transmitido de manera respetuosa, considerada y con un asidero argumentativo objetivo e imparcial no es de su agrado, no reaccione despreciando, criticando u odiando al mensajero, más bien reflexione y agradezca estar siendo confrontado con la verdad. Por experiencia le puedo decir Señor lector que más lo respeta quien le habla con la verdad, que aquel quien por considerarle estúpido le dice justamente lo que usted quiere oír.

Seguiré orando por la recuperación del joven Congresista Miguel Uribe Turbay. También seguiré pidiendo porque su familia y todos sus seres queridos sean cobijados con las bendiciones de serenidad, de fortaleza, de entereza y de lucidez necesarias para, además de poder sobrellevar la angustiosa situación e infame tragedia a la que fueron arrastrados, no permitan ser revictimizados por los oportunistas carroñeros políticos que van a querer sacar réditos electoreros a su sufrimiento.    

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Francois Cavard

Soy un comprometido promotor de las libertades y de los derechos humanos de la gente de bien, con estudios profesionales en Administración de Empresas Agropecuarias, Periodismo - Comunicación Social, y Derecho.

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