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Mi libro: Senderos de la Educación

Antropos

Estoy sinceramente feliz, porque después de batallar en la construcción y articulación de un libro, que recoge una buena cantidad de ensayos y a su vez, dar unidad, rumbo y sentido de lo escrito, me animé e hice la propuesta de edición a los amigos académicos de la Universidad Regional. A todas estas personas las reconozco como promotoras de inquietudes, proyectos y programas educativos orientados al mejoramiento de la vida en sociedad. De ahí, que en ese espacio universitario he materializado mi esfuerzo intelectual para que germine y de frutos. Ellos decidieron después de analizar y examinar lo escrito, publicarlo. Cuando recibí la noticia en la voz de su rector doctor Mynor Cordón y de un miembro de dirección el entusiasta y generador de iniciativas Msc, Alvaro Folgar comunicándome que la Junta Directiva autorizaba su edición, realmente me sentí bendecido. Pienso que mis padres desde el cielo me acompañaron con esa alegría de volver a publicar un libro en mi propia patria. Y a su vez, fue aceptado por la prestigiosa Editorial Oscar de León Palacios dar a luz el libro Senderos de la Educación.

La concepción de un libro, debo decirlo, siempre es una tarea compleja, porque se debe pensar que es lo que se quiere publicar, para que y para quienes. Y por supuesto, si modestamente aporta algo que pueda llenar propósitos de vida y de quehaceres. Evidentemente sólo cuando el texto está en circulación, se somete a la prueba de fuego si lo publicado vale la pena y soporta los ojos críticos de los lectores. 

Animarse a publicar lo que se investiga, y dar a conocer ideas que se generan en nuestro cerebro, es un riesgo que pasa por superar el miedo. Lo importante es que cada línea, cada palabra, cada párrafo, encierra la honestidad del autor. Porque vencer el temor de dar a luz textos que se escriben y los que están en el disco duro de la computadora, es un paso que a veces genera insomnios y despertares en la madrugada cuando no se logra conciliar el sueño. Eso sí, cada una de las personas que escribimos y publicamos, estamos seguros qué lo escrito por nosotros, al menos para uno, tiene sentido. Es también el camio en el que reafirmamos la amistad con personas a quienes les preguntamos o interrogamos acerca de las ideas que se les comparten. Los criterios de amigos y compañeros nos fortalecen y permiten buscar, a partir de lo que nos sugieren a través de un dialogo transparente, los errores para no dejar la escritura en el vacío de la orfandad.

Senderos de la Educación, es un libro que recoge diferentes ensayos en torno a temas centrales de la educación paralelo a la aventura de ofrecer modestamente, algunas respuestas a problemas. Me atreví a reflexionar y claro está, con el apoyo de autores que me han dado el sustento teórico para que mis palabras estén cubiertas de cohesión. 

El libro está dividido en dos capítulos, uno titulado EDUCACION, EDUCACION, EDUCACION, y otro denominado PERSONAJES. En la primera parte, recojo escritos de todo lo que he logrado estudiar, conocer, asumir, aprender y desaprender teóricamente, así como estar alerta acerca del devenir de la educación en nuestros países, lo cual me llena de profundas convicciones y fe en un futuro en el que la dignidad humana de un país camine por el sendero inteligente de una educación con calidad. 

En cuanto al capítulo de PERSONAJES hice acopio de algunos nombres brillantes de América Latina, pero que indudablemente al final me ha producido intranquilidad porque quedará como deuda, investigar y escribir acerca de los que creo, no están en estos escritos. Coloqué seguidamente la mirada en Guatemala y arranqué con la figura emblemática de Juan José Arévalo Bermejo, reconocido a nivel continental como uno de sus teóricos en el ámbito de la pedagogía. 

Obviamente encontraran en el libro Senderos de la Educación, a personas creativas e inteligentes como Severo Martínez, José Rölst Bennet, Carlos Martínez Durán, Carlos González Orellana, José Mata Gavidia, Virgilio Zapata, Antonio Gallo, Manuel Colom Argueta, Bayardo Mejía, Roberto Morales, Carlos Interiano, Mario y Norman Rosas, Clodoveo Torres Moss, Roberto Díaz Castillo, Jorge Sarmiento, Sergio Custodio, Rodrigo Ponce, quienes no sólo bregaron educando, sino investigaron y han dejado una huella en la vida nacional y regional. Desde luego qué siendo Guatemala, un país con una enorme riqueza cultural e intelectual, habrá que empezar a escribir sobre otros personajes para que no nos olvidemos de ellos. 

De esa cuenta, en este libro están mis inquietudes y valoraciones. Confío contar aún con energías para trazarme la ruta de una nueva aventura intelectual acerca de este tema que me apasiona y del cual estoy convencido al cien, qué sin una buena educación, no lograremos alcanzar mejores condiciones de dignidad como sociedad. 

Nos veremos prontamente en la presentación pública del libro Senderos de la Educación.   

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