
Algunas preocupaciones locales
Tanmi Tnam
El tiempo pasa, la vida continúa, los problemas estructurales parecen no tener soluciones y la politiquería no deja de maltratar a la patria con sus intenciones y sus hechos. En pleno mes de la patria, se ha aprobado una ley que autorizará el uso de mucho dinero supuestamente para el desarrollo, sin embargo, dicho desarrollo como siempre ha sucedido no se ha asomado ni asomará por ninguna parte. Instancias de participación discuten y aprueban para espacios que aún son desconocidos para los planes de desarrollo.
Estamos tan acostumbrados a escuchar a ciertos líderes e instituciones oficiales que hablan de desarrollo con miras a alcanzar mejores condiciones de vida para todos. Estas condiciones de vida están narradas en justificaciones, objetivos, actividades e informes de desarrollo, pero las circunstancias inaceptables de vida permanecen y empeoran. En las comunidades rurales para un gran porcentaje de habitantes lo común es la falta de oportunidades para educación, continúan hechos como el empobrecimiento, el minifundio, la presencia de enfermedades, el sufrimiento por el hambre y la marginación en la vida política de la localidad y del país. Estamos tan acostumbrados a escuchar a politiqueros que ahora sí van a resolver la pobreza en las comunidades. Al área rural, asoman personajes e instituciones a hablar de desarrollo y ofrecen resolver la eliminación de hechos que mantienen la pobreza y la miseria. Estamos en el tiempo en que los alcaldes municipales anuncian su reelección, hay integrantes de espacios de participación inducidas por el Estado o algún liderazgo que desde alguna organización hablan de la importancia de que todos los habitantes participen en la construcción del desarrollo. También los aspirantes a puestos de elección popular local ya posicionan sus discursos acerca del desarrollo. La ciudadanía se mantiene entre la esperanza, la pérdida de deseos de participación y el rechazo a todo politiquero.
En las aldeas es necesario planificar y ejecutar proyectos de desarrollo para contrarrestar el hambre, la desnutrición, la falta de empleo y el deterioro del medio ambiente. Necesitamos verdaderos programas que apoyen el fortalecimiento de los medios de vida de los pueblos que garantizan alimentación para todas las familias. Después de muchos años la visión y práctica de desarrollo centrado solamente en infraestructura, no ha concretado las respuestas de solución a las condiciones de pobreza.
Urge revisar para transformar la educación que desplaza la cultura de los pueblos originarios y que no habla de los motivos y consecuencias de la pobreza en nuestro país. Se reconoce que la educación escolar trae desarrollo, pero que hay que ampliar la cobertura del nivel medio y superior, crear carreras para la productividad en el nivel medio y una educación escolar con apertura al estudio de la economía plural para comparar y fortalecer la práctica de modelos que conserven y fomenten las formas de producción de los pueblos y los que ayudan a conservar el medio ambiente. Nada más hay que tener argumentos y claridad para hacer las demandas y que los expertos del país en materia educativa diseñen el currículo que corresponde. La ausencia de centros educativos del sector oficial que formen para el trabajo y la productividad y más la falta de fuentes de trabajo, condenan a la juventud a emigrar irremediablemente.
El desarrollo necesita de planes diferenciados de mediano y largo plazos según la edad, necesidades y características culturales de los pueblos y tomar en cuenta las particularidades de las regiones de Guatemala.

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