Patrón de la izquierda radical en Latinoamérica
El apoyo de la izquierda europea a los líderes populistas latinoamericanos ha sido un fenómeno recurrente que ha tenido un impacto significativo en los países del hemisferio. A lo largo de los años, varios políticos e ideólogos de izquierda de países europeos han respaldado y autenticado las mentiras de los políticos socialistas latinoamericanos, otorgándoles un sello de legitimidad.
Uno de los problemas fundamentales es el autoengaño de la izquierda latinoamericana, que se ve agravado cuando sus imaginaciones sobre sí mismos son validadas y certificadas por Europa. Los defensores europeos de los proyectos socialistas radicales de Latinoamérica se esfuerzan por presentar cualquier acción realizada como un «milagro» o éxito, utilizando argumentos falaces que no reflejan la realidad y trucos estadísticos para etiquetar como bueno lo que realmente no lo es.
Además, los izquierdistas latinoamericanos tienden a culpar a sus predecesores por todos los problemas que enfrentan en sus gobiernos, evitando así asumir la responsabilidad de las consecuencias de sus propias políticas. Varios políticos e ideólogos de izquierda han desarrollado una estrecha alineación política con el populismo radical de izquierda, enviando cartas abiertas de apoyo a los candidatos de izquierda y desacreditando los triunfos económicos de los gobiernos que no son de izquierda como «mitos neoliberales».
En el caso de Guatemala, un país que está estrenando gobernante, un progresista pero que ha experimentado más desaciertos que aciertos en los primeros seis meses de gobierno, el impacto del apoyo de la izquierda europea y del poder más al norte, puede ser especialmente perjudicial. Guatemala tiene el potencial de atraer inversiones significativas, especialmente en sectores como la industria automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables. Sin embargo, las deficientes condiciones básicas y determinantes para atraer inversionistas, sumadas a la falta de inversión adecuada en infraestructura, han obstaculizado el crecimiento económico del país.
El apoyo de la izquierda europea a líderes populistas en otros países latinoamericanos ha llevado a políticas económicas desastrosas y autoritarias. Por ejemplo, en Chile, el gobierno socialista de Boric ha tenido un impacto negativo en la economía del país. En Ecuador y Bolivia, se ha justificado el populismo autoritario, incluso respaldando privatizaciones que violan contratos con la iniciativa privada, argumentando que es una cuestión de equidad.
Además, los elogios de algunos políticos e ideólogos de izquierda de países europeos a dictadores socialistas como Castro y Chávez, a pesar de sus desastres económicos, han contribuido a la legitimación de regímenes autoritarios. En el caso de Cuba, se han difundido mitos sobre el sistema de salud y educación, mientras que la realidad es que la situación sanitaria de los cubanos es desesperada y las estadísticas del sistema sanitario son falseadas y engañosas.
Es lamentable que el radicalismo de los ideólogos izquierdistas de Europa actúe como un «sello de autenticidad» para las mentiras socialistas y populistas de los gobernantes latinoamericanos, sin que ellos mismos paguen el precio por los malogrados experimentos ideológicos que intentan legitimar.
A pesar de su posición geográfica privilegiada, después de México, para atraer inversiones, el país enfrenta obstáculos debido a las deficientes condiciones básicas y determinantes que no son atractivas para los inversionistas.
Uno de los principales problemas es la baja inversión en infraestructura. Guatemala destina solo un irrisorio 0,8% de su PIB a inversiones, mientras que los expertos recomiendan destinar al menos el 5% del PIB, con la participación tanto del sector público como privado. Estudios muestran que invertir el 1% del PIB generaría un crecimiento del 0,4% en el primer año y del 1,5% en los cuatro años siguientes. La falta de inversión adecuada en infraestructura limita el desarrollo de sectores clave como la industria automotriz, textil, farmacéutica y energías renovables, que podrían tener un gran potencial de exportación.
El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) estima que Latinoamérica y el Caribe podrían obtener ganancias significativas a corto y medio plazo, con un aumento de hasta 78.000 millones de dólares en nuevas exportaciones de bienes y servicios. México y Brasil son los países con las mayores oportunidades, pero todos los países de la región podrían beneficiarse. Guatemala tiene un potencial de 786 millones de dólares, aunque se ubica en el penúltimo lugar en la región, solo por encima de Nicaragua. Honduras, Costa Rica y Panamá lideran en este aspecto.
La ubicación y la cercanía con México no son suficientes para atraer inversiones mediante la relocalización de empresas. Además de las condiciones básicas deficientes, la falta de estabilidad en el gobierno también es un factor que afecta negativamente a Guatemala. En los primeros seis meses de gobierno, más de una decena de funcionarios han abandonado el gabinete, lo que evidencia una falta de estabilidad y preparación para asumir responsabilidades en el Ejecutivo. Esta rotación constante de funcionarios afecta a la población, ya que los ministros desempeñan un papel fundamental en el diseño y la implementación de políticas públicas.
En el caso específico de las carreteras, la falta de inversión y mantenimiento ha generado serias dificultades para la movilización de personas y el transporte de productos. Los usuarios de las carreteras y las personas que dependen de ellas se ven afectados directamente por las malas condiciones y la falta de inversiones en nuevas vías.
El gobierno actual no puede seguir poniendo excusas y debe priorizar la asignación de recursos para el mantenimiento, operación y construcción de nuevas carreteras. Es fundamental reconocer la importancia de la infraestructura y la estabilidad gubernamental para atraer inversiones, fomentar el crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de la población guatemalteca. La inversión en infraestructura y la estabilidad en el gobierno son elementos clave para superar los desafíos y aprovechar plenamente el potencial económico de Guatemala.
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