Convivir en Paz
Tanmi Tnam
Tenemos que hacer un esfuerzo para aprender a convivir en paz. En nuestro país, hay actores que alzan la voz para identificar y respetar las diferencias que hay entre personas, culturas y pueblos. Somos diferentes debido a cuestiones culturales, religiosas, políticas, económicas y sociales. Ciertamente somos distintos, pero con las diferencias es posible abrir el pensamiento, el corazón y los conocimientos para apreciar la vida de las personas, de los pueblos y de todo lo que hay en el ambiente.
Está a la vista de todos que es tan corta la vida de cada persona, de cada ciudadano y de cada lideresa o líder. Hay personas que pasan muchos años en formación escolar, otras pasan el tiempo juntando mucho dinero, otras fundan negocios de gran alcance y muchas personas no tienen tiempo para vivir la vida familiar. También hay personas que tratan de imponer y conservar sus pensamientos y sus prácticas en detrimento de las características de otras personas y culturas. Hay liderazgo que incurre al uso de la violencia, de la mentira, de la persecución y del terror con tal de mantener el poder solamente a su servicio y a favor de su cultura y pueblo. Hace falta la formación en todos los ámbitos cotidianos para aprender a identificar y apreciar las diferencias. Con el reconocimiento de las diferencias es posible saber convivir en paz.
Somos diferentes, pero en medio de estas diferencias es importante apreciar la vida y construir un ambiente donde abunda el pensamiento y práctica para la paz, la justicia, la equidad y la armonía. La paz, la justicia y la armonía son importantes en la vida de los ricos, de los pobres, los demócratas, los tiranos, los justos, los creyentes y los ateos. Pensamientos y prácticas que abonan para la convivencia en paz hay que fortalecerlos en todos los ambientes donde transcurre la vida: en la familia, en el trabajo, en los grupos, en los centros educativos, en las religiones y en las organizaciones. El desprecio, el odio, el racismo y el complejo de superioridad generan violencia. En ambientes con violencia no es fácil construir proyectos económicos y políticos para el bien de todos y por lo mismo no es posible convivir en paz.
No hay que heredar a las futuras generaciones conocimientos, valores, instituciones y prácticas que alimentan la continuidad del egoísmo, la injusticia, el odio y el racismo. Hay que evitar la continuidad de la violencia que ocasiona la conservación del poder a la fuerza. Hay que formar a las nuevas generaciones para que sepan escuchar a las demás personas y que comprendan que somos diferentes en cuanto a muchos elementos de nuestra identidad cultural. Con las diferencias hay que demostrar que es posible construir juntos nuestros proyectos políticos y económicos donde todos se sientan parte importante y con beneficios tangibles.
Demostrar que es posible trabajar entre todos el desarrollo de nuestra comunidad, del municipio, del pueblo y de nuestro país. En las comunidades locales hay que fortalecer las prácticas que tienen presente la solidaridad, la inclusión, el diálogo y la armonía. En los centros educativos, en las organizaciones de las comunidades, en las familias, en las religiones y en los partidos políticos existe la necesidad de abrir paso al pensamiento que facilita la construcción de la democracia que evita la violencia, la guerra y la falta de aprecio a la vida.
Según las Naciones Unidas, el 16 de mayo de cada año es el Día Internacional de la Convivencia en Paz, será de dedicar tiempo para reflexionar en familia de la importancia de evitar las guerras y aspirar a convivir en paz.

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