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La gran paradoja de la educación 3

Ventana Cultural

LA EDUCACIÓN PROHIBIDA

Bien decía Sócrates, en una prueba que le puso a un esclavo, a través de preguntas, este recordó las enseñanzas de la escuela pitagórica. Sócrates llegó a una conclusión: aprender es recordar. ¿Qué esperamos que aprendan los niños? O, mejor dicho, ¿Sabemos realmente lo que deben recordar? ¿De dónde viene el recuerdo? Nos hemos enfocado en que, en la escuela, deben seguir una serie de objetivos. Nos dicen que los objetivos deben estar enfocados en el niño. Pero en la práctica, ese concepto utópico solo es eso, una utopía.

Como se dijo en la primera parte de esta serie, el sistema educativo, lo que está haciendo, es crear tontos útiles y más con título y certificado. Calificamos al niño, no acorde a lo que sabe, o a su criterio, sino, a lo que nosotros, los adultos queremos que aprendan. Los etiquetamos con un número. Le ponemos un número a la conducta, al aprendizaje del contenido, o, en su defecto, una letra, si “aprueba” o “desaprueba” los exámenes, con sobresaliente o reprobado.

Encasillamos la enseñanza en asignaturas separadas unas de otras, sin ver o notar que cada una tiene una interrelación entre ellas. Decimos que tienen una enseñanza integral, cuando la realidad, los colegios e instituciones estatales siguen un modelo que no ha cambiado desde hace casi dos siglos. No queremos que los alumnos piensen, sean autónomos, tengan criterio propio. Queremos que obedezcan, que crean.

la motivación, no solo radica en que el docente deba motivar, el niño debe tener esas ansias de aprender. Pero los chicos no tendrán ganas de aprender si “se les marca el camino”, si se les dicta una cátedra, se les pone a repetir, no se les incita a pensar, a opinar, a criticar, a escoger, a trabajar acorde a su curiosidad, el niño o el alumno en general no se va a motivar. Hemos encerrado la escuela en una “escolarización” que ha dejado de lado el contacto con la naturaleza, el trato con su entorno, la relación con otros seres humanos.

La motivación es un proceso paulatino que empieza desde la gestación. ¿Qué motiva a un bebé a salir a la vida? Muchos dirían que, porque ya estaba formado, que ya era su tiempo de nacer. La realidad va más allá de las escuetas respuestas que podemos obtener, ya que, muchos embriones no terminan de formarse y no es que no estén motivados, es que el momento “no estaba motivado”, no era propicio. No todos los seres humanos tienen la ilusión de ser padres. La mayoría, o en su defecto, muchas parejas, llegaron a ser padres por “caprichos del destino” o “por consecuencia biológica”. Tristemente, es una realidad.

Los niños, son seres llenos de ilusiones. Nuestro trabajo, tanto como padres, como maestros, es mantener viva esa llama de ilusión, esa curiosidad, motivándolos a ir buscando más. Pero, ¿Qué nos encontramos? Padres frustrados que, luego de una jornada de trabajo, llegan cansados a casa a gritarle a los hijos, a no prestarles atención, a “encerrarse” en la televisión y el niño queriendo jugar y buscando un poco de atención, maestros hundidos en papeles que no sirven de nada, enojados por descuentos injustificados, sin disfrutar de su trabajo, perdiendo las ganas de vivir.

Pero, independientemente de todo lo negativo, también existe algo positivo en todo esto.  ¿Qué nos mueve a cumplir una meta o un objetivo? Muchas veces, tenemos sueños y metas inverosímiles, inalcanzables, son, más bien, utópicas. Aunque es bueno tener ideales nobles y altos que, paso a paso se van alcanzando, es mejor segmentarlos en metas a corto, mediano y largo plazo.

“Ante un mundo que evoluciona, el que no se mueve se estanca” dicen por allí. La escuela debe de “desescolarizarse”, dejar de lado los objetivos de aprendizaje, si no, enfocarse verdaderamente en el real protagonista de su educación. Experimentando desde lo práctico, los valores que tanto se predican, descubriendo las cosas por su cuenta. El maestro solo es un instrumento para ese estudio. El docente no debe de “enseñar”, debe ser un alumno más que aprende a la par del niño, compartiendo su experiencia para que el otro que le sigue, le imite y pueda mejorar.

Todo cambio en la conducta es consecuencia, no de un número o una calificación, sino, del recuerdo traído a la memoria a través de la acción. El aprendizaje debe ser activo, no estar sentado en un escritorio frente a una pizarra con una persona que les “enseña” lo que dicen los libros que han sido experimentados por otros. Aunque la lectura es buena y te abre a muchos mundos, el conocimiento activo es mucho mejor que aquel que solo se sienta a escuchar.

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Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.

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