Tercer País Seguro
Teorema
El 18 de julio de 2019, el entonces presidente Jimmy Morales reconoció públicamente haber cedido parte de nuestra soberanía nacional al gobierno de los Estados Unidos para recibir a personas que habían ingresado sin documentos a ese país. Tanto nuestros héroes migrantes, como personas de otras nacionalidades serían acogidos en Guatemala, llegando con esposas en las muñecas de sus manos.
A los nuestros no podemos dejar de recibirlos. Son nuestros compatriotas y si cometieron algún crimen, debieran pagar por ello, pero lo siguen siendo. El problema está con los deportados que nacieron en otro país.
Estados Unidos no iba a enviar a seres angelicales. Lo más probable es que dentro de su envío hubiera criminales. Ellos podrían provenir de países que se hubieran negado a recibir a sus propios ciudadanos, por cualquier razón. O de países con los cuales las relaciones diplomáticas con EU estaban rotas, como Irán u otros que les darían un trato represivo, como Cuba.
Muchos protestamos por tal pérdida de soberanía cuando las discusiones estaban en desarrollo.
El presidente Morales envió a su Ministro de Gobernación, a discutir con el gobierno de EU y con el mismo Trump, los términos del acuerdo.
La designación de Enrique Degenhart, entonces Ministro de Gobernación fue acertada. Degenhart habla un inglés de muy alto nivel y, aunque sea baladí mencionarlo, su estatura física era importante para negociar con un Trump siempre altivo, pero que debía ver hacia arriba al Ministro quien es 6 cm más alto que él.
Morales, hay que decirlo, hizo toda la patriótica oposición que pudo. Trump, que maneja una diplomacia basada en intimidación y garrotazos, ofreció poner un impuesto a las remesas, castigar los precios del petróleo que importamos de Texas y, desde luego, aumentar las tarifas arancelarias.
La coerción más efectiva fueron los aranceles porque prendieron fuego en el seno del CACIF y de la AGEXPORT.
El Ministerio de Economía tuvo que recibir a los empresarios que se quejaban unos, y que amenazaban los otros. El presidente Morales pasó casi tres semanas sin dar declaraciones públicas.
Finalmente lo hizo, pero maquillando al esperpento todo lo que pudo. Dijo que se trataba de dar refugio humanitario a personas que vendrían aquí, a tramitar sus visas de ingreso a EU y después, puso su mejor sonrisa de papo.
Pero desde Estados Unidos Trump lo dijo claro y ufano con la sonrisa del niño de cuarto que quita el pan del chico de primero y después cuando este llora le pega un par de chipotazos por llorón: Hemos convertido a Guatemala, país aliado, en Tercer país seguro.
No se puede culpar al entonces presidente Morales porque también circuló el rumor (nunca confirmado) de que Estados Unidos estaba considerando enviar un ejército de ocupación a Guatemala.
Ante tan extrema posibilidad, no quedaba mucho que discutir. Por eso, no se puede culpar a Morales de haber cedido soberanía. Hizo todo lo posible. Aunque no fue suficiente.
En el Imperio y sus dominios, Trump es el emperador y a casi todos los demás países nos corresponde el papel de súbditos.
Esta vez, con la visita del Secretario Rubio, el proceso fue más breve y resultó innecesario hacer amenazas vociferantes. En vez de oposición, hubo complaciente sumisión por parte del señor Arévalo y de su gobierno. En las fotos se le ve sonriente, como emocionado por estrechar la mano del secretario Rubio. Parece que estuviera salvando a su Gobierno.
Actuó como aquella cortesana que, al enfrentar el derecho de pernada, en vez de experimentar un asomo de rebelde dignidad, se mostraba orgullosa de haber sido elegida y un tanto feliz de yacer con su señor.
Durante el gobierno de Serrano recuerdo que aconteció un requerimiento de Estados Unidos que también violentaba nuestra soberanía, pero fue manejado satisfactoriamente. Me temo que no tengo detalles. Si alguien los tuviera, le agradecería hacérmelos llegar.
Ojalá el gobierno pida a Enrique Degenhart y al negociador de Serrano, hacerse cargo de discutir el tratado que el Congreso habrá de aprobar.
Ellos, posiblemente, son las únicas personas con experiencia en tal tipo de negociación. Degenhart conoce personalmente a Trump, habla muy buen inglés y es grandote. En todo caso que, por misericordia con nuestro país, no se le ocurra enviar a nuestro alcohólico Ministro de Gobernación.
Los costos de mantener aquí a los deportados extranjeros, no debieran ser cubiertos por los ciudadanos que con sus tributos endeudamiento y alza de precios, cubren los ya excesivos y muchas veces absurdos gastos de nuestro manirroto Estado.
El preacuerdo también incluye el compromiso de vigilar que, por nuestra sinuosa, extensa y montañosa frontera con México, no pueda pasar ilegalmente alma alguna. Si varias partes de ese territorio nacional están ocupadas por narcotraficantes mexicanos, también habrá que barrer con ellos. Fácil decirlo.
Esto causará costos adicionales: el número de efectivos del Ejército Nacional habrá de ampliarse. Además, requerirá vehículos, equipo de vigilancia, drones, aviones de combate, helicópteros y gastos operativos (campamentos, uniformes, botas, fusiles, cuchillos, alimentación…) necesarios para cumplir con el gracioso ofrecimiento de Arévalo.
Los costos requeridos para proteger a nuestra frontera con México no deben ser cubiertos con impuestos cobrados a ciudadanos guatemaltecos. Que no nos hagan cargar con tal indignidad.
Si nos vemos forzados a cuidar nuestra frontera con México para satisfacer a Estados Unidos, al menos no financiemos las guerras que el Imperio libra fuera de sus propias fronteras.
![Tercer País Seguro 2 Area de Opinión](https://i0.wp.com/elsiglo.com.gt/wp-content/uploads/2020/04/171205-Autor-columna.png?resize=800%2C62&ssl=1)
Le invitamos a leer más del autor: