
La sabiduría del jefe: relaciones entre áreas
Liderazgo
Si usted lanza una pelota a alguien que no la espera, probablemente lo golpee y le cause un disgusto. En cambio, si le advierte su intención, quizá esa persona le indique cómo prefiere recibirla. Algo similar ocurre en las relaciones entre departamentos de una empresa.
Los vínculos entre quienes dirigen las áreas son decisivos. Cuando son positivos, los equipos coordinan acciones con fluidez. Pero si se tornan difíciles, el conflicto, los reclamos y la costumbre de atribuirse culpas consumen tiempo y energía. ¿Cómo fortalecerlos?
Propósito común. Parece un argumento gastado, pero si no se comparten objetivos ni valores, cada cual trabaja por los intereses de su equipo. En cambio, cuando existen indicadores corporativos (KPIs) que requieren sinergia para alcanzarse, el enfoque de ganar juntos se impone y cohesiona. ¿Cuáles son, en su empresa, las metas realmente comunes?
Mentalidad gerencial. Un equipo refleja a quien lo dirige. Un líder abierto al diálogo con otros jefes impulsa a su equipo a negociar con sus colegas, a ofrecer ayuda, solicitar ajustes en las relaciones y comunicar de antemano las decisiones que puedan impactarles.
Prioridad: mi equipo. No, no es una contradicción. Si se desea el bienestar y el alto rendimiento de toda la empresa, el trabajo comienza por fortalecer cada área. La interacción entre equipos sólidos permite crecer con orden: cada uno cumple bien su parte, y así el avance es equilibrado. Solo así la empresa avanza sin fracturas y con rumbo firme.
Receptividad y gratitud. En lugar de molestarse por una observación o sugerencia de otra área, los líderes inteligentes la analizan de inmediato y ajustan el rumbo si es necesario. La humildad abre puertas entre departamentos; el ego, en cambio, las clausura y bloquea.
Rituales. De forma periódica, la empresa organiza una feria de cooperación, en la que cada área comunica a las demás qué apoyo necesita para alcanzar sus metas. Así se forjan acuerdos, se establecen mesas de trabajo para la ayuda mutua y se comparten recursos.
Mediciones y correcciones. «En una escala de 0 a 5, ¿cómo evalúa su departamento la calidad del servicio que recibe del nuestro?». Una pregunta tan sencilla puede inspirar el rediseño de servicios y elevar la sinergia entre equipos. ¿Funcionaría en su empresa?
Interdependencia. Las relaciones y funciones de las áreas están regidas por políticas y procesos. Pero ¿cuándo fue la última vez que se actualizaron? ¿Cómo rediseñarlos cada año para que catalicen relaciones más ágiles y funcionales? ¿Será eso dar paso al cambio?
Todo lo anterior funciona si lo impulsan gerentes que comprenden que no basta con «lanzar pelotas»: hay que discernir a quién afectarán y tener la prudencia de advertir, consultar y acordar, siempre en procura del bien común. ¿Difícil? No, requiere sabiduría y voluntad.

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