
Aurora y la afición empolvada
Del Escritorio del General
En las múltiples rondas de la comunicación social, siempre ha estado presente el fútbol como entretenimiento, pasión y desahogo. Hoy, más que nunca, esa pasión se enciende con la algarabía que despierta el retorno del Club Aurora a la División Mayor.
Hace unos meses, mi amigo Kenny me contaba sobre la afición de su familia hacia este equipo: un legado que empezó con su abuelo y que hoy mantienen sus padres, tíos y primos. Esa conversación me inspiró a escribir sobre el ascenso del club, pues me conmovió descubrir que, aunque ellos son civiles, vibran con Aurora con el mismo fervor que nosotros, los militares, quienes históricamente hemos sido los principales seguidores de Los Tigres. En especial me impactó una imagen: la de su padre, de rodillas sobre el césped, agradeciendo el triunfo que devolvió a Aurora a la categoría mayor.
Este gesto refleja la esencia del fútbol: un deporte que no conoce fronteras de uniforme ni de condición, y que une bajo un mismo espíritu de victoria. El ascenso del Aurora rompe con veinte años de espera y con lo que Kenny describió con precisión: una afición empolvada. Ese polvo se sacudió y hoy se respira orgullo. El 16 de agosto, Aurora derrotó 3 a 2 al campeón Antigua, señal inequívoca de que el club está resurgiendo con fuerza y que vuelve a competir en las ligas mayores, alimentando ilusiones reales para nuestro fútbol nacional.
Vale recordar que los éxitos de nuestra selección nacional nacen del esfuerzo de los clubes de la Liga Mayor. Aurora, con su historia gloriosa de ocho títulos nacionales y múltiples gestas deportivas, se reincorpora a ese selecto grupo que da vida al fútbol guatemalteco. El renacer de Los Tigres no solo representa una victoria deportiva, sino también un impulso moral para militares, aficionados y juventudes que encuentran en el deporte un motivo de unidad, disciplina y esperanza.
Quiero resaltar que este logro no es producto de un entusiasmo pasajero, sino de décadas de trabajo, sacrificio y entrega de muchas directivas, jugadores y cuerpos técnicos. A ellos, nuestro reconocimiento. El Aurora que hoy vuelve a la liga mayor encarna un espíritu de vencedores que trasciende generaciones y revive la memoria de un club insigne que ha sabido escribir páginas gloriosas en la historia del fútbol nacional.
Hablar de Aurora no es hablar solo de un partido ganado: es hablar de historia, de compromiso, de patriotismo. El triunfo de Los Tigres nos enorgullece a todos y nos motiva a inspirar a las nuevas generaciones, a llenar los estadios, a vitorear con fuerza y a fortalecer la esencia del deporte nacional.
El Aurora vuelve a ser protagonista y con él ganamos todos. Su regreso simboliza disciplina, honor y esperanza, virtudes que engrandecen al fútbol guatemalteco y que fortalecen la ilusión de una selección nacional que nos represente con orgullo en escenarios internacionales.
Adelante, Aurora, con espíritu de vencedores.

Le invitamos a leer más del autor:
Descubre más desde El Siglo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.