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Rita Navarro: Heroína y Mártir Universitaria

Antropos

“Tus pasos se purifican
En la lluvia.
Ya no son sino la palabra
De la lluvia.
Inasibles, delgadas voces De agua”.
Roberto Obregón, poeta guatemalteco.

Guatemala se ha distinguido por dinámicas de confrontación política y social. Hay momentos de su historia que sus hijas e hijos caen abatidos por las balas o bajo la crueldad de la tortura. El drama, sufrimiento y frustración, cunden en la memoria colectiva. O bien el olvido que duerme en las conciencias que se tapan los ojos del alma para no sentir tristezas.

Me atrevería a afirmar que no hay ninguna guatemalteca o guatemalteco, que no viva el dolor que causa de la muerte de un ser querido bajo el arma asesina o bien ver partir a sus hijos hacia otras naciones, por un camino de interrogantes y peligros.  Estas y otras, constituyen nuestra propia tragedia. No hemos logrado encontrar la vía adecuada, inteligente y creativa para que la sociedad deje de vivir con un ojo abierto y otro cerrado, debido a los peligros que acechan por doquier.

Es el caso entonces de recordar a Rita Olga Navarro Barberena, quien fue acribillada hace cuarenta y tres años, cuando se dirigía de su casa en la Colonia el Maestro, hacia la Universidad de San Carlos. Tuvo algunas responsabilidades como ser directora de la Biblioteca y del Centro Cultural Universitario. Mujer de letras, sensitiva, linda y comprometida con las luchas por una mejor universidad. Actitudes, que indudablemente causaron escozor en las mentes perversas ultraconservadoras enemigas de la inteligencia, la belleza y la creatividad.

Desde el asesinato de Oliverio Castañeda de León, paradigma de los ideales juveniles, en el mes de octubre de 1978, la Universidad de San Carlos y los movimientos sociales, campesinos, poblacionales, obreros, vivieron años de lucha y sobresalto, porque fueron momentos llenos de ilusión, idealismo y dramatismo.

La confrontación era visible en un patio en el cual se dieron las luchas de un pueblo que alcanzó conciencia para aspirar a construir una sociedad, justa, libre, y respetuosa de la persona humana, ante otros sectores ultraconservadores llenos de perversidad que se empecinaron ideológicamente para no permitir que los movimientos por la dignidad avanzaran a través del dialogo culto y civilizado.

La persecución, desaparición, asesinatos de los sectores democráticos, genero miedo y terror que era lo que perseguían, los perseguidores de la inteligencia. Y por eso, ametrallar a Rita Navarro, joven intelectual cuyo único crimen fue su compromiso por una mejor universidad en la que se respetara el libre juego de ideas y la creatividad. Nunca sospecho Rita, que era objeto de vigilia y persecución criminal y por eso, nunca cambió la ruta desde su casa a la universidad. Cayó acribillada frente a las balas de sus asesinos. 

Ahora, procurando hacer un recuento de esos años tan violentos, me pregunto si la firma de los Acuerdos de Paz y el inicio de la llamada era democrática, han logrado que el país borre esa tristeza y drama que vivimos. Mi respuesta perceptiva, es que la confrontación continua y no hemos alcanzado a entender que el dialogo civilizatorio es el único camino, para salir de la hondonada en la que nos encontramos.

Esto me hace recordar algo que escribí hace algún tiempo: los seres humanos necesitamos talento y talante, porque adquieren un alto significado en nuestra vida. Es lo que nos lanza a construir momentos maravillosos, porque el talento nos permite claridad acerca de nuestras limitaciones en la búsqueda de la felicidad y esto consigue encontrar las ventanas por dónde dar los saltos necesarios para trascender el lagrimeo propio de las desgracias. Golpear el propio pecho o bien el de los otros, no resuelve los problemas, sino acrecienta el dolor. Se trata más bien de que con talento podamos ver la luz en el agujero de la historia y con talante avanzar en la solución de esta trágica vida cotidiana. Debemos recordar que la capacidad creativa y amorosa, así como la riqueza espiritual, propias del ser humano, hacen posible superar la agresividad y la ausencia de fraternidad.

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