Retos y Desafíos para Guatemala 2025
Poptun
El 2025 llega cargado de expectativas y tensiones para Guatemala. Mientras el mundo observa cambios geopolíticos que podrían tener repercusiones directas en nuestro territorio, en el plano interno nos encontramos ante decisiones críticas que definirán nuestro rumbo. Este nuevo año plantea retos que, si no se gestionan adecuadamente, podrían agravar la vulnerabilidad de millones de guatemaltecos.
Entre las situaciones que podrían perjudicar a Guatemala, es el regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos por su promesa en implementar políticas migratorias estrictas, incluidas deportaciones masivas de migrantes indocumentados. Según estimaciones, hay alrededor de 3 millones de guatemaltecos viviendo en Estados Unidos en situación regular e irregular, por lo que las remesas han sido, durante años, una fuente indispensable de ingreso para millones de familias guatemaltecas. En 2024, los envíos de dinero desde Estados Unidos alcanzaron cifras récord, representando casi el 20% del Producto Interno Bruto (PIB).
La deportación masiva de migrantes no solo sería una tragedia humanitaria, sino también un golpe directo a la economía guatemalteca, por el menor poder adquisitivo que generaría en las familias que dependen de ellas, lo cual generaría mayor pobreza y desigualdad y acarrearía mucha tensión en el mercado laboral por el retorno de miles de migrantes que vendrían a saturar un mercado laboral ya caracterizado por la informalidad y la falta de oportunidades.Para contrarrestar este escenario, será crucial que el gobierno implemente políticas de reintegración laboral y diversificación económica que reduzcan la dependencia de las remesas como motor del consumo interno.
En el ámbito interno, el reciente aumento del 10% al salario mínimo ha generado opiniones encontradas. Mientras algunos sectores lo celebran como un paso necesario hacia la mejora de las condiciones laborales de la clase trabajadora, otros, especialmente los empresarios, advierten sobre posibles consecuencias negativas.
Uno de los mayores temores es que este aumento fomente el crecimiento de la economía informal. Las pequeñas y medianas empresas, que representan más del 90% del tejido empresarial del país, podrían enfrentar dificultades para absorber los nuevos costos del incremento salarial, optando por reducir su plantilla laboral o trasladarse a la informalidad.
Además, existe el riesgo de que algunos empleadores trasladen este costo a los consumidores mediante el aumento de precios, lo que podría generar una presión inflacionaria que afecte principalmente a las familias de bajos ingresos. Este panorama se complicaría aún más si las deportaciones masivas agravan la competencia por empleos informales.
Para mitigar estos efectos, es indispensable que el gobierno adopte medidas complementarias, como incentivos fiscales para las empresas que generen empleo formal, programas de capacitación laboral y el fortalecimiento de la seguridad social para trabajadores informales.
La combinación de una posible reducción de remesas y el impacto del salario mínimo en un mercado laboral precario podría llevar a un aumento significativo de la informalidad laboral en 2025. Actualmente, más del 70% de la población económicamente activa trabaja en condiciones informales, sin acceso a derechos laborales ni seguridad social.
Esta situación no solo afecta la calidad de vida de los trabajadores, sino que también limita la capacidad del Estado para recaudar impuestos y financiar programas sociales. El desafío para 2025 será encontrar un equilibrio entre mejorar las condiciones laborales y fomentar la formalización del empleo.
Sin embargo, no todo el panorama es negativo, puesto que, en medio de los retos económicos que enfrenta Guatemala para este 2025, el turismo sostenible emerge como una oportunidad clave para diversificar la economía, generar empleos formales y proteger los recursos naturales y culturales del país. Nuestra riqueza en biodiversidad, tradiciones ancestrales y sitios históricos únicos coloca a Guatemala en una posición privilegiada.
A pesar de su enorme riqueza cultural y natural, el turismo en Guatemala no ha alcanzado su pleno potencial por carecer de la infraestructura necesaria para recibir visitantes de manera eficiente. Esto, sin embargo, representa una oportunidad para replantear el modelo turístico del país, enfocándose en prácticas sostenibles que impulsen el desarrollo local.
Sin lugar a dudas, el 2025 se perfila como un año decisivo para Guatemala, un momento en el que los retos económicos y sociales nos obligan a actuar con urgencia y determinación. La clave estará en construir alianzas entre gobierno, empresarios, sociedad civil y ciudadanos para enfrentar estas crisis de manera colectiva. Solo así podremos transformar los desafíos en oportunidades y avanzar hacia un país más justo, inclusivo y próspero. La historia de Guatemala nos ha demostrado que somos resilientes, pero ahora es momento de ser también visionarios. ¡Feliz Año Nuevo 2025!
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