«De sicarios de la pluma» a sicarios electorales
Desde Mi Trinchera
“Existen demasiados sicarios de la pluma”, y muy pocos hombres de palabra y honor, la que se sostiene con argumentos no con chismes de lavadero público, la que se exterioriza para enaltecer a la patria, y honrar la verdad, la que pesa más, que cualquier maletín lleno de dólares; son tan escasos como desiertos de rosas, como esos que tienen el poder del adiós, y se niegan a arrodillar ante la tentación del interés personal e ideológico, ante las necesidades reales de nación.
Esos sicarios se hacen notar, en infinidad de presentaciones, circulan como peste en nuestra sociedad, esparciendo mentiras a la carta, según las circunstancias que les beneficien en determinados momentos. Los hay en papel, los hay en las redes sociales, los hay dentro de los mismos partidos políticos, de boca en boca e institucionalizados, muchas veces utilizando las capacidades del mismo Estado.
Para estas fechas, tan cercanas a un nuevo proceso electoral aparecen los “sicarios electorales”, que destilan veneno, con miedo a la verdad, utilizando como estrategia la frase atribuida al emperador romano Julio Cesar, “Divide Et Impera”. Estos en su desenfrenada lucha por la conquista del poder político y la necesidad enferma de poner el Estado al servicio de sus intereses personales, pierden el rumbo e incluso la coherencia mental, al exteriorizar sus propuestas populistas incumplibles, también sus ataques a los contrincantes políticos, que tienen oportunidades reales, importando muy poco, que coincidan en apariencia con sus mismas líneas ideológicas, tratando así de dividir las legítimas aspiraciones y tendencias electorales de los ciudadanos.
El miedo a la derrota y seguir acumulando una deuda electoral ante sus financistas o mejor dicho patrones políticos, es otro factor que los hace recorrer el país y las redes sociales de la mano con la estupidez y difamación. Podemos citar a un Edmond Mulet, haciendo campaña anticipada, utilizando como treta la promoción de su libro autobiográfico, y de paso aprovechar de una vez, el inventar falsos rumores, por donde pasa, cual “vecina chismosa”, como el que a “una candidata no la van dejar participar ”, con ello según él, tratando de cambiar un futuro, que se le pinta de negro a Don Edmond, ya que según “cantan los pajaritos”, que el expediente que le tienen abierto en el TSE por campaña anticipada, es mucho más grueso que el librito con el que se trata de vender en sus convocatorias y mítines políticos. En el caso de Roberto Arzú, su sicariato se resume, a un desfile de promesas populistas e imposibles, a comentarios ácidamente tontos, eso sí, con un poder de imaginación, inerte, perdido en la época de la psicodelia de los 70s; su escasa seriedad ideológica, hace verlo como un aprovechado, que a sabiendas que sus oportunidades de victoria son nulas, se aventura a participar, echándose a la bolsa algunos incautos, que le creen su juego de palabras y le recetan sus centavitos para capitalizarse. Su alianza con Alfonso Portillo, don Roberto, no es de sorprender, ya que ambos son iguales, ambiciosos, sin dignidad y cuerudos… dice Roberto que al lado de Alfonso Portillo “pretende crear una gran nación”, imaginemos eso…un ex convicto, un ladrón, asesino, que purgó prisión y aceptó haberse apropiado de 2 millones de dólares, provenientes de la República de Taiwán, resumiendo, un total corrupto. Ahora bien, apuñalar a su propia sangre por la ambición de poder, deja mucho que desear, al criticar de una forma infantil, la alianza de la derecha, liderada por su hermano Álvaro Arzú Escobar y por Zury Mayté Ríos Sosa, pareciere que le produjere más miedo que cólera, ya que haciendo una comparación, en la unión de estas figuras políticas públicas, le dan un significado y respeto a la libertad, a la vida misma desde su concepción, a los valores elementales como ciudadanos guatemaltecos, al respeto de la propiedad privada, principios de desarrollo que hablan por sí solos, un buen génesis para darle forma sólida a la unidad nacional, frente a los desafíos y los engaños de la izquierda populista y mentirosa, atrapados en la burbuja de la revolución, y los ídolos de barro, como los de don Alfonso Portillo, el Che Guevara , Jacobo Arbenz y Edgar Gutiérrez.
Así existen muchos sicarios electorales, que agrupados en micro partidos, buscan pequeñas cuotas de poder, sin importarles el bienestar general; también existen los estilo “llaneros solitarios”, que tan solo con mover nuestra mirada, basta para descubrir miles de perfiles, muchos de ellos falsos, que esconden sus verdaderas intenciones en los medios de comunicación y redes sociales, dedicados a organizar grupos en Facebook, WhatsApp y Twitter para generar polémica, confundiendo y manipulando a los lectores; muchos de estos perfiles coquetean con Dios y con el diablo, tiran una de cal y otra de arena, siempre a la espera de poder permear algún partido político que les ofrezca beneficios personales al llegar al poder; por lo mismo es que los partidos políticos deben hacer un análisis constante, de la gente que circula dentro de sus filas, principalmente en época de campaña electoral.
En la política, divide y vencerás, o dividir para reinar, es ganar y mantener el poder mediante la ruptura de las concentraciones más grandes, en fracciones que tienen menos energía en su aislada individualidad; y es por ello , que entre la diversidad de pensamientos erróneos y la falta de liderazgos reales, los sicarios electorales se hacen presentes, con sus calumnias, ya que sus intereses personales se sienten vulnerables, al avizorar la unidad y el nacimiento de alianzas con visión de país, que empiezan a converger, porque la unión de sus principios y valores coinciden loablemente, todo por una mejor nación, por una Guatemala grande, como siempre ha merecido ser.
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