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Problemático triunfo de Bernardo e infamante derrota de Sandra

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Se celebró finalmente, el pasado 20 de agosto, la segunda elección presidencial. Hubo triunfo de Bernardo Arévalo o hubo derrota de Sandra Torres. El triunfo de Bernardo me parece problemático. La derrota de Sandra me parece infamante.

Triunfo de Bernardo. Una investigación emprendida por el Ministerio Público sugiere que el triunfo de Bernardo es legalmente problemático porque su candidatura fue propuesta por un partido, el Movimiento Semilla, cuyos fundadores presuntamente cumplieron de manera fraudulenta el requisito sobre número de afiliados. Se plantean, pues, cuestiones como estas: ¿sería legal la candidatura presidencial propuesta por un partido cuya fundación habría sido fraudulenta? ¿Sería legal la elección del candidato presidencial propuesto por ese partido?

Según investigación del Ministerio Público, en el proceso de fundación de Movimiento Semilla fueron falsificadas firmas de cientos o miles de ciudadanos, entre ellas firmas de ciudadanos que ya habían fallecido. No hubo correspondencia entre nombre de algunos ciudadanos afiliados, y número de Documento Personal de Identificación. Fueron afiliados ficticios ciudadanos, o ciudadanos de quienes el Registro Nacional de las Personas no tiene información. El nombre de decenas de afiliados se repitió dos y hasta tres veces.

Por esos hechos, la Corte de Apelaciones, por solicitud del Ministerio Público, ordenó suspender la personalidad jurídica de Movimiento Semilla. El partido interpuso un recurso de amparo en la Corte de Suprema de Justicia, para invalidar la orden. El amparo fue concedido definitivamente el pasado viernes 18 de agosto. Sin embargo, el Ministerio Público prosigue la investigación, y hasta puede solicitar la orden de captura de miembros dirigentes del partido.

El triunfo de Bernardo también es problemático porque persiste la sospecha de que fue cometido un fraude electoral, con el cual habría podido ser uno de los dos candidatos que obtuvo más votos, y por ello, contendería en una segunda elección. La Corte de Constitucionalidad ordenó comprobar la adjudicación de votos; pero el Tribunal Supremo Electoral impidió una comprobación satisfactoria.

Es probable que, por amenazante exigencia extranjera o por intimidante demanda internacional, o por sórdido griterío socialista nacional, internacional o extranjero, esa problematicidad sea resuelta políticamente y que, entonces, obligadamente los jueces dictaminen que la fundación del partido fue legal, y no admitan ninguna impugnación del proceso electoral. Finalmente, con presumible ficticia legitimidad legal, Bernardo será Presidente de la República.

Infamante derrota de Sandra. Sandra ha contendido en tres procesos electorales. En el primero, celebrado en el año 2015, fue uno de los dos candidatos presidenciales que obtuvo más votos, y contendió en una segunda elección. Fue derrotada. En el segundo, celebrado en el año 2020, también fue uno de esos dos candidatos, y contendió en una segunda elección. Fue derrotada.

En el tercer proceso electoral, cuya primera elección se celebró el 25 de junio del presente año, Sandra también fue uno de esos dos candidatos, y contendió en una segunda elección, que se celebró el pasado 20 de agosto. Fue derrotada. Fue una derrota infamante, o deshonrosa, o indecorosa, por tres razones. La primera es el hecho mismo de haber sido derrotada por tercera vez en una segunda elección, y derrotada por quien por primera vez contendía en una elección presidencial. La segunda es que su contendiente triunfó con una notable ventaja de proporción de votos. La tercera es que la proporción de votos que ella obtuvo fue menor que la que obtuvo en el proceso electoral del año 2019. Ella no disfrutó de un progreso sino sufrió un regreso eleccionario.

En los tres procesos electorales la estrategia principal de Sandra consistió en prometer, a los pobres, gratuitamente, bienes como alimentos y dinero, y hasta artículos deportivos.  Las dos primeras derrotas de Sandra, en una segunda elección, podían haberla persuadido de que, con esa estrategia, obtenía, en la primera elección, votos suficientes solamente para contender en una segunda elección; pero no suficientes para triunfar. No hubo tal persuasión, y en el tercer proceso electoral no complementó aquella estrategia con una estrategia dirigida a obtener votos que no podían provenir de los pobres. No la complementó, sino la renovó.

Las dos primeras derrotas también podían haber persuadido a Sandra de que el poder electoral de repudio a ella, quien era precisamente el candidato presidencial más repudiado, no se manifestaba en la primera elección, porque el voto se adjudicaba a multitud de candidatos presidenciales. Empero, se manifestaba en la segunda elección, en la que el voto se adjudicaba solamente a dos candidatos. Tampoco hubo tal persuasión, y en el tercer proceso electoral no actuó para ser menos repudiada, sino persistió en serlo.

Sandra debió reconocer que, aunque una determinada proporción de ciudadanos adjudicaría su voto a Bernardo, por repudio a ella, determinada proporción adjudicaría su voto a él, por él mismo; y esta proporción podía incrementarse hasta conferirle una ventaja propicia para el triunfo. Sandra tenía, pues, que haber actuado con intrépida creatividad, con el fin de evitar que su contendiente adquiriera aquella ventaja. No hubo tal actuar, y persistió en su estrategia de prometer bienes gratuitos, precisamente en un proceso de segunda elección, en el que tal estrategia había demostrado ser inútil.

No necesariamente con una estrategia complementaria o con un intrépido actuar creativo Sandra hubiera sido el candidato ganador; pero hubiera reducido la probabilidad de ser un festín de la infamia, o de la deshonra y el indecoro.

¿Desistirá Sandra de ser candidato presidencial? Es improbable. Su ambición presidencialista persistirá. Tiene coraje, tenacidad y perseverancia para tal persistencia. Empero, no tiene inteligencia. Por no tenerla, su mejor y finalmente fracasado recurso competitivo es prometer, en el infortunado mercado de la pobreza, bienes gratuitos, con la intención de obtener votos de los pobres. Por no tenerla, el pasado 18 de agosto, en un discurso de clausura de campaña electoral, pudo decir: “Amigos y amigas: somos pueblo… Nos han dicho ellos, los del partido Semilla, que ellos son solo pensantes, y que nosotros somos ignorantes. Así nos han dicho. ¡Pues la ignorancia es la riqueza de la cultura de nuestro pueblo, amigos y amigas!”

Post scriptum. El próximo Presidente de la República, Bernardo Arévalo, electo por 26% de los ciudadanos empadronados, plantea inquietantes enigmas, conexos con preocupantes sucesos impredecibles. ¿Hasta qué grado intentará conducir la patria hacia el socialismo? ¿Hasta qué grado será tolerado ese intento, aun por quienes votaron por él? ¿Actuará con la prudente cautela de su padre, Juan José Arévalo Bermejo? ¿O actuará con la suicida insensatez de Juan Jacobo Árbenz Guzmán?

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