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¿Brindar ternura?

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¿Ternura?, nos trasladamos al diccionario y encontramos «cualidad de tierno»; ¿sinónimos?: delicadeza, suavidad, blandura, afecto, amor, cariño, estimación, mimo; La segunda lectura que nos proporciona el significado de la ternura es que es un sentimiento puro y espontáneo que demostramos con infinito mimo y una necesidad instintiva y desinteresada de proteger y cuidar a ese ser u objeto.

Pero todavía se podría hacer una tercera lectura sobre lo que significa la ternura y es que se trata de un sentimiento subjetivo. Es decir, no a todos nos despierta el sentimiento de ternura ni las mismas cosas ni las mismas personas.

Sin embargo, la ternura también es analizada desde el punto de vista científico por la psicología, aunque muy recientemente, que la define como una emoción reconfortante, donde la ternura va más allá de una sensación o un gesto hacia algo o alguien, y se postula también como un tipo de lenguaje que tiene su traducción en nuestras relaciones y cuya puesta en marcha es muy beneficiosa para nuestro bienestar.

Me detengo acá, y en particular, cuando planteo en dos párrafos anteriores, «…no a todos nos despierta…». Resulta mucho más común ser más tiernos con los niños (as) desde recién nacidos y sus primeros años, prestándole más atención, noches de insomnios donde estando el bebé “sin mover un dedo”, solemos escudriñar cualquier sonido, aunque el silencio sea sepulcral, para colmo en tiempos modernos el empleo de una cámara, bien estando en casa o fuera de ella.

Que en la medida que crecen, solemos distanciarnos y hasta reducir nuestro afecto, limitándonos en muchos casos al extremo de «cómo saliste en los exámenes…», «si tienes buenas notas, te obsequiaré un nuevo celular…». Nota: por supuesto para este escribidor, es algo totalmente incorrecto.

La problemática se profundiza, cuando se es más adulto y las personas de la tercera edad, que jugaron (siendo padres) y que siguen jugando un rol extraordinario en el accionar brindando ternura «mamá, ¿me puedes cuidar los niños, ya que hoy trabajo hasta tarde?»

Hay quienes erróneamente se olvidan que fueron atendidos, a base de sacrificios, sin una obligación, pero sí con un deber brindarles amor, pero, además sabidurías, buenos consejos, valores, enseñarles desde pequeños a ser personas de bien y que se limitan a atender su núcleo familiar, quedando por fuera el resto considerándolos una carga y cuyas acciones resultan ser puntuales: el cumpleaños de la abuela (o); habla con tus padres para que …   

Otro factor a tener en cuenta es entre los propios adultos, por ejemplo: abuelo – abuela, donde si bien en una relación de años, dónde pudiera considerarse una vida “desgastada”, por los vaivenes que se producen en la misma, tiempos buenos, tiempos malos, pero además por conocerse ambos de “arriba abajo”, donde en su momento su atención se dirigió a la crianza de todos sus descendientes, al trabajo, contradicciones que no llegan a nada, más cuando son reiterativas, muestra de ello las canas, arrugas, bolsones debajo de los ojos, lentes de mayor grosor y no a la atención de ellos mismos por otros y entre ellos fundamentalmente.

Canas, no implica que la vida ha terminado, al contrario, tienen un mundo por delante, acaso no hay un dicho que dice, «recordar es volver al vivir»

¡Vieja, que tal si hoy nos vamos al parque donde nos conocimos y nos juramos amor eterno! ¡Y después a bailar un rato aquellos boleros, que lo hacíamos en un solo ladrillo!; ¡Viejo, ya estoy lista!

Recuerde que, practicar la ternura nos hace sentir bien porque nos conecta con un registro emocional que nos hace experimentar calma, confianza y positividad cuando la llevamos a cabo. Y aunque pueda parecer mentira, por el mundo material en el cual estamos inmersos, hay muchos estudios que demuestran que la ternura sigue triunfando.

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Pero todavía se podría hacer una tercera lectura sobre lo que significa la ternura y es que se trata de un sentimiento subjetivo. Es decir, no a todos nos despierta el sentimiento de ternura ni las mismas cosas ni las mismas personas.

Sin embargo, la ternura también es analizada desde el punto de vista científico por la psicología, aunque muy recientemente, que la define como una emoción reconfortante, donde la ternura va más allá de una sensación o un gesto hacia algo o alguien, y se postula también como un tipo de lenguaje que tiene su traducción en nuestras relaciones y cuya puesta en marcha es muy beneficiosa para nuestro bienestar.

Me detengo acá, y en particular, cuando planteo en dos párrafos anteriores, «…no a todos nos despierta…». Resulta mucho más común ser más tiernos con los niños (as) desde recién nacidos y sus primeros años, prestándole más atención, noches de insomnios donde estando el bebé “sin mover un dedo”, solemos escudriñar cualquier sonido, aunque el silencio sea sepulcral, para colmo en tiempos modernos el empleo de una cámara, bien estando en casa o fuera de ella.

Que en la medida que crecen, solemos distanciarnos y hasta reducir nuestro afecto, limitándonos en muchos casos al extremo de «cómo saliste en los exámenes…», «si tienes buenas notas, te obsequiaré un nuevo celular…». Nota: por supuesto para este escribidor, es algo totalmente incorrecto.

La problemática se profundiza, cuando se es más adulto y las personas de la tercera edad, que jugaron (siendo padres) y que siguen jugando un rol extraordinario en el accionar brindando ternura «mamá, ¿me puedes cuidar los niños, ya que hoy trabajo hasta tarde?»

Hay quienes erróneamente se olvidan que fueron atendidos, a base de sacrificios, sin una obligación, pero sí con un deber brindarles amor, pero, además sabidurías, buenos consejos, valores, enseñarles desde pequeños a ser personas de bien y que se limitan a atender su núcleo familiar, quedando por fuera el resto considerándolos una carga y cuyas acciones resultan ser puntuales: el cumpleaños de la abuela (o); habla con tus padres para que …   

Otro factor a tener en cuenta es entre los propios adultos, por ejemplo: abuelo – abuela, donde si bien en una relación de años, dónde pudiera considerarse una vida “desgastada”, por los vaivenes que se producen en la misma, tiempos buenos, tiempos malos, pero además por conocerse ambos de “arriba abajo”, donde en su momento su atención se dirigió a la crianza de todos sus descendientes, al trabajo, contradicciones que no llegan a nada, más cuando son reiterativas, muestra de ello las canas, arrugas, bolsones debajo de los ojos, lentes de mayor grosor y no a la atención de ellos mismos por otros y entre ellos fundamentalmente.

Canas, no implica que la vida ha terminado, al contrario, tienen un mundo por delante, acaso no hay un dicho que dice, «recordar es volver al vivir»

¡Vieja, que tal si hoy nos vamos al parque donde nos conocimos y nos juramos amor eterno! ¡Y después a bailar un rato aquellos boleros, que lo hacíamos en un solo ladrillo!; ¡Viejo, ya estoy lista!

Recuerde que, practicar la ternura nos hace sentir bien porque nos conecta con un registro emocional que nos hace experimentar calma, confianza y positividad cuando la llevamos a cabo. Y aunque pueda parecer mentira, por el mundo material en el cual estamos inmersos, hay muchos estudios que demuestran que la ternura sigue triunfando.


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Ernesto González Valdés

Nació en la ciudad de La Habana, Cuba y es nacionalizado Nicaragüense tiene estudios superiores de Licenciatura en Pedagogía y posgrados en Química Orgánica y elaboración de materiales didácticos.

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