NacionalesMirilla indiscreta

El pueblo que quiere ser libre… lo será

Mirilla Indiscreta

La voluntad de ser libre entraña una disposición sobrenatural, impresa en la conciencia del ser humano, qué, aun siendo esclavo, odia al esclavista, aunque lo alimente como a un animal.

El poder de esclavizar envilece al opresor, sea una persona o una nación.

La fuerza inmoral que lo mantiene arrastra a su pueblo a la desventura del desprecio universal.

No hay tanto tiempo que lo soporte, como tampoco que lo olvide.

Su historia, siempre pasajera, aunque dure siglos, los anota, como abortos malignos y perecederos de la humanidad.

Enfrentarse al poder de turno, implica orgullo frente a la derrota y fortaleza, determinación y coraje permanente si se triunfa.

La Guatemala pequeña ante las decisiones corporativas del mundo globalista, no enfrenta al puñado de revoltosos que vendieron el alma y su nacionalidad.

La banda de forajidos que los representa, saben que las decisiones del destino que nos quieren imponer universalmente, obedece a las reglas, de los más poderosos de la tierra, que vomitan la convivencia pacífica, pero cínicamente invocan la paz.

Contradictoriamente, bañan con sangre todos los días el planeta y odian por exóticas, insolentes y atrevidamente libertarias, las soberanías de los pueblos.

¡Frente a eso nos enfrentamos los SOBERANISTAS guatemaltecos!

Enfrentarse al imperio de turno, es una osadía en cualquier tiempo, aun cuando se encuentre, en proceso irreversible de implosión (una explosión hacia adentro, como un globo que se desinfla en lugar de explotar) pero se vuelven históricamente, todos los imperios, más peligrosos, en el proceso de extinción porque mueren matando.

Todas esas fuerzas aliadas con un solo propósito parasitan del erario estadunidense, siendo criminalmente dilapidadores, con la plata de sus contribuyentes, que ignoran el destino sedicioso de sus impuestos.

Desconocen que refuerzan las ambiciones totalitarias de la dirigencia impopular e impuesta de su país

Que fuera de tiempo, insisten en retornar al control unipolar, donde otras potencias, les tienen que recordar que la época de don Teddy Roosevelt Junior, vigésimo sexto presidente de los Estados Unidos 1901-1909 y el garrote vil, ya no caben en un mundo multipolar.

Roosevelt, acostumbrado a buscar la expansión ilimitada de su influencia imperial, hizo célebre, su paso, en barco, rumbo a Panamá, negociando con Colombia la porción que era de su territorio, alentando la independencia de nuestro hermano país panameño.

Don Anastasio Somoza García, dictador a cargo de Nicaragua, le hizo saber al Presidente, la intención de visitarlo al barco.

Irritado don Teddy, de mala manera, le dijo a su canciller: “yo no quiero ver a ese dictador hijo de la gran puta”.

A lo que el canciller respondió: “Sí presidente, pero no se olvide que es NUESTRO HIJO DE PUTA”.

¿Cuántos guatemaltecos, aliados y vendepatrias, serán los sucesores del Señor Somoza García?

La intervención abierta y sin límites, acompañada de los recursos suficientes, han prostituido la inexistente firmeza de los grupúsculos subversivos.

Filas de dirigentes políticos y empresariales, que se hincan de oficio, frente a las presiones internacionales, firman en bloque, manifiestos espurios y antinacionales.

Por ejemplo, una lista de expresidentes, que se pronunciaron sobre Guatemala, incluye extrañamente los nombres de por lo menos dos que llaman la atención:

José María Aznar, presidente del Gobierno de España de 1996 al 2004, cuyo país está siendo desmembrado por el actual presidente socialista Pedro Sánchez, qué, con el apoyo de otro grupúsculo de separatistas catalanes, tienen encendido ese país.

Por seis votos, que le faltaban para colocarse, Sánchez transó la independencia de esa porción de territorio español, que mantiene desbordadas las calles de toda la nación, exigiendo la renuncia del traidor.

Otra firma extraña:

Álvaro Uribe Vélez, expresidente colombiano por dos períodos (2002-2006) cuya lucha contra el actual presidente Petro, es imbatible y quién en diferentes oportunidades ha hecho llegar su voz de solidaridad a los SOBERANISTAS guatemaltecos.

Incluir otras, no vale la pena.

Estas dos son suficientes para expresar nuestro rechazo a ese tipo de comunicados espurios.

La semana que se inicia mañana será de extremada trascendencia, ésta que hoy finaliza, no lo fue menos.

Se eligió la nueva Corte Suprema de Justicia y serán sus nuevos integrantes los que tengan que solventar con gallardía, el llamado del clamor nacional mayoritario y libre de no hacer más de lo que la ley claramente les indica… pero tampoco menos.

Su hidalguía se medirá por su irrestricto apego a la ley y la Constitución de la República… tarea difícil en las actuales circunstancias de presión de la intervención extranjera.

Su nuevo Presidente Licenciado Oscar Cruz Oliva y sus compañeros de valiente tarea, tienen la tesitura, para representar los intereses nacionales, al margen de la abusiva presión internacional.

Los antejuicios, en marcha, tendrán como escenario, el miedo, el oportunismo, o la amenaza.

La integridad histórica parlamentaria, dependerá del papel que les impusieron las circunstancias y los sorteos del pleno.

Deben caminar sin defecciones ni excusas dilatorias.

El destacado jurista Ricardo Sagastume apuntó con sobrada solvencia:

“El derecho de antejuicio es un privilegio/garantía otorgado por la Constitución a los funcionarios que efectivamente se encuentren en ejercicio del cargo y termina cuando el titular cesa en su ejercicio.

El Presidente/vicepresidente electo, no está en ejercicio de cargo alguno. Le corresponde al Presidente/Vicepresidente en funciones. No puede haber dos presidentes simultáneamente gozando del mismo privilegio.

El derecho de antejuicio solo puede ser otorgado por la Constitución, no puede ser aplicado supletoriamente o por analogía.

El Presidente/Vicepresidente electo gozará de esa garantía únicamente cuando tome posesión y haya prestado previamente juramento de fidelidad a la Constitución”

Desde luego, si se demuestra la comisión de delitos durante la elección a diputados, obviamente el derecho de antejuicio no existe, y la aplicación de la justicia debiera ser de inmediato.

A mí la cárcel me desagrada, por qué yo la sufrí por motivos políticos hace 53 años.

Era consultor de la fundación para el desarrollo internacional de los expresidentes Joaquín Balaguer de República Dominicana y del expresidente José Figueres Ferrer, de Costa Rica, querido catedrático y amigo de la Escuela Interamericana de Educación Democrática (EIDED).

No obstante, esa condición, me capturaron en un Estado de sitio por “medidas de seguridad”.

Me llevaron al segundo cuerpo y al día siguiente, cuando el juzgado ordenó mi libertad, me secuestraron en la misma cárcel y negaron mi detención.

Mi padrino de bautizo, Mariano Arévalo Bermejo, amigo del presidente, intercedió por mi liberación, y me protegió en su apartamento del edificio Guatemala, el mismo día que me liberaron con la condición de presentarme cada 24 horas a la policía secreta, mes y medio después, un 21 de diciembre de 1970.

Yo hacía política militante del antiguo Partido Revolucionario, antes que lo invadieran los oportunistas, y consideré que era parte de mi vida política la detención.

No lloriquee ni pedí clemencia, afronté mi situación con la misma actitud del dirigente político juvenil.

Pero esa es otra larga historia, que contaré en mis arrugadas memorias.

Preparémonos pues, para el desenlace de esta porción de la historia patria.

Si aguantamos hasta el jueves, nos pondremos la coraza de los vencedores.

¡Se les terminará el tiempo… y este pedacito de tierra será nuestro y de la libertad!

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Le invitamos a leer más del autor:

Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.

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