
La Casa de los Chocobananos
Barataria
Como “otra mancha más al tigre” aparece durante esta semana un nuevo caso de corrupción al estilo del famoso caso B410. De lo que ya estamos acostumbrados los guatemaltecos que no nos queda más que ver cómo los millones de quetzales del presupuesto del Estado terminan en manos de particulares que se enriquecen con “uno o dos negocios” en dónde parten y reparten a funcionarios con el agradecimiento de haberles dado la oportunidad de salir de la pobreza. Así, en Guatemala no es necesario dedicarse cada día para trabajar, para estudiar y hacer su mejor esfuerzo para lograr superación, no es necesario porque el mensaje de la sociedad guatemalteca a cada ciudadano es este: “Si tienes cuello, si tienes un amigo, pariente o referido o un conecte que este en el gobierno te puede ayudar a salir de la pobreza en un dos por tres…”
En efecto, resulta inverosímil cómo casos de corrupción como el famoso caso B410 denunciado convenientemente por el exsuperintendente Marco Livio Díaz cuando ya había pasado el corrupto gobierno de Alejandro Giammattei que supone un entramado de sociedades anónimas que estuvieron conectadas entre sí, sin siquiera presentar declaraciones de IVA e Impuesto Sobre la Renta, que jamás fueron perseguidas, bloqueadas ni fiscalizadas pero que, una vez ya fuera el señor Giammattei y sus corruptos ministros, salió a decir campante “este listado se sociedades defraudaron al fisco, pero algunas ya están arreglando sus clavos”. Como premio a su fiel servicio a la corrupción del país, el famoso y corrupto superintendente terminó siendo “diplomático” porque el gobierno de Arévalo le premió como embajador en Honduras. Bien se dice que ser corrupto en Guatemala es la mejor profesión que hay, porque se gana dinero y encima se limpia el nombre.
Ahora aparece otro caso similar, no es posible que en una casa funcionen sociedades “de papel” como J&E Construcciones, S.A, Pharma Rehobot J&E, S.A o Negocios y Conferencias J&E, S.A compartan oficina en un inmueble pequeño en dónde además de vender chocobananos habrá una pequeña oficina contable. Las sociedades fueron constituidas a conveniencia, a partir del año 2023 como preparación para los actos de corrupción del gobierno entrante y sus contratos millonarios con los Ministerios de Desarrollo, Ministerio de Gobernación, Ministerio de Comunicaciones, Empresa Portuaria Quetzal y Empresa Portuaria Santo Tomás de Castilla es decir que estas sociedades creadas para defraudar, lograron su cometido tuvieron sus contratos en procesos cuestionados, ya preparados para lograr los millones que robaron al pueblo de Guatemala.
En efecto, en conjunto las adjudicaciones suman 140 millones de Quetzales solo en este gobierno “anticorrupción” de Bernardo Arévalo, muchas de las adjudicaciones son hasta instalación de un sistema biométrico y red de fibra óptica sin tener nada absolutamente nada de experiencia, lo más alarmante del caso es ¿Cómo estas empresas lograron burlar el Registro General de Adquisiciones del Estado para aumentar su capacidad de contratación de unos cuantos miles de quetzales a millones en poco menos de un año? ¿Qué dice de esto el Ministro de Finanzas, Jonathan Menkos?
En fin, estamos ante otro caso de corrupción, como muchos otros que se busca desviar la atención, que no se haga mucho ruido y a no ser por denuncias de la oposición y de algunos diputados, no hubiera salido a luz. Sobre todo, como ha pasado durante este gobierno del señor Arévalo, el silencio complice es la receta para todo esto. Ningún funcionario de los involucrados en estos actos de corrupción porque la corrupción se ha dado en sus ministerios como el de Desarrollo Rural, Comunicaciones o el recién estrenado ministro de Gobernación ha dicho una sola palabra. Tampoco las empresas portuarias se han pronunciado.
Nadie dice nada y quien debería, por mandato legal y moral explicar lo que ha sucedido y pedir rendición de cuentas a sus funcionarios, es decir el señor Arévalo Presidente de la República se ha quedado callado, no dice nada ni sale al paso de lo que esta sucediendo con este otro caso de corrupción. Pero aquí es donde se ve que las instituciones que deberían hacer su trabajo no lo hacen: No vemos a la Contraloría de Cuentas verificando estos casos y denunciando, tampoco vemos a la Superintendencia de Bancos denunciando estos aumentos de flujo monetario en empresas recién abiertas que pasan de abrir una cuenta bancaria con 500 quetzales a depositar millones de quetzales en menos de seis meses, tampoco vemos a los Bancos con su departamento de Verificación analizando este tipo de transacciones, ni vemos a la Superintendencia de Administración Tributaria siguiendo la pista a las empresas que, como estas seguramente no han emitido facturas. En fin las instituciones al parecer solo persiguen al guatemalteco honrado y no a los mafiosos que corrompen al amparo del gobierno.
Si fuere el caso de un empresario honrado que participara en una licitación estatal, seguramente ya la SAT estuviera enviando mensajes diciéndole que tiene omisos, seguramente el Banco en donde tiene sus cuentas le habría bloqueado la cuenta hasta que demuestre que el flujo de dinero tiene origen lícito y, quizá la Contraloría ya estaría auditando el caso. Porque en Guatemala así sucede con la gente honrada, el sistema lo han derivado para que proteja al corrupto, puede ser un Juez, Magistrado, Diputado, Ministro o cualquier otro funcionario cuyo salario no le da para tener una vida de ricos y millonarios pero se anda dando el lujo que en su vida tuvo. Es así como en Guatemala, quien llega a ser funcionario o quien esté conectado con las esferas de poder sale de la pobreza. Así, muchos funcionarios y alcaldes que no tenían nada antes de estar en el poder, ahora resultan personas hábiles para los negocios, son unos genios “haciendo dinero” que no lo hacían cuando no estaban en el poder. Parece ser que, ser funcionario en Guatemala, se experimenta la transformación del siglo y aquel que entra sin nada luego sale siendo todo un zar en los negocios y vive una vida cómoda. Todos hemos visto como muchos de los actuales funcionarios no tenían los gustos refinados, los lujos y la capacidad económica que ahora hacen gala y también hemos visto como los que antes estuvieron en el poder salieron de la pobreza cuando se aprovecharon hasta de los muertos de la pandemia.
Al final ahora es la “Casa de los Chocobananos”, antes era el “Caso B 410”, ya vimos el caso “Miguelito y Giammattei”, tuvimos el caso “La Línea” y seguramente habrá muchos otros casos que no sabremos, lo cierto es que cada año el Gobierno propone un abultado presupuesto de gastos que se aprueba y cada año vemos menos de los impuestos invertidos en lo que necesitamos, cada año hay menos bienestar en la sociedad y más corrupción. Cada año vemos cómo los funcionarios hacen nada y roban mucho, vemos como la corrupción aumenta y también vemos la paciencia de quien gobierna que no hace absolutamente nada para exigir explicaciones mucho menos para tomar decisiones.
Así las cosas, hasta que no haya un punto de inflexión en dónde se ataque la corrupción de frente por cada institución estamos condenados a ver casos como este o como otros que suenan a millones de millones de quetzales que van a parar a bolsillos particulares en detrimento del erario y que tanto ha sucedido que hasta acostumbrados estamos que ni el Ministerio Público ni el Poder Judicial haga algo con los casos que tiene, parece tal que desde que tenemos memoria no hemos visto más que circo judicial, procesos mediáticos para dar la apariencia de que se persigue al corrupto y alguna condena por venganza política, pero condenas por casos de corrupción, en Guatemala simplemente no existe, porque el poder judicial, el MP, el Gobierno y funcionarios actuales y pasados, partidos políticos de izquierda, derecha o sin norte ideológico y empresarios corruptos, simplemente son de un mismo bando: El verdadero pacto de corruptos o la Corrupción 3.0.

Le invitamos a leer más del autor:
Descubre más desde El Siglo
Suscríbete y recibe las últimas entradas en tu correo electrónico.



