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La Voluntad… ¿Es suficiente?

Por: Erlin Amaya

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad.” –A. Einstein A  lo largo de nuestra vida hemos escuchado frases como esta, la cual me parece completamente acertada. Comparto plenamente que la voluntad mueve montañas, y que es el primer paso para lograr cualquier meta que nos propongamos en la vida. Sin embargo, la voluntad para que se cumpla como tal, debe conllevar accción sin la cual quedaría convertida únicamente en una intención, y como dice un viejo refrán “El camino al infierno está repleto de buenas intenciones”.

En Guatemala como en muchos otros países alrededor del mundo se han intentado implementar políticas públicas que atiendan a las necesidades y demandas de la población. Para lo cual es necesario un proceso de formulación, implementación y evaluación. Sin embargo, una de las principales causas de que estas políticas públicas nunca lleguen a la fase de implementación es porque realmente no atienden a los intereses ni del gobierno, ni de la élite que financia los proyectos.

Podría decirse entonces que ciertos proyectos y programas no avanzan, porque no pasan de intenciones, pero realmente sin la voluntad conjunta y la acción que esta implica los proyectos y programas sociales seguirán siendo buenas ideas que jamás se llevarán a cabo. Guatemala se encuentra catalogado como uno de los países más corruptos de Latinoamérica. ¿Qué nos ha llevado a tan alto índice de corrupción? Nuestros gobiernos, sí. Pero siempre es más fácil culpar a los demás, cuando olvidamos nuestro rol en el Estado. Incluso el simple hecho de callar forma parte de la irresponsabilidad y la falta de acción en el deber ciudadano.

Si la vida de cada uno de nosotros como seres humanos y como guatemaltecos constituye el actuar común de la población de un Estado, es nuestro deber ocupar nuestro rol de ciudadanos como parte fundamental del mismo, es evidente que la voluntad del población respaldada por su soberanía debería ser el motor principal para alcanzar nuestros propósitos como sociedad y buscar el bien común que nos permita a todos tener una mejor calidad de vida. Sin embargo, estamos acostumbrados a delegar nuestro poder, y nuestra voluntad por medio de un voto por medio de un sistema pseudodemocrático convirtiendo nuestra soberanía en nada más que una utopía.

 Ejemplos sobran en el mundo de personas,  líderes, sociedades y Estados que han sobresalido por cambiar realidades que parecían haberlos marcado en la pobreza y el subdesarrollo, y son aquellos líderes que han trascendido la historia los que han demostrado que con voluntad, perseverancia y con ideales claros se puede marcar un antes y un después en la historia. Pero ninguna batalla se libra sola, mantengamos clara la idea de que el bienestar común y el pensamiento colectivo debe pesar para ser una nación que sobresalga y que supere sus dificultades.

Pero todo cambio inicia en uno, trabajando en nosotros mismos para ser mejores personas, poniendo voluntad, empeño y pasión en todo lo que hacemos seremos  no solo mejores seres humanos sino mejores  ciudadanos, y mejores guatemaltecos. Y si bien es cierto que necesitamos que nuestros dirigentes tengan la voluntad de hacer un cambio radical en nuestro país para aumentar nuestro índice de Desarrollo Humano, pensemos que no podemos cambiarlos a ellos como personas pero sí podemos trabajar hoy para que nuestros futuros dirigentes: los niños y jóvenes de nuestro país tengan una educación con una mentalidad que los lleve a actuar diferente mañana. Centrémonos en nuestras áreas de control, en los campos en los que podemos ejercer influencia, y acción para lograr un cambio desde la empatía, pensando en el bien común, y con voluntad de crear un mejor país y un mejor lugar para todos siendo el cambio que queremos ver en el mundo.

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