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La Netrebko, cenicienta de ópera

Editado Para La Historia

¿Quién duda que la perseverancia puede llevarte lejos y ayudarte a lograr tus objetivos? Claro, tampoco podemos pedirle peras al olmo, se necesitan don y genio, pero el trabajo y un objetivo trazado en el futuro decididamente cuentan mucho para obtener buenos resultados.

Con este pensamiento comienzo la historia que les quiero narrar hoy. Es la historia de una hermosa niña que nació el 18 de septiembre del 1971 en lo que en esa época era la Unión Soviética, en la ciudad de Krasnodar, al sur de la Rusia actual, cerca del Mar Negro. Esta niña llevó el nombre de Anna Yúrevna Netrebko. Fue la única hija de un matrimonio formado por un padre ingeniero y una madre geóloga. Desde niña sabía que su vida se desarrollaría sobre los escenarios, lo que era poco evidente con padres científicos. En la primaria se destacó en grupos teatrales y en coros, donde sobresalía por su voz. Como desde muy temprano supo que quería ser actriz, consideró que clases de acrobacia, de ballet y finalmente de canto serían complementos muy bienvenidos en una carrera que sabemos es muy difícil. Fue así como entró en el canto. La atrapó. Aún era la época de la Unión Soviética y, sabiendo lo que quería, ingreso en el Conservatorio de San Petersburgo, que casualmente se encuentra contra esquina del muy afamado Teatro Mariinsky, casa de grandes músicos.

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La situación económica del país era crítica, el cambio del comunismo al capitalismo fue cruel para muchos en una Unión Soviética que había apostado desde hacía más de 70 años por el paternalismo de estado. Muchos en ese momento se cayeron de la vida y la joven Anna Netrebko, para ayudarse a vivir, entró como intendente de limpieza en el vecino Teatro Mariinsky mientras continuaba con sus clases de canto. Allí el director del teatro, y al mismo tiempo director de la orquesta, Valery Gergiev escuchó a nuestra Anna durante un concurso. Él, artista consumado, se dio cuenta de que delante tenía un brillante en bruto. De inmediato la tomó bajo sus alas y se convirtió en su mentor. Con tan solo 23 años se presenta, siempre bajo la tutela y también bajo la batuta de su mentor, en el papel de Susanna de la ópera Las Bodas de Fígaro. Sus primeras presentaciones en el extranjero fueron en giras que dio el teatro, que en aquella época aún llevaba el nombre de Kirov, a Alemania, Finlandia e Israel. Poco a poco fue incorporando a su repertorio papeles de grandes óperas como La Sonámbula, La Flauta Mágica, el Barbero de Sevilla, Lucía di Lammermoor y Carmen. Y es de hacer notar que no todas las sopranos, que es la tesitura de Anna, pueden cantar Carmen, que es una ópera originalmente escrita para mezzosoprano.

Es en 1995 que termina sus estudios en el conservatorio de San Petersburgo y se presenta en el Opera House de San Francisco en la ópera Ruslán y Liudmila, del compositor ruso Mijaíl Glinka. El camino a los melómanos norteamericanos estaba abierto. Le siguieron presentaciones en Washington, Viena, Madrid y otros grandes escenarios mundiales. El año 2002 es importante para Anna puesto que el famosísimo Metropolitan Operan House de Nueva York le abre sus puertas para presentarse en el papel de Natasha Rostova, personaje principal de la muy conocida novela de León Tolstoi, Guerra y Paz, en su adaptación a la ópera por el compositor ruso Serguéi Prokófiev.

Resulta que nuestra Anna Netrebko no es solo una gran cantante, sino que es una hermosísima mujer y a la sazón disfrutaba de un hermoso cuerpo y cintura de avispa. De inmediato la prensa especializada recordó aquella película de 1956 en la que la actriz Audrey Hepburn interpretó el papel de la condesita rusa Natasha Rostova. A partir de ese momento se le empezó a llamar, por su elegancia, belleza y desenvolvimiento en la escena, la Audrey Hepburn rusa.

En entrevistas que ha dado Anna ha dejado muy claro que ella, como ser humano, no solo puede vivir de la música. Ella considera que la música es solo la mitad de su vida. La otra mitad debe ser vivida como cualquier otra mujer, por hermosa, elegante, prima donna y rica que pueda ser. Primero salía con el tenor uruguayo Erwin Schrott, con quien tuvo a su único hijo, Tiago. Más adelante se descubrió que Tiago padecía una forma ligera de autismo. En un principio creyeron que era por el hecho de que el niño vivía en una casa donde se hablaban 4 idiomas, pero después, ante el diagnóstico de los especialistas, se enfrentaron al crudo padecimiento del niño. No todos los matrimonios están preparados para un golpe de esta naturaleza y, en el caso de Edwin y Anna, esta noticia los llevó a separación. Más tarde Anna se casó con el barítono de la República Centroasiática de Azerbaiyán, Yusif Eyvazov.

En 2006 Anna optó por solicitar la nacionalidad austríaca. Ella dice que su pasaporte ruso le ocasionaba dificultades para entrar a toda una serie de países en sus numerosos viajes profesionales, pero también porque para ella era muy importante vivir en Viena, gran centro operístico mundial

En estos momentos la voz de Anna crece, llegando a cantar notas que antes no le estaban permitidas. Ha cantado con casi todos los grandes del mundo operístico mundial, incluyendo el mexicano Rolando Villazón y la lituana Elina Garança. No solo se ha desarrollado la voz de Anna, sino que en los últimos años ha ganado peso, lo que es muy típico de la mujer rusa. Pero la belleza y la agilidad en la escena (donde no duda en hacer movimientos de la acrobacia que aprendió en su niñez) siguen presentes.

Otra cosa que ha crecido desde sus primeros años profesionales ha sido su repertorio y hoy en día ha interpretado papeles de muchas óperas. Su vida profesional es extremadamente activa, presentándose siempre en los grandes escenarios del mundo. Ha estado en México, entre otros en el Teatro Diana de Guadalajara. Canta en conciertos, muchas veces en compañía de su esposo, pero también en óperas completas con otros colegas.

Solo me queda invitarles a entrar a YouTube para que puedan disfrutar de la maravillosa voz y tesitura de esta mujer que nos deja como moraleja que don, tesón y trabajo te pueden llevar al más inalcanzable de tus sueños.

Le invitamos a leer más del autor:

Franck Antonio Fernández Estrada

traductor, intérprete, filólogo ([email protected])

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