Un año más y como el cangrejo, caminando para atrás
Barataria
Guatemala, como la mayoría de países latinoamericanos tienen una herencia común en el pasado más mediato, venimos de dejar atrás una serie de dictaduras militares toleradas por las potencias mundiales so pretexto de la lucha en contra del comunismo. Dictaduras que sometieron a la población a una rígida observación de un código de conducta fundado en el temor y el miedo. Muchos de nosotros somos testigos de cómo nuestros padres estaban temerosos de hablar contra el régimen de turno y en las sobremesas de fiestas de fin de año, cumpleaños y otras celebraciones todos los familiares evitaban hablar mal en contra del gobernante de turno. Había temor de que existiera algún “oreja” entre la familia y luego el crítico terminara desaparecido. Si se estudiaba en la universidad había que tener cuidado a quienes considerar amigos, porque todos eran compañeros de curso, pero fácilmente se podía tener un “oreja” o un “guerrillero” a la par y quienes iban a estudiar se les aconsejaba a “no meterse a babosadas” si quería terminar con vida.
En Guatemala, esos años oscuros de las dictaduras, de los temibles Cuerpo de Detectives, del Comando 6 o de la G2 que atemorizaban cualquier atisbo de reclamo al gobierno y en donde una manifestación y una congregación para discursos, ni siquiera se podría pensar sin consecuencias lamentables como el asesinato de Oliverio Castañeda de León. Pero siempre existía una oposición política que, en aquellos oscuros años era de altura. En efecto siempre estará en la retina de muchos guatemaltecos aquel debate serio entre Alejandro Maldonado Aguirre y Manuel Colom Argueta. En aquel tiempo muchos murieron por sus ideales: Colom Argueta, Adolfo Mijangos Lopez, Manuel Lopez Larrave, Robín García y así podemos decir una lista interminable de gente incluso anónima para muchos de nosotros cuyo único delito fue soñar con una Guatemala diferente y pagaron con su vida tal atrevimiento.
En los años ochenta, tras un golpe militar se dio paso a la apertura democrática y, a partir de 1986 inicia el periodo que se le ha dado en llamar “Era democrática”, se inicia una serie de gobiernos civiles elector popularmente en elecciones y se firma una paz. A propósito, la firma de la Paz entre Alvaro Arzú y los Comandantes Guerrilleros solamente supuso en realidad “la compraventa de la lucha guerrillera”. Los supuestos comandantes guerrilleros que vívian a sus anchas en el exterior únicamente le “sacaron raja” al negocio de la guerrilla, hicieron unos acuerdos de paz solamente para “taparle el ojo al macho”, porque en realidad la supuesta lucha guerrillera termino siendo un chiste de mal gusto cuando se firmaron unos acuerdos que son menos útiles que el papel toillet, porque ni siquiera se cambiaron las condiciones ni las exigencias. Eso si, dinero por montones existió en aquella época, miles de millones de quetzales fueron a parar a bolsillos particulares pero las condiciones de exclusión, pobreza, marginación de muchas comunidades aún continua tal y como en los años sesenta y setenta cuando existió la exigencia de reivindicación.
Ahora, ya finalizando el año 2024 después de un repaso breve por la historia más reciente de Guatemala, encontramos que el país en lugar de avanzar va para atrás, tal y como nos parece que caminan los cangrejos. El país esta sumido en una espiral de corrupción sin precedentes, cada gobernante desde Vinicio Cerezo a Bernardo Arévalo va “perfeccionando” el aparato corruptor y cada uno repite como loro las frases mágicas “el anterior gobierno es muy corrupto y nos dejó muy mal”, “estoy luchando contra la corrupción pero esta muy enraizada”, “estoy haciendo mejores cosas que el gobierno anterior” y bla, bla, bla. Al final, el balance nos ha indicado que estamos cada día peor, cada mes peor y cada año peor. Guatemala no esta avanzando, no se esta desarrollando y el futuro para todos los guatemaltecos no pinta mejor.
Lo que debemos de comprender es que no se trata de ideologías, un gobierno de derechas no es mejor que un gobierno de izquierdas. Porque en la práctica todos se sumergen a la misma receta para gobernar: Continuar con la corrupción galopante y asegurarse su futuro para no trabajar más en su puñetera vida. Así, cada gobernante hace miles de promesas cuando esta en campaña, cuando gana la elección levanta muchas expectativas porque continúa con su cantaleta de ser honorable, al tomar posesión lo hace con cara de inocente, asustadizo y con cara de estúpido al final. Pero una vez esta en el poder inicia su transformación personal : En muchos casos, cambia la alimentación, algunos tienen gustos refinados ya siendo presidentes, porque antes ni siquiera sabían la existencia de comida gourmet, ni tomaban finos licores, pero luego, luego cambian. Ya tienen la presidencia o como presidentes gustan de remozamientos de piscinas, cambios de vehículos y un largo etcétera.
En el ejercicio de poder cada gobernante hace sus tretas para querer seguir engañando a un pueblo que ya se las sabe todas y cada vez es menos tolerante. Así, llegamos después de un gobierno nefasto, corrupto y ladrón de Giammattei, a la presidencia de Bernardo Arévalo. Es admirable cómo el señor Arévalo ha perdido apoyo popular de una manera galopante, rápidamente muchos, aquellos que durante sus protestas y bloqueos le apoyaron ciegamente ahora lo critican porque ya es, igual que el anterior gobernante un HDP más. Un gobierno que rápido aprendió el camino a la corrupción las formas, las mañas y los usos que se utilizan para saquear al Estado. Con la diferencia que ponen cara de inocentes alegando ser diferentes “a los otros”, pero en realidad son lo mismo. Para muestra un botón, los diputados de Semilla no votan por un aumento salarial, pero tampoco lo impugnan y sí lo defienden so pretexto de que así no se van a corromper.
Al final de cuentas, el país no avanza, no se desarrolla y, como seguimos vamos para atrás, pero para la sarta de políticos de derecha y de izquierda, para la sarta de aquellos que viven del Estado con contratos y asesorías y para aquellos que siempre quisieron estar en el poder, pero eran críticos de los anteriores gobernantes como los que ahora gobiernan vamos bien. Que nos depara en el futuro, no quiero ser pesimista, pero estamos peor que antes y al paso que vamos, dentro de un año vamos a seguir escuchando las mismas excusas del gobernante. Ni siquiera podemos augurar un Feliz Año 2025, sabiendo que en realidad solo quedará en deseos porque la clase política, la clase gobernante únicamente están pensando en ellos, no en el pueblo, porque para ellos el pueblo únicamente es el trampolín para salir de pobres.

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