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Milagroso Señor de Esquipulas…

Lugar Hermenéutico

El apóstol Pablo enseñó que “la fe, es la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve” (Hebreos 11:1), ello es lo que nos mueve a los más de un millón de personas, que anualmente acudimos a la santa basílica de Esquipulas, en el oriente de Guatemala. 

La devoción al Cristo Negro de Esquipulas y la romería, son manifestaciones culturales, históricas, religiosas y sociales que se han transmitido de generación en generación, en lo particular tengo mi propia vivencia, pues aun puedo recordar, como de pequeño, tomábamos con mi familia el tren para Zacapa, desde ahí, hacer el transbordo en la camioneta que nos llevaría hasta allá. 

Ahora con mi esposa, procuramos hacer lo propio con nuestras hijas, transmitir este fervor y devoción, aún contra corriente de todo lo que la sociedad de consumo e individualismo procuran en los tiempos actuales. 

Con el paso del tiempo, sin mayor apoyo del Estado, Esquipulas se ha ido posicionando como un destino turístico que va más allá de la fe y la cultura, construyendo infraestructura que obliga a retardar la estadía, tal cual, la finca de girasoles, la cueva de las minas, entre muchos otros destinos. 

Ayer 15 de enero, se celebró el día del Cristo Negro de Esquipulas, sin embargo, entes gubernamentales estiman la llegada de más de trescientas mil personas, entre el 10 y 19 de este mes, generando con ello, una derrama económica estimada en 200 millones de quetzales. 

Declarado como “Patrimonio Intangible de la Nación”, esta tradición convoca, tal y como lo demuestran los números, los cuales se quedan chicos si hacemos una mirada prospectiva al potencial manifiesto de Esquipulas como una verdadera ancla de Desarrollo para la región nor oriente del país. 

Basta con recordar, como en el año 1986 y 1987, este lugar estuvo en los ojos del mundo al ser la sede del plan que sirvió para establecer el procedimiento que pusiera fin a los conflictos armados que azotaban a Guatemala, El Salvador y Nicaragua, por lo que también se le conoció por aquellos años como la Capital Centroamericana de la Paz.

El anterior hecho, bien merecería la construcción de museos, galerías o centros documentales donde pudiera revivirse el pasado reciente de estos países, hechos que sin duda demarcaron parte importante de lo que hoy es su presente.  Si se sumarán los presupuestos acumulados que el ente de turismo realiza en propaganda para promover este destino turístico, seguro que de sobra alcanzaría para una obra de este tipo. 

Esquipulas no necesita propaganda que invite a ser explorada, lo que necesita es seguir aumentando su infraestructura turística, una robusta inversión por parte del Estado en sistemas intermodales de transporte, seguridad encubierta, amplia red de servicios, y la construcción de museos donde se entrelacen el arte con la fe.

De igual manera, es necesario un acompañamiento al empresario local en cuanto a que puedan brindar servicios de excelencia, que inviten a repetir la experiencia más de una vez en el año.  Mientas ello sucede, milagroso señor de Esquipulas intercede por esta nación, para que por fin pueda orientar un mejor destino.

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