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Un nuevo amanecer

Alea iacta est

El pueblo de Guatemala, a través del voto electoral, ha cambiado el escenario político de la nación. Todos los poderes del Estado, tanto los visibles: poder judicial, ejecutivo y legislativo, (entidades autónomas como USAC); así como los poderes invisibles: empresarios, ejército, iglesias, grupos corporativos (organismos que defienden intereses de grupos particulares como sindicatos, ongs, cámaras empresariales, cooperativas, etc.), tendrán que cambiar leve o profundamente sus formas de disputar el poder y las tajadas del gasto público.

Los votantes han elegido este nuevo escenario para el inicio de una república democrático-burguesa moderna, sostenible y de progreso. Veremos sí los que ejercen los poderes del Estado estarán a la altura del reto planteado por el pueblo soberano.

Un primer elemento que aparece en el horizonte es el uso del capital extranjero, de la inversión extranjera directa -IED-, que en un reciente estudio de la CEPAL aparece como una fuente de gran importancia para la acumulación de capital y su fusión o complicación con el desarrollo de un Estado democrático[1]. La IED en la actualidad no es solamente fuente de explotación de recursos naturales y humanos, también tiene que responder a las nuevas realidades: protección del ambiente, protección para la no extinción de las especies, reducción de la pobreza y mejor distribución de la riqueza para mejorar el clima de seguridad, estabilidad y progreso del país.

Según la CEPAL, la IED venía disminuyendo en la región en forma constante, pero en los años 2021 y 22 ha vuelto a crecer. Lo que significa que en estos países los recursos naturales de la nueva ola económica -informática, telecomunicaciones- tienen un gran atractivo.

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Desde sus orígenes el capitalismo, como sistema organizado de producción, se ha preocupado por la competencia. Ya sea para proponerla como paradigma del progreso social o para negarla como fuente de la pérdida de humanismo de los seres productivos. En general son tres las tendencias en que podemos agrupar la generalidad de propuestas de teorías del desarrollo.

Quienes creen que es posible copiar las características de los países industrializados y trasladarlas hacia los países de menor desarrollo, países que por encanto se convertirán en desarrollados, a quienes podríamos agrupar en una escuela neoliberal. Luego, están quienes consideran que el modelo de desarrollo capitalista es perverso y niega la esencia humanista del ser humano y proponen cambiar la esencia del sistema por una utopía que es como extraer una nueva sociedad como hija de la cabeza de Zeus, esta escuela la podemos agrupar como de la dependencia, que consta de varios grupos y representantes. Estas dos escuelas han sido profusas en sus planteamientos, aunque no bastante para ser de utilidad teórica y práctica, dejando una estela de ideas sin conexión con el desarrollo de la estructura socio-económica real.

La tercera escuela, la escuela de la modernidad, está naciendo como una síntesis de las propuestas anteriores. Tratando de elaborar una propuesta de desarrollo sistemática, dialéctica, dinámica e integral que permita el crecimiento de las sociedades en el marco de un desarrollo sostenible, pacífico y equitativo.

Pese a la existencia de gran cantidad de definiciones el desarrollo sigue siendo un enigma. Que en los últimos cien años no ha hecho más que acentuar sus problemas sin dar vida a una solución real que permita a la humanidad encontrar rumbos de crecimiento económico, con justicia social, democracia y convivencia con la naturaleza. Los estudiosos vuelven una y otra vez sobre sus viejos paradigmas y el desenlace no parece positivo. Las teorías del desarrollo parecen nutrir sus fantasías y parecen convencidos de que existen inmensos y nebulosos significados tras la vida cotidiana de los pueblos.

En ese sentido la IED directa, al igual que la nueva estructura de los poderes del gobierno en Guatemala, parecen llevar en su seno una paradoja: servirán para el progreso y la orientación democrática de la nación, o servirán para esquilmar los recursos naturales y fortalecer la oscuridad del desarrollo, en una nación que no puede descender más, pues ya está en los últimos lugares del desarrollo mundial.

Estamos ante la realidad en que países pequeños y abiertos, intentan trasladarse de un modelo de desarrollo proteccionista hacia un modelo de apertura comercial. Es evidente, Guatemala podría estar ante una nueva ruta del desarrollo, que enfrentará impactos, positivos y negativos, tanto en la negociación política como en la economía, así como el uso de la IED sobre el desarrollo de una país.

Como fue la decisión del pueblo

Es evidente que el electorado, en su mayor parte, está tan agotado y agobiado por el sistema que asume ante las propuestas una posición de rechazo. Sin embargo, la parte más consistente se ha inclinado con clara mayoría por un ejecutivo más progresista. A no dudar, si se repitieran las elecciones de diputados y alcaldes, cambiaría el panorama aún más. Lo que deja importantes dudas y enseñanzas para quienes asumirán esos cargos, ya que tendrán que cambiar su agenda.

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El reto de la IED

Los capitales nacionales no son ni muy grandes ni muy modernos. Es una de las razones de atraer IED, sin embargo, esta atracción tiene que tener como fin mejorar la estructura de progreso de la sociedad, generando bienestar para la mayoría. De lo contrario, si se fija solamente elevar las ganancias de pequeñas élites, entonces se marcará una sociedad atrasada, dividida y sin futuro.

Al igual que en las teorías del desarrollo, la inversión directa extranjera cuenta con multitud de definiciones. Que las tres escuelas mencionadas agrupan de la siguiente forma: la escuela neoliberal considera que la apertura de mercado y la libre movilidad de los capitales a través de las fronteras nacionales es la fuente milagrosa del desarrollo de sociedades libres y eficientes llenas de oportunidades para todos. La escuela de la dependencia, por su parte considera que la inversión extranjera es parte del proyecto de los países centrales por fortalecer su control y hegemonía sobre los países dependientes, manteniendo en forma permanente su dominio sobre estas naciones extrayendo sus riquezas y empobreciéndolas. La nueva escuela de la modernidad no niega todos los supuestos de las dos escuelas precedentes. Únicamente trata de construir una explicación que responda a intereses progresistas, es decir, que busque explicar cómo los países en vías de desarrollo pueden construir mejores sociedades, basadas en un paradigma de paz, crecimiento económico y justicia social, que permita a los países emergentes construir sociedades en progreso sobre la base de la convivencia pacífica y la cooperación internacional, buscando un mundo que resuelva los grandes enigmas del desarrollo. Necesitamos un proyecto de síntesis dialéctica que permita hacer viable la relación económica del primer mundo con el tercero, a través de una de las variables fundamentales, la IED.

Nuestra opinión de la IED se produce en un momento de auge del proceso internacional de globalización, en donde resaltan los aspectos intensos de interdependencia entre las naciones, de auge de los procesos comerciales y financieros, así como resaltan las grandes luchas y problemas económico-sociales que el capitalismo (ni su versión autónoma, el socialismo), pudo resolver.

La IED es un tema fundamental, en la medida que es uno de los componentes esenciales del proceso de globalización. Ya no existe el mundo en que las economías nacionales se encontraban relativamente aisladas mediante barreras espaciales, temporales y lingüísticas, ni por regulaciones de gobierno, culturales o de religión. Nos desplazamos hacia un mundo en que las economías se funden en un sistema económico global e interdependiente, generando oportunidades y mejoras en los ámbitos comerciales, de transporte y comunicaciones, mientras que simultáneamente se aceleran las amenazas de confrontaciones militares, luchas fratricidas de exterminio y destrucción del medio ambiente.

Podemos observar, en la siguiente información de CEPAL como la IED tiene fuertes impactos sobre Centroamérica:

América Latina y el Caribe: entradas de inversión extranjera directa, por países receptores y subregiones, 2013-2022
(En millones de dólares y porcentajes)

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Fuente: CEPAL, IED, ya citada.

La información anterior nos muestra varios temas de interés para su estudio. Uno, como Costa Rica logra una atracción constante y consistente con su estrategia de desarrollo; ¿qué pasó en el 2021 en que Guatemala alcanzó a Costa Rica?, ¿ese enorme impacto y su ulterior disolución tendría algún impacto en el ánimo de los votantes?

Tres son los grandes detonantes de la globalización. El primer factor consiste en el derrumbamiento de las barreras comerciales, así como la extensa movilidad del capital a lo largo de todo el mundo; segundo, el desarrollo de las telecomunicaciones, el procesamiento de la información y las tecnologías del transporte moderno; tercero, la acumulación de contradicciones del sistema: hegemonía de una única superpotencia militar, acumulación de problemas sociales no resueltos, pobreza de continentes completos, aumento de las luchas en el campo de los países de occidente por el control mundial, surgimiento de burbujas financieras que no logran respaldar la inversión real, resurgimiento del socialismo de la guerra frían en los países emergentes, choques de Europa y Rusia por el control de Eurasia, emergencia de China como superpotencia. El riesgo de un mundo nuevo fracturado entre potencias.

En este marco, los movimientos internacionales de capital son una fuente de incertidumbre y de esperanzas. La incertidumbre es que acumulen riquezas y contradicciones del sistema que nos lleven a un exacerbamiento de conflictos que culminen con el genocidio de una parte de los países latinoamericanos. Las esperanzas son las de encontrar mecanismos racionales que generen un proyecto de desarrollo que permita el crecimiento económico y la riqueza simultáneamente con el fortalecimiento de la democracia, el bienestar de la mayoría y el equilibrio con la naturaleza.


[1] https://www.cepal.org/es/publicaciones/48978-la-inversion-extranjera-directa-america-latina-caribe-2023

Le invitamos a leer más del autor:

Cristobal Pérez-Jerez

Economista, con maestría en política económica y relaciones internacionales. Académico de la Universidad Nacional de Costa Rica. Analista de problemas estratégicos, con una visión liberal democrática.

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