La Virgen de Guadalupe
Editado Para La Historia
Decididamente uno de los más importantes, por no decir el más importante, de los centros religiosos de París es la Catedral Notre Dame de París. Esta Catedral se encuentra en la Isla de la Cité que, junto con la isla San Luis, es el centro geográfico de la capital francesa y que se encuentran dentro del río Sena. Frente a la Catedral hay una placa de bronce que señala simbólicamente el kilómetro cero de todas las carreteras de Francia. En la pequeña ciudad de Porto Vecchio, al sur de Córcega, isla que pasó a la historia como tierra natal de Napoleón Bonaparte, hay una pequeña parroquia que lleva el nombre de San Juan Bautista. Algo tienen en común esta pequeña parroquia corsa y la Catedral parisina. Ambas poseen imágenes de nuestra bendita Santísima Virgen de Guadalupe.
Las historias de México y Francia estuvieron muy unidas en la segunda mitad del siglo XIX y para mí fue lógico pensar que de esa fecha de acercamiento datara la llegada de la imagen de la Virgen a París. Grande fue mi sorpresa al saber que la historia es mucho más reciente. Data del año 1938 cuando Monseñor Luis María Martínez, arzobispo de México, y Monseñor José Garibi, cardenal y arzobispo de Guadalajara, enviaron una petición al papa Pío XII solicitando que se coronara a Nuestra Señora de Guadalupe en la Catedral de Notre Dame.
Como en esos momentos el mundo estaba envuelto en la Segunda Guerra Mundial, sólo a inicios de 1949 fue designado el arzobispo de México para tan esperada coronación. Sin embargo, hubo que esperar al año 1963 para que el mosaico, ya bendecido por Pío XII, ocupara el lugar designado en la capilla de San Juan el Pobre y Santa María la Egipcia, del lado norte de la Catedral parisina. Sobre el mosaico que representa a Nuestra Señora de Guadalupe podemos encontrar una corona de brillantes y esmeraldas, rubíes y seis perlas comprada por suscripción de fieles mexicanos. Con motivo de las celebraciones del octavo centenario de la Catedral parisina fue instalada la Virgen en su capilla.
La imagen que encontramos en la parroquia de San Juan Bautista de Porto Vecchio tiene una historia más reciente. Durante una visita de fieles corsos a la Basílica de la Ciudad de México en 2013, año de fe, el abad Frédérick Constant compró la imagen, viajó en sus maletas y al llegar a Porto Vecchio la colocó en su parroquia.
Debemos señalar el trabajo de una regiomontana que cada 12 de diciembre ya hace más de 26 años fue a visitar como otros a nuestra Santa Virgen en París. Allí pudo darse cuenta de que no había nada preparado para que los fieles pudieran siquiera colocar sus flores. Habló con las autoridades de la Catedral y, a través de volantas y el boca a oreja, hizo que ya al año siguiente quinientas personas vienen a rendirle tributo a la Virgen.
El fenómeno creció como bola de nieve y cada año eran más los fieles que venían a visitar a su Virgen Morena. Inicialmente las misas se celebraban en la capilla donde se encuentra la imagen, pero luego, y ante la enorme multitud que cada año crece, se empezó a organizar la misa en la gótica nave central adornada con banderines blancos, verdes y rojos de nuestra bandera. Cada año son más los participantes que incluso vienen del extranjero para ser testigos de la misa a la Virgencita de Guadalupe. El Ministerio francés para Asuntos Culturales y Religiosos proclamó esta misa en español y en francés Patrimonio Inmaterial de la República de Francia. Esta regiomontana se llama Sandra Lupecio. Es ella la que no solamente organiza está misa cada 12 de diciembre en la Catedral Notre Dame de París, sino que también invita a importantes cantantes mexicanos para cantarle Las Mañanitas a la Virgen.
El 15 de abril de 2019, Lunes Santo, un gran incendio daño gran parte de este edificio. Todas las reliquias religiosas fueron afortunadamente recuperadas del fuego, incluyendo la imagen de la Guadalupe. En 2025 se reinauguró con un Te Deum la reapertura de Notre-Dame de París. Durante estos años, las festividades de la guadalupana se han realizado primeramente en la iglesia de la Madelaine y después en la iglesia que ejerce como cátedra durante la reconstrucción de Notre-Dame, Saint-Germain-l’Auxerrois.
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