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El lenguaje inclusivo

Zoon Politikón

Los ideólogos progresistas están llevando a cabo una transformación de conceptos importantes con intenciones políticas. Esto incluye definiciones relacionadas con el sexo, la mujer, el aborto, el matrimonio y la familia. Su objetivo es establecer mentiras contrarias a la realidad y modificar conceptos e instituciones relacionados con la verdad actual. Como por ejemplo, la familia, que se ha convertido en un objetivo primordial para estos ideólogos. Además, se intenta transformar el concepto de mujer, especialmente en su papel de madre, para buscar la igualdad de género.

Esta transformación no se limita solo a la ideología, sino que busca modificaciones en la sociedad a través de la fuerza jurídica. Esto implica la marginación legal de la familia, la madre y el padre.

Resulta preocupante que muchos gobiernos estén aceptando la imposición del lenguaje inclusivo y la eliminación de conceptos que representan la verdad sobre las familias y sus relaciones.

Las consecuencias sociales de transformar conceptos e instituciones tienen diversas repercusiones. Por ejemplo, al modificar el concepto de familia, se podría debilitar la importancia de la estructura tradicional basada en la unión entre un hombre y una mujer, lo cual afecta la crianza de los hijos. De manera similar, al transformar el concepto de mujer, podría generarse confusión y dificultades para establecer roles y expectativas claras en la sociedad. La redefinición del concepto de aborto puede generar confusión sobre el derecho a la vida. Además, la redefinición del matrimonio podría poner en peligro la institución misma. Por último, la imposición del lenguaje inclusivo puede afectar negativamente la forma en que nos referimos a las personas y a las estructuras familiares, así como nuestra comprensión de la realidad.

La educación se considera el medio ideal para llevar a cabo una transformación ideológica en las nuevas generaciones. Se busca introducir la revolución en las aulas, incluso llegando al extremo de enseñar que el uso de «todas y todos» no es lo suficientemente inclusivo.

Desde la perspectiva de la filosofía postmoderna, se pretende eliminar los conceptos actuales al considerarlos meras construcciones sociales, lo que implica la negación de la realidad actual. El problema filosófico de esta postura radica en que los conceptos no surgen de la nada, sino que se originan a partir de la percepción humana de la realidad. Por otro lado, si se busca promover la inclusividad, aunque los conceptos sean falsos, bastaría con incluirlos; pero la realidad es que esto no es inclusivo, sino destructivo, ya que se intenta destruir aquellos conceptos que se oponen a la ideología de género, en aras de liberarse de cualquier restricción, incluso si se trata de algo natural.

Se habla de revolución o lucha cultural, ya que los nuevos marxistas y promotores de la imposición del lenguaje inclusivo argumentan que, si las mujeres se revelan y toman el control de su cuerpo a través de anticonceptivos y abortos, se superará la opresión femenina. Es por ello por lo que el lenguaje inclusivo y las leyes relacionadas intentan eliminar el reconocimiento legal y la realidad biológica de hombres y mujeres, con el objetivo de crear una sociedad sin géneros. En este sentido, la diversidad, la inclusión y la tolerancia se convierten en meras excusas ideológicas que afectan a todos por igual. Por lo tanto, esta subversión del lenguaje se considera necesaria, según sus ideólogos, para la eliminación de la heterosexualidad.

El nombre de «mujer», según las radicales feministas, es considerado producto del patriarcado y, por lo tanto, debe ser destruido. Se puede reconocer que los postmodernistas, marxistas y feministas que han tenido experiencias negativas en su vida, desean imponer de manera intransigente sus puntos de vista irreales. Utilizan un lenguaje ficticio que busca controlar la gramática para adecuarla a su propia ideología. Por esta razón, tienen la intención de utilizar al Estado para imponer el uso de su lenguaje de manera dictatorial. Esto implica la necesidad de buscar la aprobación de leyes absolutistas que castigan a aquellos que difieren de su pensamiento.

El lenguaje inclusivo conlleva algunos peligros, como el uso de nuevas formas de comunicación, como los desdoblamientos de género, que pueden resultar confusos y dificultar la comprensión del mensaje, generando barreras en la comunicación. Además, al introducir nuevas formas de lenguaje inclusivo, existe la posibilidad de fragmentar el idioma y generar múltiples variantes, lo que dificulta la comunicación y afecta la cohesión lingüística de una comunidad.

Existen críticas al lenguaje inclusivo, argumentando que implica un cambio forzado y artificial en el idioma, que resulta innecesario dado que las formas tradicionales de expresión ya son inclusivas en su naturaleza. Asimismo, se argumenta que el enfoque excesivo en el género descuida otras dimensiones de la diversidad y puede desviar la atención de problemas sociales y estructurales más profundos.

Imponer cambios lingüísticos representa una forma de control y coerción del lenguaje, lo cual limita la libertad de expresión y la diversidad de opiniones. En lugar de imponer reglas lingüísticas de manera autoritaria, es preferible que estas evolucionen de forma natural y sean aceptadas por consenso.

El lenguaje inclusivo refleja la postura del marxismo y el neo-marxismo al desafiar las convenciones lingüísticas establecidas y buscar un cambio en el uso del lenguaje.

En conclusión, es importante destacar las conexiones conceptuales entre el lenguaje inclusivo, el marxismo, el neo-marxismo y sus variantes contemporáneas, que suelen enfocarse en el análisis de las relaciones de poder y la opresión en la sociedad. El lenguaje inclusivo refleja esta perspectiva al buscar transformar las estructuras de poder en el lenguaje y en la sociedad en general.

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Edgar Wellmann

Profesional de las Ciencias Militares, de la Informática, de la Administración y de las Ciencias Políticas; Analista, Asesor, Consultor y Catedrático universitario.

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