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De la Antigüedad a la Actualidad

Ventana Cultural

Mientras escribo estas líneas, recuerdo una máxima que solía decir mi abuelo: “Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos”. Y es que, aunque solemos afirmar que todo tiempo pasado fue mejor, debido a la decadencia que vivimos como sociedad, los pueblos de la antigüedad aún nos transmiten enseñanzas que, a pesar de los siglos, siguen resonando en nosotros. Sin embargo, solo seremos realmente conscientes de ellas cuando las interioricemos y las pongamos en práctica.

Una de las civilizaciones más enigmáticas de la historia es la cultura maya. Muchos la han escuchado mencionar debido a las “profecías” que se han difundido ampliamente, aunque pocos las comprenden realmente. No abordaré esas profecías en detalle, pues ya han sido exploradas en múltiples ocasiones.

Los mayas conformaron una sociedad altamente avanzada. Eran astrónomos, matemáticos y científicos. Lograron calcular, con un margen de error mínimo, el diámetro de la Tierra. Sin embargo, su cultura no era exactamente como la historia convencional nos la ha contado.

Libros sagrados como el Popol Vuh y el Chilam Balam nos revelan aspectos esenciales de su cosmovisión. Para los mayas, la cosmogonía se basa en la existencia de un punto originario de la vida, el cual representa la totalidad vibratoria de la existencia en reposo. Esto significa que, aunque algo no haya aparecido aún, ya existe en la vibración incesante de la Madre Tierra y el Universo. En este contexto, el reposo no implica pasividad, sino un proceso de maduración.

Desde su perspectiva, la vida surge a partir de una eclosión vibracional condensada, que gradualmente se manifiesta en diversas expresiones. Para ellos, la vida es creación porque tiene un origen y es, en esencia, una energía vibracional permanente que se materializa con el paso del tiempo. Por ello, en su cosmogonía, la vida es el Creador Formador, la unión eterna de Madre y Padre.

Un mundo en constante transformación

En resumen, el mundo está en constante cambio. Los desastres, los fenómenos naturales y todo aquello que consideramos negativo no son más que recordatorios de que las leyes del cosmos siguen vigentes.

Lo que percibimos como catastrófico no es más que un agente de transformación, un reflejo de la evolución incesante a la que estamos sujetos. Aunque los fenómenos naturales son parte inherente de la existencia, cuando superan la capacidad de reacción del ser humano, se convierten en desastres. No obstante, al elevar nuestra vibración, podemos alcanzar la sanación, tanto a nivel personal como a distancia.

El conocimiento de uno mismo es nuestra mayor guía. Nuestras reacciones y actitudes frente a la naturaleza nos conducen a una mayor conciencia del entorno.

Cada profecía, que más adelante analizaremos en detalle, aunque pueda tener una interpretación trágica o destructiva, en realidad invita al cambio, al despertar y a la elevación de nuestra vibración para un crecimiento continuo.

Sabiduría cosmogónica

La sabiduría ancestral de nuestras abuelas y abuelos nos enseña que una persona alcanza la claridad y el entendimiento solo si:

  1. Reconoce que su existencia es una expresión de la alegría y la felicidad del movimiento eterno de la vida, emanado del Creador Formador. De ahí provienen su propia alegría y felicidad.
  2. Se acepta como parte del proceso evolutivo de la creación originaria.
  3. Busca y mantiene una conexión constante con la fuente primordial y eterna de la vida, así como con cada una de sus manifestaciones materiales y energéticas.
  4. Se esfuerza por comprender la vida, sus ciclos y sus cualidades.
  5. Cultiva y practica el respeto por los ciclos naturales de la Madre Naturaleza.
  6. Valora y respeta todas las formas de vida —minerales, vegetales y animales—, pues en ellas reside la sabiduría del Creador Formador.
  7. Reconoce que depende de la Naturaleza y el Universo para vivir, ya que estos lo protegen, purifican y alimentan.
  8. Aprecia y respeta su propio desarrollo orgánico y fisiológico como un obsequio de la madurez de la Madre Tierra.
  9. Asume con gratitud el don de ser cocreador de la vida, expresado en su capacidad de engendrar y reproducirse.
  10. Honra y nutre la memoria de sus ancestros, al tiempo que trabaja por la sostenibilidad de las generaciones futuras.
  11. Se realiza plenamente al interactuar armoniosamente con otros seres humanos, dentro de la familia, la comunidad y la sociedad.
  12. Acepta que es guiado y protegido continuamente por el Universo, la Madre Tierra y sus ancestros.
  13. Expresa gratitud permanente por su vida y existencia.

Estos son solo algunos elementos de la sabiduría maya, aunque no abarcan la totalidad de su legado. Los mayas contemporáneos aún conservan sus ritos y costumbres, muchas de ellas adaptadas al cristianismo.

Seguiremos explorando la riqueza de la cultura maya. Esto es solo una introducción.

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Claudia Alexandra Figueroa Oberlin

El arte siempre lo llevé de la mano con la literatura, me dediqué al teatro, a la danza por más de quince años, y a las artes marciales, ahora soy miembro de diferentes asociaciones y academias de poesía: Asociación Actuales Voces de la Poesía Latinoamericana, donde participo con crítica literaria, Academia Nacional e Internacional de Poesía de la Benemérita Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, América Madre, Unidos por las Artes, Movimiento Literario de Centroamérica, y locutora de la radio el barco del romance con el programa Una Ventana al Mundo, donde hablo de los viajes, la historia y la cultura, recito poemas y leo cuentos o fragmentos de otros autores y propios.

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