Mirilla indiscreta

En el mundo de las películas

No es fácil convivir en medio de tanta tensión, violencia, incertidumbre, confrontación y la más compleja escenificación de máscaras, de personajes ficticios, que encarnan papeles diferentes, pero nunca exponiendo su propia personalidad.

Hay un teatro en cada cuadra y quizá lo más peligroso en esta inagotable fuente de papeles adquiridos, es cuando finalmente se trasladan al interior de la casa y se olviden de quiénes realmente son.

Son aquellos que regresan a su vivienda y les gusta tanto el argumento, que siguen actuando.

Uno de los personajes más disputados en el teatro guatemalteco es el papel de honrado.

Así de repente, se retornó a una virginidad colectiva que fácilmente señala a los demás como engendros de la corrupción y nacidos para ejercerla como parte natural de la existencia… desde luego… lo antisocial de LOS OTROS.

Pero en nuestra gran aldea, donde casi nos conocemos todos, causa pena ajena, presenciar el cuero de quienes no hace mucho tiempo, se refocilaban con el poder ajeno, de quienes otrora época eran motivo para buscar la fotografía oportunista o resaltar la amistad inexistente… a aquel… lo trato de vos mucha… con ese chupamos anoche… crecimos juntos, es del barrio… vieran cómo me quería su mamá… me consulta cada vez que tiene un problema…

Y cómo sucedió con aquel que fue advertido que negaría a su maestro antes que cantara el gallo tres veces… ahora es el primero en señalar al supuesto cercano… desde chiquito era sinvergüenza… está pagando todo lo que hizo… vaya que lo agarraron… afortunadamente nunca necesité de él… yo siempre se lo dije a la gente… es una lacra, lástima que no existe la pena de muerte.

Se ha dado una abundante facilidad para hacer prácticas en el coro de fondo de los acusadores, que han hecho ejercicios especiales para fortalecer los tendones del dedo índice y evitar que el efecto de la ley física de atracción con relación a la masa, cuando se dan a la tarea de señalar, no termine por atraer el dedo y termine por apuntarlo hacia sí mismo.

Desde luego la gran mayoría se suma para actuar ese papel. Hay colas para solicitar la plaza.

Por ser el más fácil y popular, la enorme cantidad, de postulantes, hacen imposible que se pueda identificar a cada uno en lo particular y despistando y uniformándose como actores de reparto, se pierden en la multitud, sin exponerse a que se conozcan sus pecatum pecatorum individuales.

Igual que aquellas legiones de romanos, de apaches en las películas de vaqueros, o soldados en las grandes batallas, eran miembros del reparto de aquellas producciones cinematográficas, que todavía no sustituían a la gente a través de las modernas técnicas de los efectos especiales.

Formaban parte de la producción y sin su concurso no se habría realizado la película, pero en el estreno de la filmación, ni ellos mismos se lograban identificar en aquella multitud… sin embargo podían presumir que eran parte de la escena.

Yo no entiendo cómo la Policía todavía encuentra y captura delincuentes, si pareciera por lo que se lee en las columnas de opinión, se confirma en miles de mensajes de perfiles ciertos o inventados, en las redes sociales, siempre señalando, denunciando, insultando y arrojándole piedras cotidianamente a defraudadores, corruptos y delincuentes de todo tipo en ese escenario imaginario saturado de almas pecadoras, y al parecer ni de un solo diablo, que todos son inocentes de grandes o pequeños pecados… por eso para diablos, no hay solicitudes, por falta de actores que quieran desempeñar ese papel, porque voluntarios para atizar el fuego de nuestro infiernito guatemalteco, se apuntan por montón, aunque no salgan en la película.

Para la filmación de la película llamada… Los Políticos casi tiene que cazar a los actores… algunos ni de gratis quieren desempeñar ese papel… por esa razón han tenido que recontratar a los personajes de siempre, acostumbrados al éxito de sus finanzas y descrédito de su nombre.

Se transformaron en los malos de la lica… los bandidos… los que al final siempre terminan mal y son odiados por los espectadores que esperando su trágico final, aguardan ansiosos el momento feliz en que se los truenen.

Me recordó la historia que una vez me contara don Rafa, el peluquero de la 8a. calle frente al parque infantil Colón, rememorando una anécdota atribuida a don Jorge Ubico en una versión particular de su concepción de la justicia. Que desde luego desmentiría mi querido amigo Walter Ubico, su orgulloso descendiente, y destacado miembro del foro guatemalteco, magnífico jurista a quién yo aprecio muchísimo, por cierto, valga el comercial, ahora soltero y en promoción de físico en el Facebook, buscando a  su media naranja que lo haga merecida y eternamente feliz.

Pero la historia cierta o no, por peculiar y parecida a nuestra realidad actual, es oportuno recordarla, porque se parece a una repetida de todos los tiempos y así me la contó don Rafa, tío de mi mejor amigo de la infancia, Raúl Cacacho.

-Ay don Edmundo, rememoró el episodio, al mismo tiempo que me recortaba el cabello- no cabe duda que a veces la justicia del dictador es más sabia que la que se disfraza en la manida y siempre ultrajada democracia-

Y a qué viene la reflexión don Rafa… le respondí, animándolo a continuar el relato… -Pues cuentan don Edmundo, que una vez don Jorge hizo una visita a la penitenciaria ubicada en donde hoy se encuentra el Crédito Hipotecario Nacional y el Banco de Guatemala –continuó- haciéndome recordar que en una oportunidad, pude ver a mi padre, siendo yo un niño, con el uniforme de ese fantasmagórico recinto, a donde lo trasladaron después de decretada su libertad porque los carceleros de la época, decidieron retenerlo ya de forma ilegal, aunque su detención también lo había sido, acusado de complotista, sindicación de moda, como hoy hay otras, trasladándolo del segundo cuerpo a esa monstruosa fortaleza, cuya sola existencia causaba terror en la población de la ciudad.

Esa inmensa construcción que ocupaba toda la manzana y donde habían declarado rey con poder absoluto para torturar, amedrentar y aterrorizar a los huéspedes que por diferentes motivos los transformaban legal o ilegalmente, como el caso de mi papá, en huéspedes forzados del macabro hotel.

Tata Dios, magistralmente descrito en la obra Ombres contra hombres de Efraín de los Ríos, era la pesadilla viviente de todos los reclusos. Siempre hay un desgraciado que desempeña ese papel en todos los penales del mundo. Y este como cosa rara, murió de muerte natural, ya en libertad, aunque salía del penal para hacer trabajitos especiales, cada vez que las circunstancias lo exigían a sus carceleros… y siempre como ha sido eternamente… por instrucciones superiores… de allá arriba… de los jefes… de quienes siempre encuentran el motivo, pretexto o justificación de pegarse al poder para seguir gozando de privilegios y granjerías… hasta que se termina el rodaje… y se dan cuenta que su ostentoso papel no era más que una película pasajera.

Un panel gris mate, es decir sin brillo, se estacionó frente a los dos portones del Segundo Cuerpo de la Policía Nacional situados sobre la 4a. calle de la zona 1, entre la 11 y 12 avenida, contiguo a la iglesia de La Merced.

No obstante, que la puerta de ingreso y egreso de personas, detenidos y agentes se ubica en la esquina del histórico edificio, los trabajitos especiales… secuestrar gente, por ejemplo, a quienes les habían ordenado los jueces dieran en libertad y en lugar de hacerlo, los escamoteaban por aquellos pesados portones blindados con pequeñas ventanitas que hacen la función de mirillas, y por donde los secuestrados de Estado comenzaban su calvario hacia un destino indeterminado, que cuando finalmente se aceptaba su detención por parte del gobierno, le asignaban como motivo de la abusiva y a veces trágica retención, sin proceso ni plazo de detención, la fría, ilegitima pero legal palabra oficializada por el poder que como en todos los tiempos solo cambia su estructura gramatical y que les cuento siempre la ha habido y en aquel tiempo… la detención provisional, de moda en la actualidad, se sustituía por una expresión un poco más cínica, pero con los mismos efectos… Se encuentra en calidad de depósito por medidas de seguridad del Estado… hasta nueva orden…

Siempre hay uno que da la orden y es director de toda la película… Los policías, jueces y demás actores… solo leen y repiten el libreto asignado.

Y quizá lo más triste… siempre habrá esbirros… dispuestos a desempeñar los espacios disponibles para la ejecución de los papeles represivos… Pasando desde los Tata Dioses, siguiendo por los policías, perseguidores y jueces complacientes…

Y como siempre hay público para todas las películas… para estas tampoco faltan los fanáticos… unos pagados para inducir el aplauso y otros aplaudiendo genuinamente motivados por la ola dominante… si viene la ola levantando personas y manos en rítmico movimiento, cuando llegue mi turno, lo seguiré para no desentonar.

De la famosa celda 400 del segundo cuerpo reservada para los presos políticos… a la Penitenciaría Central.

20 años después, en las mismas circunstancias y por los mismos motivos me tocó a mí recorrer el mismo camino de mi papá, solo que ya no existía la Penitenciaría Central… en mi historia personal… de la celda 400, sacándome por los mismos portones… rumbo al primer cuerpo de la Policía Nacional, superior en grado al del segundo cuerpo, situado sobre la 7a. avenida de la zona 1 entre 13 y 14 calle. Es ahora el estacionamiento, situado en la parte de atrás del edificio que ocupaba la Dirección de la Policía Nacional y que ahora superior en rango lo ocupa el siempre disponible para lo que sea Ministerio de Gobernación. La justificación del ilegal encierro… igual que la de mi papá… por medidas de seguridad del Estado… y por tiempo indefinido… siempre el mismo mico con diferente montera.

… Se le fue el pájaro don Edmundo… me volvió a la realidad don Rafael mi querido peluquero… de niño había sido don Esteban y ahora es la guapísima señora Esmeralda de Pozuelos, esposa de mi querido pariente Fernando, en su precioso y bien presentado local de la zona 9 El Barón… donde uno se siente noble, aunque sea plebeyo.

Y retorné a la realidad del relato que tantos recuerdos me trajo… -Pues le decía don Edmundo… -prosiguió-… que llegó don Jorge y pidió hacer una revisión de detenidos… por cierto don Edmundo esos mismos que ahora para evitarles un impacto psicológico negativo… eufemísticamente denominan respetuosamente… internos… pero que están más jodidos que a quienes llamaban despectivamente reos en tiempos de don Jorge…

…-Pues vea usted… comenzó don Jorge a realizar el recorrido y a preguntarle a los presos… la razón de su detención… y le explicaban cada uno de ellos… su inocencia ante la perversidad de quienes les habían acusado… así pasó revista escuchando versiones similares de los detenidos… finalmente llegó a uno de ellos… que en actitud retadora… frente a la misma pregunta del señor presidente… se atrevió a contestarle con la frente en alto, en voz alta y viéndole a la cara… Pues fíjese usted que un desgraciado, lastimó mi dignidad frente a la gente… me dijo ladrón… no siéndolo… me botó mi prestigio logrado durante mucho tiempo con mi trabajo honrado… y me gritó ladrón… frente a todos… la gente de mi pueblo… los niños… los adultos… y él sabía que era mentira… un cuento inventado por él para congraciarse con la gente y postularse posteriormente para Alcalde…

Poco le importaron mi esposa, mis hijos, mi familia… poco le importó que casi me escupieran la cara y me crucificaran en la calle… el chisme recorrió por todo el pueblo y también en los pueblos vecinos… en Guazacapán y Chiquimulilla, comentaron posteriormente el incidente… porque no terminó allí señor presidente… No podía terminar allí… Por esa razón… saqué mi pistola en plena plaza pública y lo maté… le dije que se defendiera… pero se acobardó y no hizo nada… quizá pensando que yo no me atrevería… Pero no solo me atreví… si no que lo hice con gusto… tenía que reivindicar el honor mío y el peso del descrédito sobre mi esposa, mis hijos y mis amigos… Y lo maté señor presidente… por esa razón estoy aquí… porque soy culpable de haber matado al mentiroso y difamador… Soy culpable señor presidente… por esa razón estoy preso.

Don Jorge lo escuchó sin interrumpirlo, acostumbrado como estaba a imponer su fuerte personalidad y a hablar y ordenar más que a escuchar, según dicen sus biógrafos… pero en aquella ocasión, según cuentan don Edmundo… -se reafirmó don Rafa-… se quedó callado y poniendo mucha atención.

Para aquella ocasión, había llegado al centro de detención, con botas federicas de tubo alto y pantalones de montar y al hacerlo caminaba con el fuete en la mano, sin dudar si tenía que cruzar el cuerpo de cualquiera que él pensara que era merecedor del escarnio… lo haría… venía ese día del hipódromo del sur… de montar un rato… y sin cambiarse consideró de regreso, oportuna la visita planeada. Además el vestuario era amenazador.

… Después de escuchar el relato del detenido que erguido y sudando dignidad frente al dignatario mantenía su postura apuesta y digna… llamó al alcaide de la prisión… y le ordenó frente a todos los reos que habían desfilado contándole de su inocencia.

-Bajo mi responsabilidad… le ordenó al encargado del presidio… le ordeno la libertad de este señor… y después de una larga pausa y viendo a la cara al resto de los detenidos le confirmó la orden… Su inmediata libertad… se la reiteró con fuerza y fuera cumplida sin chistar palabra… volvió a ver a todos y les dijo finalmente… Me saca a este culpable… no vaya a ser que siendo un mal ejemplo… me contamine a todos estos inocentes.

Una medida de buen gobierno… no sé… una de un auténtico dictador que no necesitaba disfrazarse de demócrata para fastidiar como lo hacía de manera clara con sus opositores al extremo de fusilarlos… tampoco lo sé… lo que si es cierto es que la justicia… llevada por distintos rumbos… tarde o temprano se hace presente de forma inesperada y a veces contradictoria… pero aparece en algún momento… Don Rafa… que después de contarme el episodio no habló más… me hizo reflexionar sobre lo que les decía la semana pasada, recordando al barón de Montesquieu que con su obra El Espíritu de la Leyes… sentó las bases del moderno Estado de Derecho basado en normas constitucionales y la división de los antiguamente llamados poderes del Estado, hoy conocidos como organismos del Estado

… “No existe peor tiranía peor que la ejercida a la sombra de las leyes y con apariencia de justicia” aquella admonición de mediados de los años 1700, fue válida ayer… lo sigue siendo hoy y lo seguirá siendo mañana… por eso su inmortalidad.

La muerte a mediados de semana de mi amado hermano mayor, mi insustituible Raulito, me dejó devastado… les juro sin ganas de escribir este domingo… pero la película sigue… y quiero ver, cómo terminan los malos.

Danilo Roca (Edmundo Deantés)

Jurista, analista político, luchador por la libertad.

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