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Tamices y emociones

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Posiblemente la palabra tamices, plural de tamiz, hube de escucharla con más frecuencia siendo estudiante de primer año de la carrera de licenciatura química donde la instructora – profesora de laboratorio nos daba las orientaciones pertinentes con relación al desarrollo de la actividad práctica, como forma de organización de la enseñanza, paralela a las conferencias previas que nos permitía aplicar lo teórico.

¿Tamiz[1]?, “Cedazo muy tupido”, que antes de soñar con ir a la universidad, ya tenía referencias cuando mi madre exprimía algún cítrico a través de un colador – en ese momento lejos de conocer la palabra tamiz – que contaba con una malla de aluminio por donde se filtraba el líquido coloreado rico en vitamina C, y que formaba parte del refrigerio/merienda que llevaba cada día a la escuela.

Palabra e instrumento que el destino determino que lo antes aprendido – química, átomos, moléculas, leyes…, etc. – me correspondiera llevarlo a cabo cuando hube de desempeñarme como docente, a través de los diferentes subniveles de educación (media, diversificado/preuniversitario, universidad.

Otro material utilizado como colador lo era el papel de filtro[2], de forma redonda, donde el mismo se introducía en un embudo, con la finalidad de filtrar impurezas insolubles y permitir el paso a la solución a través de sus poros, que, al hablar de poros, los hoyitos solían ser mucho más diminutos, como solía ser el colador.

Si nos trasladamos años atrás – al menos de conocerlo – hay quienes consideran que el mejor café (de grano) es aquel que al prepararlo se filtra a través de una tela o talega/chorreadores, la cual sigue siendo utilizado amplia y tradicionalmente con mayor énfasis en el sector rural.

Pero, otra acepción de tamiz, lo es “Selección que se efectúa entre varias cosas o personas para separar las que se consideran buenas o esenciales para algo de las que no lo son”, que por cierto me viene como anillo al dedo, estableciendo un paralelismo con relación a las redes sociales y lo que plasman o evidencian y que emanan por sus espacios como especie de filtro, donde predominan mayormente sentimientos públicos, que identificamos al alcance de aquel que bien sea un estudioso o un sencillo observador del comportamiento de las personas en las redes.

Seleccionar buenos o malos por supuesto que no me corresponde, ya que es criterio de cada cual que “sube” o que dice, siendo una decisión propia, personal, aunque a veces hay quien escapada(o) de los padres, basta que tenga la opción de auto tomarse una foto y comparta antivalores.

Viendo el lado amable de los buenos, comparto su uso (redes) cuando hay motivos de felicitaciones, tristezas, recuerdos, al constituir una vía o mecanismo de comunicación inmediata, diría que caso en tiempo real donde, aunque la respuesta sea un like (me gusta) o algún Emoji[3], sticker, gif, entre otros, no queda duda que han pasado al “mercado” como una forma de contacto, aunque menos explícita que algunas palabrasque nunca vienen mal aunque nos robe un poco más de tiempo, lo cual abrirían los poros del sentimiento transmitido –  al cual tendremos que acostumbrarnos, no Contorno de cara enamorada con relleno sólidohay de otra.

“…muchas felicidades por tu cumpleaños, que la pases excelente…”


[1] Como sinónimos en el diccionario encontramos: cedazo, colador, filtrador.

[2] Se utiliza para análisis cuantitativos y gravimétricos, así como para la filtración por presión o en vacío. Están hechos 100 % de algodón con αun contenido de -celulosa del> 98 % y se lavan con ácido para hacer los papeles sin cenizas y lograr una alta pureza.

[3] También conocido como emoticono gráfico, es un pictograma, logorama, ideograma o smiley,

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Ernesto González Valdés

Nació en la ciudad de La Habana, Cuba y es nacionalizado Nicaragüense tiene estudios superiores de Licenciatura en Pedagogía y posgrados en Química Orgánica y elaboración de materiales didácticos.

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