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Como veo a mi Patria

Antropos

Pequeña patria, dulce tormenta mía,
Canto ubicado en mi garganta
Desde los siglos del maíz rebelde
Tengo mil años de llevar tu nombre
Como un pequeño corazón futuro
Cuyas alas comienzan a abrirse a la mañana.
Otto René Castillo. Poeta mártir guatemalteco.

Como veo a mi patria. Es un sentimiento, una percepción, una conciencia social, un conocimiento histórico, una fantasía, una nostalgia, una idea o bien algo indeterminado. Lo cierto es que los poetas que son los filósofos de la imaginación y de la sensibilidad creativa de figuras y metáforas, son los que con sus versos nos acercan a la esencia de lo que es la patria. 

A fin de acercarnos aproximadamente al concepto de patria, con mayor certeza conceptual, acudo a los pensadores griegos que usaban dos palabras aparentemente similares. Claro está que era todo lo contrario. Una definida como opinión, o doxa, se refería a lo superficial y para lo cual no se requería de ninguna referencia conceptual. Parménides la usó para distinguir la “vía de la verdad”, de la “vía de la opinión”.

Platón, señaló que doxa u opinión, se refiere a un conocimiento fenoménico, o sea, superficial y por lo tanto engañoso, de apariencias, ilusorio. No es un verdadero conocimiento de la realidad, dado que es “falso como apariencia de sabiduría”.  Dice que son “aquellos cuyas palabras en el Ágora van más rápido que sus pensamientos”; lo cual explica a través de la alegoría del mito de las cavernas. O sea, no brinda certeza absoluta. Contrariamente, la palabra episteme, significa ciencia.

Dicho en términos aceptables, doxa es opinión y episteme es criterio. Siendo que esta palabra, es lo que se refiere a un conocimiento científico de la realidad. Es objetiva y requiere pruebas de verificación. En tanto que la primera, es una palabra ligera, sin contenido certificado. Va cubierta más de subjetividad.

Decir como veo a mi patria, puede significar desde una dimensión, una visión superficial, engañosa y fantasiosa de percibirla. Y otra, que examina a fondo el sustrato con el que se concibe el cemento de la construcción conceptual de mi patria.

Generalmente entendemos aparentemente, que opinión y criterio son coincidentes, porque no logramos distinguir el polvo y la esencia de las palabras. Está claro que hay inmensas diferencias por ejemplo, al escuchar opiniones sobre la vida nacional, en lo económico, político, social, deportivo o cultural. Y aún más, se da el caso que algunas personas pretenden con actitudes rimbombantes situarse aparente y ritualmente, hasta las cumbres intelectuales cuando procuran externar entre comillas, discursos políticos demagógicos o análisis coyuntural. Se autoengañan pensando que sientan cátedra sobre los acontecimientos nacionales o internacionales. Algunos logran alcanzar cierta notoriedad a partir de una cultura referencial sobre la base de lectura de artículos ligeros, textos o frases de hombres lúcidos o cubierta de libros que nunca leen. Es como afirmó Platón, esto es doxa, opinión o “apariencia de sabiduría”.

Para ilustrar lo que escribimos, me remito, a las palabras dictadas por el filósofo francés Edgar Morin, al señalar que “en una democracia un ciudadano se define por su solidaridad y su responsabilidad con respecto a su patria. Lo cual supone el arraigo en él de su identidad nacional”. Pensando eso sí, que la defensa de la identidad cultural reviste hoy día un valor decisivo.

Y como dijo mi papá, Manuel España, ahí está el blen. O sea, el secreto del contenido de la palabra patria. En Guatemala, particularmente, la patria, tal y como la estudió Severo Martínez, es la de los criollos, de ahí, que hablar hoy de identidad, termina siendo un contrasentido, porque ya no es sólo la de los criollos, sino de los mestizos, ladinos, garífunas, mayas, migrantes. Se amplió el concepto y se abrieron los horizontes. No queda otro camino, sino como dijo el poeta Julio Fausto Aguilera “La patria que les digo, -la que ansío será, pues la defino y canto- por el trabajo es pan, es luz, es gozo; no conoce al méndigo ni al parásito”.  

Escudriñar como veo a mi patria, me conduce a la manera que tienen los historiadores y poetas, de sumergirse en la esencia de lo real, traspasando las falsas apariencias que devienen de la opinión.

Acudo hoy, a los versos del poeta costarricense Jorge Debravo, para acercarme y comprender como veo mi patria: “Yo no quiero un cuchillo en manos de la patria. Ni un cuchillo ni un rifle para nadie; la tierra es para todos, como el aire”. Porque tal y como indica Simone Dominique, vivimos procesos de segmentación y fragmentación, por lo que “se necesita el fortalecimiento de la cohesión social y el desarrollo de un sentido de conciencia y responsabilidad social que se convierta hoy día, en objetivos sociales y políticos importantes”.

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