Percepciones y realidades del proceso electoral 2023
Reflexiones
Las percepciones son la imagen mental que se forma con la ayuda de la experiencia y el conocimiento del entorno, resultado de un proceso de selección, organización e interpretación de ideas. Ellas resultan de un notable manejo analítico de la información respectiva.
Las realidades son la suma de todo lo existente en el contexto de un sistema, en contraposición a lo que es solo imaginario. El término también se usa para referirse al estado ontológico de las cosas, lo que revela su existencia.
En este proceso de elecciones generales 2023 cada uno de los guatemaltecos tiene sus propias percepciones de lo que ha acontecido en este proceloso proceso, así como, de las realidades que se han denunciado a lo largo y ancho del país, con la complicidad del desaforado Tribunal Supremo Electoral que como nunca antes visto dio una catedra de lo que es la toma de decisiones de manera discrecional, provocando una crisis de insospechado desenlace.
Las percepciones de los analistas políticos coinciden en su mayoría en que después del 20 de agosto se judicializará más el proceso electoral por parte del Ministerio Publico y de la Cortes, acciones que irán encaminadas en contra del Movimiento Semilla y su grupo promotor si estos llegasen a ganar las elecciones.
Una percepción fundamentada en hechos develados por la CICIG es que en estas elecciones hay miles de millones en juego. La impronta que dejo la FECI de Sandoval en el inconsciente colectivo es precisamente que muchos actores políticos, económicos y sociales formaron a inicios de este siglo, una alianza para favorecerse del Estado, lo que se ha dado en llamar en el mundo como la narcocleptocracia.
Los guatemaltecos percibimos que en esta segunda vuelta electoral estamos ante una disyuntiva existencial: el continuismo nefasto, clientelar y henchido de opacidad y el viraje hacia el cambio, hacia una nueva era democrática, creando las condiciones para el desarrollo sostenible de la nación.
Es indecente e irrespetuoso que Sandra Torres considere que todos los guatemaltecos son unos ignorantes y haga ofrecimientos ridículos que sabe muy bien que jamás cumplirá, engañando al pueblo que no ha tenido la oportunidad de asistir a la escuela (3.6 millones de analfabetas) y al amparo del promedio de escolaridad en el país (5.59) de acuerdo a datos del INE. Esta candidata piensa que aliándose a personajes desprestigiados como Joviel Acevedo (lista Engels) obtendrá los votos del magisterio nacional, sin saber que el impresentable líder es ampliamente rechazado en ese gremio.
Otra de las percepciones es que los equipos que acompañan a Bernardo Arévalo piensan que los guatemaltecos creen que su candidato es una especie de super héroe, que ha venido a salvarnos de todo mal. Han entrado a la competencia de ofrecimientos y carecen de una verdadera organización territorial, lo que limita su accionar. Es el momento de demostrar que hay diferencias substanciales con el otro partido político, siendo coherentes con los planteamientos a la población.
Ambos partidos deben de aterrizar ya, y entender que el presupuesto que heredará la actual legislatura hará complicado cumplir con tanto ofrecimiento, lo que generará desgaste en los primeros cien días, tendrán que formar equipos de tecnócratas de alto perfil para garantizarle a la población una gestión gubernamental eficiente, eficaz y transparente.
Entre percepciones y realidades se sabe que en las elecciones del 25 de junio los simpatizantes de la mayoría de partidos votaron cruzado, votaron por sus candidatos a alcaldes y diputados y no por su presidenciable. El rechazo a los binomios de acuerdo a las percepciones, tiene su origen en no presentar una propuesta coherente al combate a la corrupción y a la impunidad reinante en el país, en ese rio revuelto surgió Arévalo.
La pregunta es valida para formar criterio ¿Cómo puede una persona acusada de actos al margen de la ley combatir la corrupción?
Ciudadano usted decide este 20 de agosto.
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